
La ausencia de la alternativa de
Mientras la protesta social aumenta en intensidad con el paro de 72 horas de
La crisis está manifestando con claridad síntomas de empeoramiento, que abarcan de modo paulatino a amplios sectores del pueblo. Los pronósticos sobre la intensidad y duración de este fenómeno son sombríos. La crisis chilena -resultado directo de la aplicación de un modelo ortodoxo de economía de mercado- es parte de una crisis mayor, de la recesión capitalista que golpea a gran parte del mundo. Su primer efecto, en lo que a Chile se refiere, es la brusca caída del precio del cobre y la danza de los precios de los combustibles, de cuya importación depende el país. Esto ha llevado a las autoridades económicas a reconocer sin ambages que Chile no está blindado -como aseguraban ministros de Hacienda concertacionistas y derechistas-. Por tanto, la recesión capitalista tendrá serios efectos sobre nuestro país. El gobierno ha comenzado a sugerir programas de asistencia social destinados a paliar el desempleo que comienza a subir y que será el principal efecto de la crisis. La cifra de cesantes en el mundo ya alcanza a 200 millones de personas. En Chile también se hará sentir con fuerza el despojo de los ahorros de los trabajadores mediante los mecanismos inmorales de las AFP.
En estas circunstancias, se hace desesperadamente urgente una alternativa de Izquierda que permita organizar la defensa del pueblo e impedir que una vez más, los trabajadores y sus familias paguen el costo de la crisis.
En nuestro país la necesidad de una alternativa popular y democrática va más allá de los derechos económico-sociales del pueblo. Abarca asimismo la necesaria transformación de la institucionalidad que la dictadura implantó mediante el terrorismo de Estado. Chile sufre un retraso de más de dos décadas en la democratización del Estado. Vive sin quererlo -como lo demuestran las encuestas que rechazan esa institucionalidad- en el limbo creado por la tiranía de militares y empresarios.
Chile vive un proceso de revolución democrática que gracias a la protesta social ha ganado su primera batalla, sin duda la más importante, aquélla que se libra en el plano de las ideas y de los sentimientos y que se dirime en el gran jurado de las conciencias. Hoy, por ejemplo, es mayoritario el rechazo al modelo de economía de mercado, sobre todo en la educación. Esto explica el rechazo que sufren en las encuestas sus escuderos políticos: los partidos de la derecha y
La Izquierda
Esos partidos pretenden hacer maquillajes como la reforma del sistema electoral binominal mediante el aumento del número de parlamentarios, y así dejar a todos contentos. Del mismo modo quieren escabullir la demanda de Asamblea Constituyente con una comisión parlamentaria que proponga reformas a
Editorial de “Punto Final”, edición Nº 743, 30 de septiembre, 2011
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