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En el programa de Tolerancia Cero del domingo 25 de septiembre el Director de
Veamos por escrito.
Fernando Villegas, en el programa nocturno con Labbé, adoptó su pose de intelectual de derecha anti politically correct e intentó darle un curso de sociología de los movimientos sociales al siniestro personaje que no obedece a razones sino a una concepción de la autorictas proveniente del fascismo español. Si la teoría de los movimientos sociales pertenece a la teoría crítica, en la boca de Villegas sus definiciones aparecían como salidas del alumno que repite de memoria. De mala calidad. Eso sí, denota; para analizar la profundidad del movimiento social antisistema actual, los “intelectuales” y opinólogos orgánicos del régimen no manejan ni conceptos ni análisis. Al menos Villegas tomó prudente distancia del cavernario.
El tercer animador, Matías del Río, centrado en una actitud periodística “objetivista” trató de arrancarle al UDI y ex Oficial DINA una declaración donde Labbé reconocía lo que todo el mundo presumía: que éste se había comunicado con el ministro de Educación Bulnes antes de anunciar sus decisiones y provocaciones violentistas y discriminatorias con los estudiantes. En este punto del programa, la imagen televisiva rebasaba de sentido, pues en la sardónica sonrisa del Alcalde de Providencia el flemático Bulnes apareció no sólo en el bolsillo del ex agente de
Así, mientras en
Nadie cuestionó las premisas ideológicas de Labbé. Porque cuando se defienden los intereses de los sostenedores y el lucro, se utiliza lo que está a la mano de los esbirros elegidos por las clases medias propietarias de Providencia angustiadas por el “desorden” y unidas detrás de su alcalde en la defensa de la sacrosanta propiedad privada. Y en una sociedad mercantilista y neoliberal como ésta, la propiedad de los sostenedores de colegios y universidades es un valor superior a un bien social como la educación. Los estudiantes lo saben; Labbé y los panelistas de Tolerancia Cero parecen ignorarlo. ¿Periodistas con mala formación o periodistas al servicio de
Lo peor fue la actitud de Cristián Bofill. Con su cara de niño bueno del “periodismo objetivo” (de “datos duros” señalan), el Director del medio impreso que se presenta como un diario serio (de “referencia” se dice), pero que se ha dedicado sistemáticamente a incitar en sus editoriales a la represión del pueblo mapuche manipula los mismos controvertidos argumentos de Labbé: la necesidad del uso de la violencia para restaurar un supuesto resquebrajamiento de la autoridad del Estado Neoliberal.
Un somero análisis de contenido demostraría que en el diario dirigido por Bofill se dan los peores rasgos del periodismo ideológico y parcial acostumbrado al epíteto y a la construcción interesada de la información y del “enemigo”. Cabe recalcar la paciencia del movimiento estudiantil ante los ataques del tabloide de Bofill. E invito al lector a leer
Con estas estrategias político-comunicacionales se realza la postura de los “moderados” que se sientan a la mesa a “negociar” y se denosta la de los motejados como “ultras” o “radicales” que paradójicamente argumentan sus posiciones (nótese la argumentación de los sectores mayoritarios de
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(*) “Los periodistas, escribe Anne-Marie Gingras, normalizan una situación cuando durante una situación problemática les solicitan a los políticos que precisen sus acciones, proyectos e intenciones. Pero centrando su atención en la acción de los poderes políticos, permitiéndoles a éstos que ocupen todo el espacio mediático […] De esta manera los problemas permanecen en el marco organizado por las autoridades del Estado incluso cuando éstas improvisan y aplican una solución no aprobada […] La normalización tiende a descartar las reacciones populares e insiste en la acción tranquilizadora de los poderes políticos. Esto fomenta la despolitización de los ciudadanos y excluye a la sociedad civil de la participación democrática”. Médias et démocratie, le grand malemtendu, Presses de l’Université du Québec, 2009, 290 páginas.
(**) Ver en página R8 de