Apodada “la ciudad del motor”, Detroit fue en su día conocida tanto por ser la mayor ciudad industrial del mundo, como por registrar el mayor ingreso per cápita en todo el país. Sin embargo, hoy representa el mayor caso de bancarrota de la historia estadounidense. Para salir de este “infierno financiero” Detroit necesita urgentemente un salvador y el gobernador de Michigan, Rick Snyder, parece estar convencido de que China puede jugar este papel, según informa el portal Men’s News Daily’.
Con este objetivo Rick Snyder solicitará 50.000 visados especiales federales de inmigración en los próximos cinco años para atraer a profesionales extranjeros dispuestos a trabajar y a vivir en la ciudad. Según Snyder, esto “permitirá al Gobierno federal proporcionar un valor significativo y sin costo que podría tener un resultado enorme en el futuro de la ciudad”, dijo en una entrevista con medios locales.
Y cuando se evoca la dominación china de Detroit, no hablamos solo de una posibilidad futura, sino de un fenómeno que ya está sucediendo, destaca el portal citando un extracto de un artículo de CNBC, que relata cómo las empresas chinas “están echando raíces en Detroit”.
“Empresas de propiedad chinas están invirtiendo en empresas estadounidenses y en nueva tecnología de vehículos, vendiendo todo, desde cinturones de seguridad hasta los amortiguadores en tiendas al por menor, y contratando a ingenieros y diseñadores con experiencia en un intento por adquirir el talento y la experiencia de los fabricantes de automóviles nacionales y sus proveedores”, explica.
Además, los chinos están comprando viviendas a precios muy bajos, y no solo en Detroit, sino también en las principales urbes de EEUU incluida Nueva York. Además de propiedades, han adquirido varias compañías, bancos y tierras ricas en recursos naturales. Por ejemplo, China Dalian Wanda Group compró recientemente la cadena de cines AMC Entertainment por 2.600 millones de dólares.
Una serie de factores abocaron a Detroit a la insolvencia. La capital automotriz de EEUU perdió un cuarto de millón de habitantes entre 2000 y 2010. Su población, que en 1950 llegó a ser de 1,8 millones, pugna ahora por no bajar de los 700.000. Gran parte de la clase media y decenas de empresas también han huido de Detroit, llevándose consigo el dinero de sus impuestos.