Diciembre 2, 2024

Pesimismo en Davos sobre crecimiento y creación de empleos

Davos.- Al contrario de los anuncios de recuperación en Europa, empresarios y economistas reunidos en Davos se mostraron escépticos, y advirtieron que el crecimiento sólido y el empleo no están a la vuelta de la esquina. Si bien la crisis de deuda de la eurozona no ocupó el principal espacio en la edición 2014 del Foro Económico Mundial en Davos, los actores económicos no son precisamente optimistas.

 

El presidente de la petrolera francesa Total, Christophe de Margerie, afirmó que Europa debería ser considerada un país emergente. Margerie llamó a revisar a fondo la economía europea que crece poco –el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un avance de uno por ciento este año– y que mantiene un nivel alto de desempleo de 12.1 por ciento en noviembre, mientras entre los jóvenes de países como España y Grecia la tasa se dispara por encima de 50 por ciento.

 

Lo que preocupa especialmente es la magnitud del desempleo juvenil. En Davos se habla incluso de una generación totalmente perdida.

 

Existen 202 millones de desocupados en el mundo, 5 millones más que hace un año, reveló esta semana la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Davos, y advirtió que si el crecimiento económico no se acelera notablemente, la cifra de personas sin trabajo se ubicará en 215 millones en 2018.

 

La organización humanitaria Oxfam considera que la principal causa de esta situación es la desigualdad. En muchos países las élites prósperas influyen en política para su propio beneficio y manipulan las reglas de juego económicas para lograr sus objetivos, indicó el informe de Oxfam realizado para el encuentro en Davos.

 

Si no luchamos concretamente contra esta desigualdad, los privilegios y las discriminaciones se transmitirán de generación en generación, asegura la directora ejecutiva de Oxfam, Winnie Byanyima.

 

Datos estadísticos de la Universidad de California en Berkeley, y de la Escuela de Economía de París, mostraron que en 2012 en Estados Unidos, la mayor potencia económica del mundo, 10 por ciento de la población se quedaba con 50 por ciento de los ingresos totales, la mayor brecha desde 1917.

 

Me temo que tenemos un problema político, destacó Thomas Piketty, coautor del estudio, en el suplemento especial Davos 2014, del diario The Wall Street Journal. Tarde o temprano la clase media de los países ricos también se opondrá a la globalización, indicó, y apuntó que la disparidad de ingresos es aún mayor en los países más pobres.

 

Expertos como el economista Kenneth Rogoff, de Harvard, destacaron la necesidad de seguir reduciendo el endeudamiento, flexibilizar el mercado laboral y atajar el desempleo juvenil.

 

El economista en jefe de la consultora internacional IHS, Nariman Behravesh, afirmó que el desempleo juvenil es probablemente el mayor desafío de Europa en este momento. Es un problema económico, pero también político, porque lo último que quiere cualquier país es tener a un montón de gente joven sin trabajo; es una situación muy peligrosa, con riesgo de estallido social en países como España, Italia o Grecia, añadió el analista.

 

El secretario general del sindicato IndustriALL, Jyrki Raina, advirtió contra una ruptura del Estado providencia. Sería muy peligroso destruir los modelos sociales europeos, a menos que se quiera seguir el camino de Bangladesh o de Camboya, donde hay numerosas fábricas con condiciones de trabajo durísimas. En lugar de esto, el líder sindicalista llamó a “reparar el contrato social que la crisis ha destruido.

 

El mundo necesita un aumento salarial, considera Phillips Jennings, jefe de la federación sindical UNI Global Union, que representa a 20 millones de trabajadores en 150 países. Su lógica es que a mayores sueldos, más consumo, más demanda, más crecimiento.

 

Pero también está la escuela de los que abogan por la economía de mercado. Para la presidenta de Corea del Sur, Park Geun Hye, el que quiera lograr el crecimiento y bienestar para todos debe ocuparse de que el empresariado pueda desarrollarse libremente.

 

Uno de los que más advierten sobre los peligros de la pobreza y la desigualdad es el papa Francisco, quien envió su mensaje: los poderosos tienen una clara responsabilidad frente a los demás, sobre todo frente a aquellos que son más débiles, frágiles o vulnerables. Debe garantizarse que el bienestar sirva a la humanidad, en lugar de dominarla, añadió.

 

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