La inminente llegada hoy del potente huracán Yasi a las costas del noreste de Australia, mantiene a sus habitantes en estado de alerta máxima.
Autoridades meteorológicas y del gobierno orientaron a los pobladores de la turística ciudad de Cairns, en el estado de Queensland, permanecer en sus hogares una vez que la evacuación de decenas de miles de personas culminó debido a la cercanía del violento ciclón que deberán alcanzar categoría V al tocar las costas del noreste australiano.
La primera ministra de Queensland, Anna Blight, se ha mantenido alertando a los ciudadanos de ese territorio, anegado desde hace tres meses por las fuertes precipitaciones que afectan el país desde noviembre último.
Blight advirtió que las próximas 24 horas serían terroríficas para los asentados en los territorios entre Cairns e Innisfail, por donde se prevé que atraviese el destructivo centro de Yasi en horas de la medianoche.
Urgió a los habitantes a reforzar sus hogares y no moverse de ellos a fin de evitar males mayores por el paso de este ciclón que consideró el peor registrado en la nación desde épocas de la Primera Guerra Mundial.
Hasta el momento, vientos de 90 kilómetros por hora dañaban las palmeras y comenzaban a hacer estragos en las costas e islas de la trayectoria de la peligrosa tormenta y se espera que alcance los 300 kilómetros por hora al tocar tierra.
Centros comerciales, escuelas y hospitales fueron convertidos en albergues de evacuados para más de 10 mil 600 personas.
Asimismo, el servicio nacional de meteorología reportó que olas de hasta casi tres metros de altura golpean ya los litorales de Queensland, donde el meteoro afectará a cerca de 400 mil pobladores en sus primeros momentos.
El lunes último, este país sufrió también los embates del ciclón Anthony, de categoría dos, que con ráfagas de viento de hasta 150 kilómetros por hora tumbó árboles de raíz y dañó cables de alumbrado eléctrico en varias localidades.
Las inundaciones de hace tres meses han causado en Queensland y otros estados 35 muertos, miles de damnificados y cerca de 30 mil viviendas destruidas entre otras infraestructuras, con pérdidas estimadas de hasta 20 mil millones de dólares.