Diciembre 4, 2024

Iván Moreira no estará en el cielo de Juan Canut

No fue suficiente confesar que había cometido… “un error personal” .

Con sus ojos húmedos pensaba que había traicionado a Jean Canut. Colocó su cara de cordero degollado y payaso pobre. En la UDI le prestaron una mesa, le quitaron la bandera y leyó con cara de palo de gallinero una declaración precaria, sin contenido, y de un analfabetismo jurídico digno de un corrupto.

 

Se podría decir que este senador imputado, sentado hoy frente a un tribunal buscaba sencillamente una foto, algo así como si hubiera conversado con su pastor, o escuchado el ruido del bastón que se lo están comiendo las termitas, ese, que le regaló su tata Pinochet.

Iván Moreira declaró que el olor a azufre en su billetera había sido obra de dos luciferes, Carlos Lavín y Carlos Délano, junto al cómplice Hugo Bravo, que todavía debe andar en busca de la puerta de alguna entrada en alguna esquina quien sabe dónde. El diablo le había ganado aquella batalla y él buscaría en la oración y el arrepentimiento, la salvación para el error personal cometido.

Las pocas luces que lo sostienen respirando, lo llevaron a presentar documentos falsos en el SII, las vaporosas y conocidas boletas ideológicamente falsas, por trabajos/informes/cuadros estadísticos que nunca se hicieron, todo era mentira, un pecado de Iván, eso no es un error personal, es DELITO, y los que cometen delitos son delincuentes.

No es lo mismo cruzar la calle con luz roja que intentar no pagar impuestos. Su defensa sostiene que la ley lo permite, lo que NO dicen es que ellos hicieron aquella ley tramposa.  

Esconder dineros mal habidos, es a todas luces una conducta ciudadana reprochable, repudiable en un país como Chile donde la política tributaria es insuficiente y favorece a los grandes empresarios con sus enormes empresas, con sus grandes bancos, con sus grandes consorcios, eso, para favorecer sencillamente a los que tienen enormes fortunas.  

Iván Moreira, actual senador UDI, el partido con más diputados/senadores investigados por blanqueo de dineros, delitos tributarios, boletas falsas y con algunos ya condenados como Jovino Novoa, y otros que han conocido la cárcel como Orpis, este senador Moreira, furibundo admirador de un dictador, se concertó con sus colaboradores más cercanos, su secretaria, su chofer y les pidió le facilitaran boletas para poder justificar dineros que los franciscanos descalzos Carlos Lavín y Carlos Délano de la congregación Penta, junto al monaguillo Hugo Bravo, quienes eran los dueños de las llaves de la felicidad, del paraíso parlamentario y del pozo de los deseos, le regalaron al senador Iván Moreira para financiar su campaña senatorial. Un poco del raspado de la olla, bencina para algunos metros.

De público conocimiento es que los coroneles de la UDI lo mandaron al sur para que allí muera, hacerlo desaparecer políticamente. Le quitaron su distrito que le habían prestado en Santiago. Mascando su rabia no quiso bajar sus carteles que lo instalaban en Santiago, finalmente los calendarios sirvieron para envolver pescados en las ferias libres de su distrito frustrado

Llorando como si de una Magdalena cesante se tratara, buscó una pensión en calle Urmeneta en Puerto Montt, y se lanzó a predicar la palabra, su palabra. En su memoria guardaba sus tiempos cuando con dineros de la Secretaria Nacional de la Juventud dirigida por Patricio Melero, se paseaba por China y otros países tratando de aumentar su conocimiento del mundo, y por supuesto diciendo que todo lo que publicaban en contra de la dictadura de las FF.AA era mentira.

Lejos ya están esos tiempos de animador de la Wisqueria53 en Punta Arenas cuando calentaba la noche para agentes de la DINA/CNI/FF.AA mientras el caño trabajaba con horas extraordinarias. Más atrás están esos tiempos cuando se paseaba por el Liceo con un linchaco que utilizaba para golpear a sus compañeros de colegio a quienes ladraba fuerte por pensar diferente a él.

Allí está ahora Iván Moreira, investigado, dando pasitos cortos con zapatos bien lustrados y como imputado en los tribunales, ad porta de perder su inmunidad como senador.

Iván Moreira se instala en la foto contemporánea familiar udista como uno entre tantos corruptos más, un espadachín de Piñera, un mentiroso, pecador, un penca, pordiosero, fariseo, un servil pichiruchi de grupos económicos, mano de obra comprada a bajo precio siempre en liquidación, falso evangélico, precario predicador…un senador UDI.

 

 

 

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