
El planeta tierra está a las puertas de entrar en los tiempos del bíblico Armagedón. En otras palabras, hoy existe el grave peligro que se desate la tercera guerra mundial. Y este horrible fenómeno está más cerca que nunca desde el año 1945. Un Estado relativamente pequeño, pero armado con centenas de armas nucleares y también con los cohetes necesarios para trasportar su mortífera carga a cualquier parte del planeta; está enfrascado en una catastrófica disputa con los Estados Unidos.
El líder de dicho belicoso país, es un joven tirano descendiente de la familia que liberó a Corea del Norte de la dominación japonesa. Este es un líder fanático y que está dispuesto a todo en caso de que su país sufra un ataque preventivo a sus instalaciones nucleares. Este tipo de ataque es precisamente lo que algunos expertos en relaciones internacionales le está hoy día recomendando al Presidente Trump. Esta peligrosísima estrategia se denomina “la nariz sangrando” y ella tiene por objeto enseñar al líder norcoreano que a los Estados Unidos no se le amenaza gratuitamente, pues el coloso americano es el hegemón planetario, dotado de poder suficiente para pulverizar a Corea del Norte. Esto en el caso de que el pequeño país no entienda las reglas de conducta internacional implantadas por Estados Unidos.
Desafortunadamente para los Estados Unidos, este tipo de consejo “ensangrentar la nariz de los pequeños matones peligrosos”, es una estrategia que sí sirvió para la última década del siglo XX. En los años 90, los Estados Unidos podían disciplinar sin problemas a Estados parias tales como Yugoslavia o Irak, y todo esto porque los Estados Unidos era efectivamente el hegemón mundial que gobernaba un mundo unipolar. Esto lo podía hacer pues su mortal rival, la Unión Soviética, había desaparecido a finales de los años 80 y China todavía era un país en desarrollo, incapaz de competir con el aplastante poder militar de los Estados Unidos.
No obstante, hoy en día, las relaciones de poder en el planeta son totalmente distintas. En 25 años el planeta cambió, de la unipolaridad a la multipolaridad. Hoy día existen 8 polos de poder, y la mayoría de ellos tienen armas nucleares suficientes para arruinar y destruir totalmente el planeta. La civilización occidental, dominó absolutamente en los años 90 del siglo XX, pero en la actualidad es una civilización en aguda decadencia. Europa, la parte oriental de la civilización occidental, está envuelta en una profunda crisis. La democracia liberal globalizante y cosmopolita, esta gradualmente desapareciendo y en su remplazo, se han instalado regímenes populistas, nacionalistas y anti globalizantes. El Reino Unido se salió de la Unión Europea, y una creciente marea de resentimiento nacionalista está inundando a la mayoría de los países europeos. Por su parte, el lado americano de la civilización occidental, ha también entrado en una profunda crisis. Un presidente populista, nacionalista y anti globalizante, se ha instalado en la Casa Blanca a partir de comienzos del año 2017. Como consecuencia de sus cambios radicales, la civilización occidentalya no controla ni dirige el planeta. La unipolaridad de los Estados Unidos ha dejado de existir, y si esta potencia insiste en disciplinar a Corea del Norte, el resultado será una tercera guerra mundial.
La oportunidad para castigar a Corea del Norte, y sin producir una tercera guerra mundial, se dio en los años 90 del siglo XX. Pero esta oportunidad no fue aprovechada ni por el presidente Bush padre, ni por el presidente Clinton. Ambos presidentes sí tenían el poder militar para destruir el escaso poder nuclear de Corea del Norte, y China no estaba en condiciones de impedir dicha destrucción. Hoy día, 25 años después, la situación planetaria es totalmente diferente. Hoy la multipolaridad se ha consolidado, y esto quiere decir que hay 8 civilizaciones, la mayoría de ellas equipadas con armas nucleares y con los cohetes para transportarlas. Cada civilización tiene un hegemón regional. Y es así como la civilización asiática tiene como hegemón a China, la civilización hindú tiene como hegemón a la India, la civilización ortodoxa tiene como hegemón a Rusia, la civilización latinoamericana tiene como hegemón a Brasil, la civilización musulmana tiene como hegemón a Paquistán, la civilización africana tiene como hegemón a Sudáfrica y la civilización occidental tiene como hegemón a los Estados Unidos.
