Dos economistas de la Universidad de Princeton, Anne Case y Angus Deaton, este último premio Nobel de Economía en el 2015, en una perturbadora publicación en The Brookings Institution, de la primavera del 2017, que ha impactado en los multimedia de EEUU, demuestran que los “blancos no-hispanos” estadounidenses de “edad mediana (de 45 a 54 años)” menos educados, quienes exhiben mayor desempleo y menos oportunidades de encontrar trabajo, fallecen en forma desproporcionada debido a una mayor incidencia de las “muertes por desesperación” (despairdeaths) –que se subsumen en sobredosis de drogas, enfermedades alcohólicas y suicidios.
La nueva publicación es continuación de una previa de los mismos autores en Proceeding of International Academy Science
En una entrevista, Deaton sentencia que se trata de “una historia del colapso de la clase trabajadora blanca” cuando “el mercado laboral se ha volteado en su contra”.
A mi juicio, ello explica la ignominiosa erección del “muro Trump” que comporta varios aspectos multifactoriales: guerra demográfica de los supremacistas blancos –primordialmente, de los desempleados–; guerra contra la importación de heroína que controla(ba) El Chapo Guzmán, y un asunto de “seguridad nacional”, además de propiciar un suculento negocio para la empresa constructora de muros de Israel, desde Gaza hasta Texas: Magal Security Systems.
Más allá del vulgar reduccionismo mercantilista al que son adictos los fracasados economistas aldeanos del “México neoliberal itamita”, el trumponomics –que comporta una inversión de un millón de millones de dólares en manufactura/infraestructura– está destinado no solamente a la creación de empleos de los blancos abandonados y víctimas de una “carnicería” (Trump dixit), sino, también, a la lucha contra las “muertes de la desesperación” que generó y exacerbó la depredadora globalización que ha aniquilado a las clases medias, primordialmente de raza blanca, desde Gran Bretaña hasta EEUU, lo cual catalizó el Brexit y su hermano simbiótico del trumpismo a los dos lados del noratlántico anglosajón.
Nada menos que el tres veces candidato presidencial, muy cercano al defenestrado Nixon, del ala paleo-conservadora del Partido Republicano, Pat Buchanan, explaya en forma prístina el fenómeno del trumpismo y su corolario, el trumponomics, lo cual, a su juicio, le concedió el triunfo presidencial: “Trump vio a la parte del centro (Middle) de EEUU recular por el cambio demográfico fomentado por las invasiones del Tercer Mundo, y prometió frenarlas. Mientras nuestras transnacionales quemaban incienso en el altar de la economía global, Trump visitó a las víctimas de la clase trabajadora. Y aquellos estadounidenses olvidados en Pennsylvania, Ohio, Michigan y Wisconsin le respondieron” y siguieron su mantra: “EEUU primero”.
El estudio de los dos economistas de Princeton es sumamente revelador porque se concentra en un segmento de edad mediana de los “blancos no-hispanos” cuando otros estudios sobre la sobredosis de heroína/fentanilo prevalece en el segmento de los pudientes jóvenes blancos millennials: nacidos después del 1980 y la primera generación del nuevo milenio.
Siempre me he rebelado contra la dictadura semántica de la racista y clasista Oficina del Censo de EEUU que en forma incorrecta utiliza “hispano” en lugar del más correcto término de “latino”.
Si el factor de la “no-educación” brilla intensamente en el deterioro de la salud física y mental de los desempleados blancos no-hispanos, en el segmento de los millennials blancos no es el común denominador ya que sus drogadictos pertenecen a la clase pudiente y universitaria.
Los autores colocan en la picota a los opiáceos, pero no se les escapa que la causa principal es la globalización.
Un tuit de Buzz Feed News sint
La ausencia de salarios estables y bien pagados para este segmento de blancos ha provocado estragos mentales: dolor, distrés y disfunción social que se han exacerbado debido a la falta de solución de su causal.
Las “muertes por desesperación” se acompañan de una participación reducida de la fuerza laboral, disminución en las tasas de matrimonio e incrementos en reportes de pobre salud física y mental que carecen de apoyo socioeconómico: “el efecto combinado significa que las tasas de mortalidad de los blancos con un grado no mayor a secundaria, que eran alrededor de 30% menos que las tasas de mortalidad de los afroamericanos en el 1999, creció 30% más que la de los afroamericanos en el 2015”. ¡Vaya drama!
Las “muertes por desesperación” van de la mano con una disminución en el progreso contra la mortalidad de las enfermedades cardíacas y el cáncer, los dos máximos asesinos de la mediana edad.
Según Chicago Tribune, “esta dinámica ayudó a alimentar el ascenso del presidente Donald Trump, quien ganó un amplio apoyo entre los blancos con solo un diploma de secundaria”.
El grave problema se acentúa debido a que al unísono de la automatización/robotización, los desempleados blancos sin estudios universitarios recibirán ingresos menores en el futuro.
Aquí se derrumba el mito de que los desempleados blancos sin educación universitaria no ocuparían los trabajos de faena que ejercen los migrantes latinos, ya que, como se desprende del estudio de marras, la tendencia “consistente” es que el segmento de hombres que padecen la “muerte por desesperación” desciende cada vez más los escalones degradantes de trabajos menos calificados.
Chicago Tribune expone que en otras investigaciones han encontrado que “los estadounidenses con solo diplomas de secundaria tienen menos probabilidad de casarse o de comprar un hogar, pero que tienen más probabilidad de divorciarse si llegaran a casarse”. A juicio de Deaton, toda esta constelación psico-socio-
Los puntos geográficos más golpeados incluyen los estados de los Apalaches, como West Virginia y Kentucky, que también abarcan áreas como Maine, Baltimore y la parte oriental del estado de Washington, cuyos “patrones son evidentes en los sectores rurales y pequeños condados con algunas amplias áreas metropolitanas”.
En forma comparativa, el mismo segmento estudiado en Europa con educación limitada ha reducido sus tasas de muerte, lo cual se atribuye a sus programas sociales y a su red de seguridad social.
*Analista mexicano de origen libanés, especialista en geopolítica