La prensa ha reportado el 3 de noviembre, que Israel, con el apoyo de Inglaterra y Estados Unidos, estaría planeando invadir a Irán.
Eso apestaba ya desde el mes de Octubre, cuando las autoridades dijeron que, según el FBI, un “funcionario” iraní, por intermedio de otro iraní nacionalizado americano, residente de Nueva York, había contratado en México, por 1.5 millones de dólares, a un sicario de un cártel de la droga, que resultó ser un agente encubierto de
Annie Machon, la ex agente secreta de MI5, la agencia británica de inteligencia, explicó que el nombre de esas operaciones se deriva de una antigua estrategia naval, por la cual los buques de guerra izaban la bandera de un país neutral para poder acercarse al enemigo, y después atacarlos a mansalva. En el mundo de la inteligencia, se conoce con ese nombre a las operaciones encubiertas para perpetrar atentados y falsificar pruebas contra terceros países, práctica que ha sido muy efectiva para Estados Unidos, Inglaterra e Israel.
Durante
En el caso de Libia, la invasión fue justificada con la historia de que Gadafi era un dictador que había asesinado en forma masiva a su propia gente. Una vez más, se invadió en nombre de la libertad y los derechos humanos. La prensa internacional impuso esa verdad, pero las evidencias en contrario abundan, aunque sólo pueden ser publicadas en las redes sociales y medios alternativos. Las supuestas masacres de Gadafi jamás fueron comprobadas, pero eso no detuvo a la eficiente maquinaria mediática de desinformación. Lo que sí está perfectamente documentado es que
El analista Francés, Thierry Meysann, explicó que Gadafi había sido acusado ya varias veces en el pasado. En Alemania se le acusó del atentado explosivo en una discoteca de Berlín, pero luego fue exonerado por las pruebas encontradas. En el año 1977 también se lo acusó del derribo de un avión comercial de pasajeros, pero el jefe de la investigación confesó años después que la principal prueba encontrada en la escena, el reloj de la bomba de tiempo, fue una evidencia plantada por
La motivación financiera de la operación en Libia queda expuesta al tomar en cuenta que, entre las medidas económicas que tomó
Desde hacía tiempo, se había declarado admirador del modelo revolucionario bolivariano impulsado por el presidente Chávez. No sólo había implementado programas sociales en su país, sino que además los había promovido y financiado en países pobres de la región, permitiéndoles eludir al Banco Mundial y al FMI; entidades que usan el crédito que dan, como mecanismo de control. Había atentado contra el poder del dólar y del euro al promover una nueva moneda basada en el estándar del oro.
Sus negocios con Francia y el resto de Europa eran importantes, por lo que, cuando amenazó con sacar su dinero de los bancos franceses para depositarlo en los chinos, y dejar de venderles petróleo para venderle a China, se echó encima a enemigos demasiado poderosos. La secreta motivación de Washington, para unirse al imperialismo de
A Gadafi lo atacaron los más peligrosos poderes corporativos, políticos y financieros del planeta. Lo hicieron por emular las políticas populares de la revolución latinoamericana, que demostró ya su efectividad, desprendiéndose del control del Consenso de Washington. Los que pierden son los pueblos; en este caso, especialmente el pueblo Libio, porque lo que ahora se les impondrá, además del control político y la absoluta subordinación, es el saqueo económico. Este último, mediante la reconstrucción realizada por las corporaciones extranjeras, el costo de la estabilización a cargo de las contratistas de seguridad (mercenarios), la privatización de la industria petrolera, y la imposición del neoliberalismo: el funesto método económico aplicado en décadas pasadas en Latinoamérica, por el cual se le entrega a las transnacionales extranjeras, todos los sectores productivos, y se exime al gobierno de toda responsabilidad social, incluyendo educación y salud pública.
Ahora la escalada contra Irán está ya en marcha, e, incomprensiblemente, el mundo contempla el circo mediático de la estigmatización de ese gobierno, con una apatía pasmosa que apesta a complicidad. En el pasado, las evidencias de las operaciones de bandera falsa emergían demasiado tarde para los países invadidos. Ahora, gracias a los medios alternativos, el mundo sabe que son falsas las acusaciones, como injustas las presiones de una coalición de potencias nucleares, contra Irán por su programa nuclear. Esta vez, si estos imperios invaden a Irán, el mundo espera que China y Rusia, potencias emergentes con derecho a veto en el consejo de seguridad de