Uno de los libros que Editorial Catalonia presentó el año pasado es “La línea de tu boca”, en el cual, se reúnen 10 relatos escritos por Gina Aguad Vaccari.
Uno de los factores que genera interés en los lectores de una novela, desde que se comenzaron a escribir historias, es la capacidad del autor de generar preguntas en el lector, retrasando las respuestas creando una tensión narrativa que enganche a quien lee.
En este libro, se genera entre escritor y lector, un juego de preguntas y respuestas. Ya en las primeras líneas de la historia, Gina presenta la acción y provoca que el lector, se haga preguntas sobre el relato.
Y, como no hay respuestas inmediatas, en la medida que continúa el relato, el lector empieza a buscar relaciones entre los acontecimientos que les van sucediendo a los personajes y, especialmente, cuando los protagonistas se exponen a una situación de peligro se despierta una emoción solidaria con el personaje y ansiedad en quien está leyendo, por saber el desenlace.
Gina sabe como retrasar las respuestas que el lector se hace. Aún cuando se intuya el desenlace, se lee hasta el final porque se produce una identificación con las emociones de los personajes. Gina va desenredando la trama en la medida que el lector se pregunta ¿qué viene ahora?, y esta interrogación nos lleva hacia la narración de las aventuras de los personajes.
Un elemento esencial en las novelas de Gina, es la existencia de un conflicto que alimenta el pinponeo de las relaciones de sus personajes y la tensión entre ellos lo que construye la trama del cuento y la historia que quiere contar la autora.
Gina, construye la historia mediante una sucesión de tensiones externas e internas de los personajes que conducen el relato y que los protagonistas se apañan para destacar exitosamente y que están en lo profundo de la trama dándole riqueza y complejidad. En los cuentos, hay situaciones donde no existe mucha certeza entre lo bueno y lo malo, donde no hay un ganador o un perdedor claro ya que Gina, no toma partido por ningún personaje.
De esa manera sitúa a los personajes y a la trama de la novela en la vida real donde, se posee un lado oscuro y otro luminoso sin recurrir a los arquetipos y muestra a los protagonistas y antagonistas (internos como externos), en igualdad de oportunidades tal como expresara León Tolstoi: “Los mejores relatos no proceden de la oposición bueno-contra-malo, sino de bueno-contra-bueno”.
Y, aunque los lectores no estemos de acuerdo con la forma en que actúen los personajes nos damos cuenta que no pueden actuar de otra manera porque desde su punto de vista, ellos actúan correctamente. ¿Por qué el padre no se atreve a decirle quien era él y la salva de esa soledad? ¿Por miedo a su reacción? A lo mejor, se perdió de un abrazo pero, eso nunca lo sabremos porque él decidió no hablar.
Cuando uno dice “no puedo dejar de leer esta novela”, es porque hay algo ahí, una voz que está narrando: más allá de la anécdota o de la trama, está la realidad que uno sigue al involucrarse con las emociones y decisiones de los personajes de estos diez cuentos.