Diciembre 11, 2024

Gonzalo Díaz, premio Nacional de Arte y candidato a Rector de la U. de Chile: “Gratuidad universal, no hay vuelta atrás”

El Estado chileno de los años 30, 40, 50, 60 e inicios de los setentas del siglo recién pasado, infinitamente más pobre y precario que el poderoso Estado chileno actual, construyó sin embargo, con la poquedad de esa verdadera escasez, no uno, sino dos sistemas públicos: el de educación y el de salud pública, que distinguieron a la República de Chile en el continente y en el “mundo” entero.

 

Es más que razonable la enorme preocupación surgida de inmediato y en amplios sectores, por el nombramiento de la Sra. Claudia Peirano en la Subsecretaría de Educación.

 

En la ya famosa y muy citada Carta al Director publicada por el diario El Mercurio en noviembre de 2011, comparte la Sra. Peirano la preocupación de los demás firmantes, entre los que se encuentran Patricia Matte, José Joaquín Brunner y Harald Beyer, de que “nuestros líderes políticos estén pensando en extender de modo masivo, más allá de la gradualidad que pueda acordarse, una política amplia de gratuidad en la educación superior”, continuando su “aporte a las políticas públicas” con la verdad del porte de un buque, de que “tratándose de montos cuantiosos en un mundo de recursos escasos”, aquélla pretensión de nuestros líderes políticos “significará necesariamente postergar la reducción de los déficits en la educación preescolar y escolar”.

 

El sentido y el contexto de dos expresiones empleadas en la carta pasan inadvertidos en este mar técnico de verdades: “extender de modo masivo” y “mundo de recursos escasos”. Con respecto a la primera  –la expresión se deforma en el entendimiento auditivo como “extender de modo nocivo”–  su contexto de sentido es nada menos que el derecho a la educación, que como tal, debiera alcanzar a todos los individuos y que, como todo derecho, debe ser administrado, suministrado, en forma oportuna y sin la más mínima de las diferencias.

 

La palabra “mundo” de la segunda expresión, se supone que es empleada como sinónimo de ámbito, que en el contexto de la carta, corresponderá al ámbito de la educación pública. Se podría entonces haber escrito en la carta que “la escasez de recursos del ámbito de la educación pública es una realidad construida, literalmente, a la fuerza”, escasez que los firmantes de la citada carta han colaborado a profundizar, naturalizándola en sus análisis y propuestas técnicas. Hay escasez en este ámbito porque el grueso de los aportes tributarios de todos los contribuyentes chilenos son desviados, desnaturalizándolos, a donde no debieran nunca haber ido. El Estado chileno de los años 30, 40, 50, 60 e inicios de los setentas del siglo recién pasado, infinitamente más pobre y precario que el poderoso Estado chileno actual, construyó sin embargo, con la poquedad de esa verdadera escasez, no uno, sino dos sistemas públicos: el de educación y el de salud pública, que distinguieron a la República de Chile en el continente y en el “mundo” entero. Fuimos beneficiarios de esos sistemas públicos –una construcción hecha por un pueblo, una Nación entera, que caminando a duras penas sabía ir para el mismo lado fraterno del bien común–  todos los firmantes de esa y de esta carta.

 

Esto sobre gratuidad, porque sobre lucro, la futura Subsecretaria también tiene su historia.

 

Difícil será el próximo inicio del gobierno de la Presidenta Bachelet. Difícil será, desde el inicio, el gobierno de la próxima Patrona de la Universidad de Chile.

Gonzalo Díaz

Profesor Titular

Facultad de Artes, Universidad de Chile

Premio Nacional de Arte

Candidato a la Rectoría de la Universidad de Chile

 

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