Diciembre 4, 2024

Mensaje 21 de mayo: una perspectiva mercantilista y autoritaria

En su último Mensaje el Presidente Piñera destacó los logros de su administración desde una ingenua perspectiva mercadista, destacando la expansión del consumo de los chilenos en diversos rubros, pero sin analizar su desigual distribución por clases sociales. Igualmente, reiteró su tendencia al uso autoritario del poder y la fuerza.

 

Ejemplo de lo cual fue el anuncio que seguirá invocando la Ley Antiterrorista en el mundo mapuche, su llamado a aprobar pronto la Ley Hinzpeter y el envío de un proyecto de ley que establece como un nuevo delito el insulto grave a un carabinero o policía en ejercicio de sus funciones, eleva las penas del delito de maltrato de obra, causando lesiones graves a los miembros de Carabineros o la PDI, en una clara reiteración de la política de criminalización del movimiento estudiantil y otras manifestaciones sociales.

 

La pobreza de este último Mensaje contrasta con la ambición del primero. Una comparación -de ninguna manera exhaustiva- a partir de temas políticos sustantivos,  muestra los grandes déficits de su agenda gubernamental.

 

            El énfasis puesto en la unidad nacional y los valores de solidaridad y equidad en su primera cuenta al país contrasta fuertemente con el  individualismo privatista que empapó sus políticas y la ausencia de resultados efectivos en materia de equidad.

 

Si bien después de tres años puede contar a su haber la creación de los cincuenta liceos Bicentenario, la eliminación gradual y progresiva del 7% de la cotización de salud de los jubilados más pobres, el pos natal, la reducción (a la fuerza) de los préstamos a universitarios y el ingreso ético vía bonos condicionados, no puede decir lo mismo ante la ausencia de perfeccionamiento del seguro de desempleo, ni de su nula acción sobre lo que llamó las “malas prácticas que muchas veces distorsionan el concepto de empresa,  recurriendo a múltiples RUTs, afectando negativamente los derechos de los trabajadores”. Las mismas ausencias se pueden apreciar en materia de la prometida adaptabilidad horaria y turnos en las regiones, el teletrabajo y las ocupaciones desde hogar.

 

            Igualmente, aun cuando logró aprobar “primarias voluntarias, vinculantes, simultáneas y organizadas por el Estado, para elegir a  los candidatos a cargos de elección popular”, no honró su compromiso con “una profunda revolución descentralizadora, transfiriendo poder efectivo a las regiones y a los municipios, a través de la transferencia de funciones, atribuciones y recursos, desde el gobierno central a los gobiernos regionales y comunales, en un contexto de mayor flexibilidad y autonomía en su gestión y plantas de personal, respetando los legítimos derechos de los funcionarios municipales”. Tampoco lo hizo con las reformas constitucionales para reformar el binominal, permitir plebiscitos comunales, la iniciativa popular de ley y ley del Congreso.

 

            Todo lo anterior muestra que su intento de gobernar por sobre sus fuerzas de apoyo, sometiendo tanto poderes fácticos como institucionalizados, fue puramente retórico o bien solo un sueño de una noche de Tantauco.

 

Augusto Varas

(director Fundación Equitas )

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