Según un informe entregado al Senado por el Servicio de Impuestos Internos en el año 2003, hasta esa fecha, sólo una minera extranjera había pagado algo de impuesto a la renta en Chile. Las otras no habían pagado UN SOLO PESO de impuesto a la renta. Peor aún, tenían pérdidas tributarias acumuladas de US$ 2.700 millones, deducibles de futuras ganancias, lo que quiere decir que la mayor parte de estas mineras continuarían sin pagar impuesto a la renta los años 2004, 2005, 2006, hasta que desaparecieran esas pérdidas acumuladas.
Sin contar el oro, la plata, molibdeno y otros subproductos, en el periodo 1990-2003, las mineras extranjeras se llevaron de Chile alrededor de 30 millones de toneladas de cobre, que al precio promedio del año 2013 (US$ 3,32 la libra), arrojan la asombrosa suma de US$ 220.000 millones. En todo ese periodo solo una minera tributó (apenas US$ 1.145 millones), pero entre todas se llevaron US$ 220.000 millones desde Chile: un robo con alevosía y premeditación de nuestro cobre.
El Informe del SII al Senado constata que el pillaje del cobre por empresas extranjeras es el perjuicio, daño o estrago más colosal de la historia de Chile. Las cifras hablan por sí mismas: no ha habido en nuestra historia un desastre económico mayor que la inversión extranjera en nuestra minería. Sin embargo, este Informe nunca fue difundido en la prensa, ni en la radio y ni en la televisión.
La magnitud de este desastre es prácticamente desconocido por el pueblo de Chile. Peor aún, gran parte piensa que la inversión extranjera es beneficiosa para el país. La discreción obligada de los medios de comunicación con relación al daño que provoca la inversión extranjera en la gran minería no es una casualidad: ha sido planificada y generosamente pagada por las transnacionales mineras y con el gentil auspicio de todos los gobiernos desde 1990 al día de hoy.
Las mineras extranjeras no son las únicas responsables del desastre, porque no han hecho sino comerse el afrecho que generosamente o corruptamente les fue entregado por los gobiernos de la Concertación.
Al final de la dictadura en 1989, solo existían dos mineras extranjeras, Mantos Blancos y La Disputada(hoy Anglo American Norte y Sur). Ambas producían alrededor de 180 mil toneladas de cobre. El año 2003 las mineras extranjeras alcanzaron una producción de 3,2 millones de toneladas, 18 veces más que el año 1989. Los 30 millones de toneladas de cobre que se llevaron durante ese periodo, más el oro, la plata, el molibdeno, etc., se perdieron para siempre y nadie nos puede devolver lo ya perdido. Solo nos quedan los ojos para llorar tan monumental descalabro.
Pero, si bien no podemos recuperar lo perdido, todavía nos queda mucho cobre, para más de un siglo de explotación. De aquí en adelante podemos impedir que nos sigan robando.
La recuperación del cobre es perfectamente factible porque ya no existe Concertación: fue remplazada por una nueva coalición, la Nueva Mayoría, que ganó ampliamente la presidencia y cuenta con una mayoría aplastante en el Congreso Nacional.
Esta coalición que incluye al Partido Comunista, hizo nacer grandes esperanzas que se estableciera una política de recuperación de nuestro cobre, porque es conocido que el PC sostuvo una política de recuperación de nuestro cobre. El PC siempre mantuvo una clara posición contra la inversión extranjera en la minería y en favor de la Nacionalización.
Pero tendremos que esperar otros cuatro años para que exista un gobierno que pueda tener una política de recuperación del cobre, porque en una entrevista con medios alternativos, interrogado al respecto, el presidente del PC, diputado Guillermo Teillier respondió:
“El Partido Comunista está a favor de la renacionalización del cobre, sin ninguna duda. También está a favor de la recuperación de recursos naturales como el agua. Lo vamos a plantear, los vamos a argumentar y vamos a defender esa posición, que es compartida por la inmensa mayoría del país. Ese planteamiento lo hicieron nuestros candidatos a diputados. Ahora bien, nosotros somos parte de un acuerdo político y programático, la Nueva Mayoría, donde muchos profesionales, expertos y parlamentarios consideraron y evaluaron que no era posible avanzar en eso hoy -en términos reales-, en estos cuatro años de gobierno. Eso es un hecho real, concreto, y no se pueden construir programas en base a retóricas o consignas. Pero eso no quiere decir que no tengamos una estrategia progresista y democrática, y seguiremos demandando la recuperación de nuestros recursos naturales”.
La importancia de esta declaración del Presidente del PC reside en que nos revela que en los próximos cuatro años del gobierno de la Sra. Bachelet, existe un acuerdo, un compromiso de no cambiar absolutamente nada en la actual política minera de depredación de nuestros recursos naturales.
Esto ya lo sabíamos porque el Programa de Gobierno de la NM era conocido desde hace varios meses, y este no contempla ningún cambio en minería. Pero, más allá del programa, se podía legítimamente tener la esperanza que algunos cambios serían factibles. La respuesta de Teillier nos deja muy claro que ya existe un compromiso de no buscarse problemas con el gran capital.
La confirmación que no habrá ningún cambio en la política minera lo aportó la designación de la Ministra de Minería, Sra. Aurora Wiliams, que no tiene ni experiencia ni conocimientos de minería. Total si no se va a hacer nada para que habría que tener experiencia y conocimientos en minería. Para subsanar esta ligera deficiencia, fue designado Subsecretario de Minería el Sr. Ignacio Moreno, un profesional que si tiene experiencia en minería, pero que ha estado al servicio de transnacionales mineras.
Lo más extraño de todo esto es que el PC haya aceptado participar en un gobierno que se compromete a no realizar ningún cambio en el cobre, que es lo más importante que tiene el país, que a pesar de los robos de las mineras extranjeras, aporta el 50% de las exportaciones y cerca del 20% de los ingresos del Fisco.
Creemos, que más temprano que tarde, por propia voluntad, el PC tendrá que retirarse del gobierno de la NM que opera abiertamente a favor de las transnacionales mineras.