Noviembre 12, 2024

La Concertación debe explicaciones (XXXVII)

El liderazgo de la Concertación debiera explicarle también a sus bases y al país porqué, bajo sus sucesivos gobiernos, TVN (y los demás canales de televisión) desarrolló una autocensura sistemática respecto de ideas y conceptos con connotaciones políticas; en relación a las entrevistas a autoridades y personas con poder en la sociedad chilena; y excluyendo de pantalla a los dirigentes sociales populares y a los políticos e intelectuales críticos de la consolidación del modelo neoliberal.

 


En efecto, hasta casi el final del período concertacionista se olvidó TVN de que en nuestro país hubo una “dictadura” o una “dictadura militar” o, simplemente, la “dictadura de Pinochet”. Para su referencia se utilizaba el “gobierno o régimen militar” o, cuando más, “el régimen autoritario”. Asimismo, se olvidó de que en los 17 años predominó una política de “terrorismo de Estado” donde se aplicaron “graves y sistemáticas formas de violaciones de derechos humanos”, que incluyeron “desapariciones forzadas”, “ejecuciones extrajudiciales”, “torturas”, “campos de concentración” y “exilio”. Para TVN sólo existían hechos puntuales vistos desde una perspectiva policial o realidades expresadas con eufemismos. Así, en notas o entrevistas biográficas se decía de víctimas en particular que “vivió fuera del país”, “tuvo problemas” o “no lo pasó bien”.  Incluso en eventos deportivos fuera del país al que asistían miles de chilenos para alentar a seleccionados de fútbol o figuras del tenis, nunca se hacía mención de que el grueso de ellos era el producto del exilio político o de la migración por razones económicas. Es más, cuando se entrevistaba a algunos de ellos no se les preguntaba siquiera porqué vivían allí.


Todo lo anterior contrastó con la descarnada conceptualización que políticos y medios de comunicación opositores utilizaron en la década de los 80 para referirse a la dictadura y sus violaciones de derechos humanos. Y, más aún, con las referencias que TVN comenzó a hacer después de 1990 a la “dictadura argentina” (por el período 1976-1983) y al “dictador Videla”. Es decir, luego de ocupar el gobierno ¡se empezó a utilizar el léxico de la dictadura!…


Por otro lado, TVN (y los demás canales) continuó por mucho tiempo conservando el mismo temor reverencial heredado del régimen dictatorial a la hora de efectuar entrevistas  a altas autoridades políticas, líderes empresariales o miembros de las Fuerzas Armadas, tanto activos como en retiro. La idea era que el entrevistado no quedara en situaciones incómodas. Parecía existir un código tácito que llevaba a los periodistas a “apurar un poco” a los entrevistados, pero cuidando de traspasar un umbral que pudiera dejarlos mal frente a los telespectadores.


Asimismo, TVN excluyó casi enteramente de sus pantallas a los dirigentes sociales populares. Contrastaba, en este sentido, la abrumadora presencia en noticiarios de los líderes de la CPC, la SOFOFA, la SNA, la SONAMI, la Asociación de Bancos o la Cámara Nacional del Comercio con la nula presencia en ellos de los dirigentes sindicales, vecinales, indígenas o de las pequeñas empresas. Así, a 2007 Arturo Martínez era prácticamente el único dirigente sindical conocido a nivel nacional y, pese a ello, había sido sistemáticamente excluido de la “Entrevista del Domingo” de TVN, como lo reconoció el entonces presidente de su directorio, Francisco Vidal. (Ver Boletín Libertad de Expresión; Julio de 2007; Instituto de la Comunicación e Imagen; Universidad de Chile)


De este modo, los sectores populares aparecían en los noticiarios solo como víctimas de la delincuencia, accidentes y enfermedades; como manifestantes o barristas que entraban en conflicto con la policía; o como individuos que manifestaban sus quejas frente a arbitrariedades que los afectaban individualmente.


Evidentemente que el clima de autocensura se dejó sentir con más fuerza a medida que fueron desapareciendo todos los medios escritos afines a la Concertación –producto de las políticas activas en esa dirección de su liderazgo, como se ha visto en capítulos anteriores- en el curso de los 90.

Tan normal se hizo el clima de autocensura periodístico que este fue reconocido como algo habitual y “natural” por connotados profesionales de los medios. Así, en 2001 Aldo Schiappacasse, al ser consultado por la censura de que había sido víctima en un programa de televisión, señalaba: “Si interpretamos aquel capítulo como una censura, los medios de comunicación hoy, estarían llenos de censura. A todos nos cortan las notas, nos editan, nos sugieren o nos rechazan el entrevistado, o sea, es un procedimiento que se da con más o menos violencia. –Un tema universal. –Absolutamente. Pero cuando ejerces el trabajo serio y respetuosamente, lo menos que pides es que te dejen participar en aquel debate. Que en el momento de intervenir, de editarte o censurarte una nota tengas, al menos, la posibilidad de manifestar si estás o no de acuerdo. –Y si no estuviera de acuerdo, ¿aceptaría la “edición”? -¡Por supuesto! Eso me pasa a cada rato. Yo escribo todas las semanas notas en ‘El Mercurio’, donde me rechazan entrevistados o donde me sugieren ‘esa pregunta no’. Es una cuestión que se da todos los días en el trabajo periodístico. Lo que sí, me gusta que me llamen o que me expliquen”.  (La Nación; 4-10-2001)


Por otro lado, Fernando Paulsen afirmaba en 2002 que “las censuras que se han hecho en medios de comunicación, donde los periodistas lo saben pero no son públicas y por lo tanto tratan de dormir mejor, son enormes. Ocurren prácticamente todos los días. Los contubernios cuando te asocias a determinados empresarios para salir en portada, no se conocen… porque nadie tiene la disposición para decirlo”. Y que “he conocido medios donde los dueños sacaron los reportajes cuando estaban impresos y los periodistas y los directores siguieron allí ¡aunque les sacaron los reportajes completos! Y nadie alegó porque no se supo”. (Siete +7; 26-7-2002)


Es decir, durante los veinte años de gobiernos de la Concertación nuestro país continuó siendo uno de los países latinoamericanos con menor respeto efectivo a los derechos a la

libre información y expresión…

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