Diciembre 6, 2024

¿Fueron economistas los mayas?

mayas_pira

mayas_piraLos mayas, que fueron grandes astrónomos, predijeron que el 21 de diciembre se producirá el fin del mayor de los ciclos astronómicos y el mundo sufrirá enormes cambios.

Todavía no sabemos si esta proyección cósmica -más que profecía o vaticinio- se cumplirá, pero lo que parece cada día más certero son otros cambios.


Tampoco sabemos si los mayas fueron economistas, pero las grandes transformaciones anunciadas han comenzado a manifestarse desde el lado de las finanzas globales. El fin del mundo más próximo o más posible parece ser el fin del capitalismo tal como lo conocemos, o padecemos.


Es peligroso hacer estas afirmaciones, lo mismo que apuntar hacia el 21 ó 22 de diciembre como fin del mundo, pero las señales en el aire son tan pesadas y claras que pocos analistas se atreven a proyectar una reactivación o un nuevo florecimiento del capitalismo. La economía mundial transita por un sendero oscuro y laberíntico, cuya salida no solo es hoy incierta, sino que ignoramos en qué parte del proceso estamos.


Porque al observar las informaciones financieras, éstas ya no parecen proceder de un casino de especuladores, como ha sido por más de dos décadas, sino de un garito de rufianes. El mundo financiero no es solamente el paraíso de los tahures; es el lugar de estafadores y delincuentes. El capitalismo en su más alta fase, que ha sido el neoliberalismo, el libre mercado desregulado, ha inaugurado una nueva etapa, que es el gansterismo financiero. Un grupo de truhanes, los bangters, se disputan los mercados, que es también la vida y el destino de las personas.


Ya nada sorprende en la fase más degradada del capitalismo, que es la ambición, el lucro y la avaricia fusionada y amplificada. Hace años leíamos y hablábamos sobre los capitales golondrina, de los refugios tributarios en islas del Caribe, pero durante las últimas semanas hemos sabido que los multimillonarios del mundo guardan miles de millones, volúmenes que superan el PIB de Estados Unidos y Japón juntos, en los paraísos fiscales con el objetivo de no pagar impuestos. ¿De dónde ha salido todo ese dinero?


Es parte del botín neoliberal: décadas de explotación de recursos naturales, de mano de obra barata y de apuestas especulativas. Décadas de libre mercado, que es el mercantilismo sin reglas, o más bien bajo las normas y señales del propietario del juego.


Esto indigna. Pero no es nada con lo que vamos conociendo. Uno es el escándalo, aún bastante encubierto por la prensa corporativa, de la manipulación de las tasas Libor por la gran banca mundial, encabezada por el Barclays Bank, tras el que hay una larga lista de rimbombantes nombres y rúbricas. Esta es la tasa de interés para los préstamos interbancarios, la que ha sido maniobrada a favor de los grandes bancos y, de paso o como efecto colateral, perjudicando a los millones de deudores del mundo.


Si esta maniobra incita a la ira, hay otra que es nauseabunda. El británico HSBC, el mayor banco europeo, lavó miles de millones de dólares del narcotráfico mexicano. Sus gerentes y ejecutivos, de corbatas de seda y perfumes franceses, han venido ocultando la sangre de miles de víctimas que deja esta mafia, la que mutan en abultadas cifras y ganancias, en rutilantes inversiones, en un decadente lujo.


Esta es la nueva fase neoliberal, que muestra su ocaso y descomposición. La presidenta argentina se preguntaba si a esto se le puede seguir llamando capitalismo o es ya locura. No solo locura, decimos, también perversión, corrupción e inmoralidad. En Europa, mientras el costo de la especulación desaforada de los bancos recae sobre los ciudadanos, los niveles de concentración de la riqueza alcanzan estándares míticos: con el 45 por ciento de la propiedad de los multimillonarios se podría pagar toda la deuda europea.


La realidad supera todas nuestras sospechas acerca de las trampas, comisiones raras, tasas brujas, seguros falsos, colusiones encubiertas de todas las empresas y proveedores de servicios, desde la telefonía, el retail y, por cierto, la banca. No eran rarezas ni excepciones. Era el negocio en sí mismo. Ahora comprendemos cómo estos aventureros y especuladores, hoy multimillonarios, eran también grandes y muy pulcros estafadores.


Pero las cosas van aún más lejos en la estafa de las tasas de interés: apuntan a la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos. Como para no creerlo: un comité del Congreso está investigando en el corazón del capitalismo el virus de esta corrupción de proporciones bíblicas.


Los mayas no han sido los únicos en observar los ciclos del universo. En una escala más terrestre, analistas como el historiador Fernand Braudel, el sociólogo Immanuel Wallerstein o el economista ruso Nikolái Kondrátiev han desarrollado teorías sobre los largos ciclos de la historia. Y coinciden. Estamos llegando o hemos llegado al final de uno de ellos, que es, según afirma el profesor Wallerstein, el que marca el fin del capitalismo. Esperemos al 21 de diciembre para ver si es solo eso. Tal vez este final sería suficiente.


Publicado en “Punto Final”, edición Nº 763, 3 de agosto, 2012 

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