Se supone que en este nuevo mundo multipolar, el hegemón regional es la potencia encargada de resolver los problemas y disputas dentro de su área de influencia y control. También se supone que para evitar catastróficos conflictos bélicos, cada hegemón regional tiene la obligación de no interferir en los asuntos de las otras civilizaciones. Su poder militar sólo se puede usar dentro de la civilización que éste hegemón regional dirige y controla. Por lo tanto, de acuerdo a este nuevo orden mundial, las insolencias y transgresiones de Corea del Norte deben ser disciplinadas y controladas por China. Si Estados Unidos insiste en intervenir militarmente en Corea del Norte, el resultado de esta intervención puede fácilmente terminar en la tercera guerra mundial, con consecuencias catastróficas para todo el mundo.
El presidente Trump, si desea evitar la destrucción de su país, y también la destrucción de gran parte del planeta, debería cumplir con su promesa hecha en la última campaña electoral de que Corea del Sur debe defenderse, al igual que Japón, con sus propias armas nucleares. Durante su campaña presidencial, Donald Trump señaló con claridad, que ambos países eran suficientemente ricos y poderosos para costear sus propios gastos de defensa militar. Agregando que los Estados Unidos ya estaban cansados de tener que financiar la defensa de aliados poderosos y ricos. El mismo mensaje fue dado a sus aliados europeos, señalando que ya era hora que países ricos y poderosos asumieran los costos de su propia defensa. Se añadía que los Estados Unidos se estaban arruinando con todos estos gastos y que durante su futura administración la prioridad fundamental era reconstruir el poder económico de los Estados Unidos, y para ello se tendrían que gastar trillones de dólares en la reconstrucción de su industria y una nueva y moderna infraestructura, ambas arruinadas por las políticas absurdas y globalizantes de los presidentes que gobernaron su país a partir de los años 90 del siglo XX.
Si el presidente Trump, decide cumplir con su promesa hecha durante su campaña electoral, deberá discutir los arreglos necesarios para retirarse militarmente de Corea del Sur. La próxima reunión con el líder norcoreano debería, con mucha seriedad, acordar las etapas de dicha retirada. Con esta sabia decisión, Trump probablemente recibirá el Premio Nobel de la Paz, y pasará a la historia como el líder que lo logró evitar la tercera guerra mundial. Para que Donald Trump logre explicar su nueva política hacia Corea del Norte debería repartir copias del capítulo 12 del libro titulado “El Choque de Civilizaciones”, escrito por Samuel P. Huntington en 1996. En este capítulo titulado:“Occidente, las civilizaciones y la civilización” se encuentra magistralmente resumida toda la teoría huntingtoniana referente al nuevo mundo multipolar que este autor visualizó hace 25 años atrás. Aquí se describe en detalle un escenario catastrófico donde los Estados Unidos intervienen en el mar del sur de China para defender a Vietnam de un ataque chino. La intervención estadounidense en favor de Vietnam, desencadena una serie de eventos que gradualmente involucran a casi todo el planeta en una desastrosa guerra global. Como consecuencia de esta catástrofe, los Estados Unidos son destruidos al igual que China y gran parte del hemisferio norte. Dejando a aquellos países que no participen de esta guerra, particularmente aquellos en el hemisferio sur, los encargados de regenerar el mundo. En el caso del continente americano, Huntington deja este proceso en manos de los países latinoamericanos que sobreviven intactos al conflicto y ayudan a reconstruir a los Estados Unidos con la implementación de una nueva especie de plan Marshall.
F. Duque Ph. D
Cientista Político
Puerto Montt, 12 de marzo de 2018