Diciembre 12, 2024

En lo que va del año han matado a seis comunicadores en Guatemala y Honduras

El crimen más reciente es el del comunicador guatemalteco Carlos Orellana Chávez, de 72 años, cuyo cuerpo fue encontrado el 19 de agosto con heridas de bala en un camino rural del departamento de Suchitepéquez, a unos 160 km. al suroeste de la capital.

 

La Asociación de Periodistas de Guatemala (APG) condenó este nuevo hecho y recordó los asesinatos de otros tres periodistas este año: Luis de Jesús Lima, el 6 de agosto; Luis Alberto Lemus Ruano, el 7 de abril, y Napoleón Jarquín Duarte, el 20 de marzo.

 

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenó el asesinato de Orellana Chávez y pidió a las autoridades investigar este y otros hechos ante la “nueva ola de violencia contra la prensa” en ese país centroamericano.

 

Además del asesinato de Chávez, la SIP había pedido la semana pasada el esclarecimiento del ataque sufrido por el periodista Fredy Rodas, quien se recupera de las heridas en el hospital, también ocurrido en el departamento Suchitepéquez; además del atentado contra Vernick Gudiel, jefe de la Unidad de Investigación de El Periódico, cuya vivienda fue tiroteada por desconocidos el pasado 15 de agosto.

 

La declaración de la SIP coincidió con el anuncio del presidente de Guatemala, Otto Pérez, el pasado 21 de agosto, de crear un “equipo especial” de investigadores para esclarecer los cuatro asesinatos de periodistas de este año, dos de los cuales han ocurrido en este mismo mes.

 

Mientras que en Honduras, el mes pasado apareció muerto el periodista Aldo Calderón, quien investigaba el asesinato de su colega Aníbal Barrow, luego de supuestamente ingerir fósforo de aluminio. La versión oficial fue que él se habría suicidado.

 

Pero la organización C-Libre cuestionó la versión de suicidio del periodista. Una comisionada de la Policía Nacional de Honduras dijo a C-Libre que un día antes de morir, Calderón conversó sobre inconsistencias en las investigaciones entorno al asesinato de Barrow, quien fue secuestrado el 24 de junio y luego su cuerpo apareció desmembrado el 10 de julio .

 

Calderón, quien era periodista de Canal 11 y Diario Tiempo, publicó brevemente una nota en internet en la que denunciaba que el director de la policía, Juan Carlos Bonilla, había retirado a los investigadores del lugar donde fue encontrado el cadáver de Barrow. Calderón también había hablado con testigos que le aseguraban que el cuerpo del periodista había sido hallado dentro de un vehículo, a pesar de que la versión oficial asegura que el cadáver fue abandonado cerca de unos cultivos de caña, indicaron varios medios.

 

El asedio de los narcos

 

Un reporte reciente de BBC Mundo relata que los cárteles del narcotráfico que antes sólo buscaban controlar las rutas de trasiego de Guatemala, El Salvador y Honduras, ahora quieren convertirse en el poder local de los distintos países donde actúan y han extendido los ataques contra los periodistas centroamericanos, según declaraciones de Claudia Samayoa, directora de la Unidad de Protección a Defensores de Derechos Humanos de Guatemala (Udefegua).

 

De acuerdo con la experta, esa violencia contra los comunicadores se demuestra en el reciente asesinato del periodista y académico Aníbal Barrow en Honduras.

 

El medio agrega que las organizaciones civiles documentan las amenazas frecuentes contra reporteros y medios de comunicación en Guatemala, Honduras y El Salvador.

 

Además, la directora de Udefegua explica que en el caso de Guatemala “hasta la cobertura de concursos de belleza se ha vuelto riesgosa” para los periodistas porque “si el narco local ha decidido que su novia es la que va a salir ganadora, y si alguien plantea en su nota periodística que otra es más bonita, lo amenazan”.

 

Añade que “el periodista, cuando trata de hablar sobre la realidad se encuentra con poderes reales y con alta capacidad de violencia que van a defenderse para poder seguir robando, matando, o simplemente continuar en el poder”, por lo que “la dinámica del periodista es: me censuro a mí mismo o trato de seguir mi trabajo en alto riesgo”.

 

El mismo dilema de autocensura les pasa a los periodistas de Honduras, cuenta BBC. “Saben que hacer ciertos comentarios o algunos señalamientos pone en peligro su vida. Las amenazas por diferentes medios son constantes, sin saber de qué sector provienen, pero sin duda en todo esto tiene que ver el crimen organizado”, externó el presidente del Colegio de Periodistas de Honduras, Juan Mairena, tras el asesinato de su colega Barrow, en declaraciones al medio británico.

 

Mairena añade que la mayoría de homicidios quedan impunes en su país y señala que hay zonas “donde realmente se vuelve muy peligroso ejercer el periodismo” y las mismas autoridades dicen que son “controladas por el crimen organizado”. De ahí que afirma que hablar de narcotráfico o delincuencia organizada son temas “tabúes”.

 

También el Comisionado Nacional de Derechos Humanos, Ramón Custodio, afirma que el periodismo se ha convertido en una tarea peligrosa en Honduras.

 

Foto:

Sepelio del periodista Aníbal Barrow, secuestrado en Honduras el 24 de junio y hallado cadáver el 19 de julio (Foto EDH).

Fuente:

http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=47860&idArt=8127225

 

 

 

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