Diciembre 2, 2024

Controversia por informes sísmicos que permitieron aprobar la polémica central hisdroeléctrica Río Cuervo

El geofísico Luis Donoso salió al paso de las declaraciones de investigadores del Departamento de Geología de la Universidad de Chile, que elaboraron el informe vulcanológico del EIA de la represa río Cuervo, donde afirmaron que “los niveles de peligro volcánico del área no se ven modificados o afectados por el hecho de existir o no el proyecto de generación eléctrica Central Hidroeléctrica Cuervo”. El profesional cuestionó los parámetros éticos con los que se evalúan proyectos como éste, ya que en su opinión “sí existe un riesgo real para la comunidad de Puerto Aysén”.

 

Donoso comparó la situación de la falla río Cuervo (donde se pretende levantar el embalse) con el accidente ocurrido en la central nuclear de Fukushima en Japón, del 11 de marzo de 2011. “Un grupo de expertos estableció que la máxima altura de un eventual tsunami era de 7.50 metros, pero se encontraron con una ola de 30 metros. Eso demostró que los desastres pasan por dos factores. Primero cuando la máxima autoridad se pone a tomar decisiones técnicas, como el caso del 27 de febrero de 2010 en Chile” explicó. En segundo lugar “porque se tienden a minimizar los riesgos directos y los derivados, asumiendo que la naturaleza se va a comportar tal cual lo predicen los modelos matemáticos que la ciencia le coloca. Tú no puedes obligar a la naturaleza a comportarse como tú quieres”.

 

Una situación similar está sucediendo en las cercanías de la ciudad española de Valencia, donde el proyecto Castor se construyó también sobre un área sísmica y tras varios movimientos telúricos la comunidad se alertó sobre los riesgos y presionó a las autoridades para cerrarla, perdiéndose una millonaria inversión. “Cuando se le preguntó al ministro de Industria español sobre si se había considerado el riesgo sísmico, éste afirmó que no. Saque usted sus propias conclusiones” recordó el geofísico.

 

El caso de Energía Austral no distaría mucho de lo ocurrido en España, puesto que después del sismo del año 2007 el Gobierno Regional de Aysén contrató a una institución de la Universidad de Chile que tomó a Gabriel Vargas y a varios otros investigadores del Departamento de Geofísica, quienes realizaron un estudio a partir del cual se construyó un mapa de los potenciales riesgos naturales de la región. “El problema es que apareció una empresa privada y contrató a parte de los mismos investigadores, entre ellos Gabriel Vargas y junto a otros, para que le hicieran un estudio en la misma zona y hoy ellos dicen que no hay riesgo. Entonces, ¿qué tengo yo derecho a pensar como ciudadano informado? Me están tomando el pelo. Cuando hay fondos están todos los riesgos, pero cuando aparece un contrato jugoso y sustancioso que pide evaluarlos porque se quiere hacer una gran inversión, no los encuentran. De tal forma que el proyecto se hace. Ésa es la ética de los desastres y la ética del manejo de riesgos”, analizó Luis Donoso.

 

Problemas con la institucionalidad

El modelo institucional es el que está fallando. No puede ser que la empresa contrate el estudio de los riesgos. Eso debería ser una auditoría independiente que no esté vinculada al mandante y ser una auditoría por licitación pública que refleje no tener ningún interés en el proyecto y que sea otro el actor que la pague” fue su conclusión.

 

Esto en coherencia con lo que ocurre en otras partes del mundo. Previo a la entrega de recursos para la construcción de este tipo de proyectos, se convoca a expertos del Banco Mundial como antropólogos, sociólogos, especialistas en tierras, quienes van a las comunidades y realizan los informes. Posteriormente el Banco Mundial revisa cada una de las variables de riesgo y cuando se comprueba que el proyecto puede realizarse en afinidad con la comunidad, la entidad autoriza los fondos.

 

Para Luis Donoso “cuando empezamos una inversión de este nivel, cuando académicos de la Universidad de Concepción aseguran de forma responsable que si este proyecto se hace en forma de centrales de pasada tendría un potencial de 500 o 600 megawatts, contando río Cuervo, te preguntas cuál es la intención de hacer una mega represa por un 5% más de generación energética… es una tozudez impresentable. Lo raro es que la empresa lo acepte, que las autoridades lo acepten, que los evaluadores lo acepten”.

 

Finalmente, el geofísico concluyó que todos los fundamentos se reducen a que “si un proyecto que no constituye riesgo para la población, que es amistoso con el medio ambiente y que genera energía es un proyecto que debe ser aprobado. Pero si usted empieza a ver que éste presenta variables de riesgo que deja grandes lagunas, que genera desconfianza permanente, que sus estudios son sesgados, orientados y que le faltan varios ladrillos para ser muro y, que por otra parte, si el mismo proyecto, con pequeños ajustes, como que sea una central de pasada y con línea de transmisión submarina, yo le garantizo que ese proyecto tendría todo el apoyo de la región”.

 

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