Escribo estas líneas, a solo un día de haber estado en el Centro Penitenciario de Angol, compartiendo por más de tres horas con los comuneros mapuche Héctor Llaitul, Ramón Llaiquileo, José Huenuche y Jonathan Huillical, quienes permanecen en huelga de hambre desde el 15 de Marzo de 2011, una semana antes del aberrante fallo donde todos ellos fueron condenados a penas de 20 y 25 años por el Tribunal Oral de Cañete.
Ante la opinión pública, dicha condena ha sido dictada aparentemente por el hecho de haber atentado contra la vida del Fiscal Mario Elgueta, sin que exista hasta ahora ninguna prueba que así lo demuestre.
Este Fiscal es el mismo que, en declaraciones realizadas a la prensa el año 2007, es decir un año antes los hechos, sindicó a Llaitul como el “líder operativo e ideológico de
Las falsas acusaciones del Fiscal Elgueta y la posterior condena del Tribunal Oral de Cañete a estos cuatro dirigentes de
La cosmovisión de la cultura milenaria mapuche, expresada en el derecho a recuperar sus territorios ancestrales, su soberanía y autodeterminación, su amor e inclaudicable defensa y protección de la naturaleza y del medio ambiente, y su forma de organización social que representa una sociedad democrática y capaz de autosustentarse y autovalerse por si sola, es la que reivindican y la por la que luchan los dirigentes mapuche hoy condenados y encarcelados.
Han sido condenados por mostrarle a su pueblo, a los otros pueblos originarios que habitan nuestro país y a la sociedad toda, que es posible hoy en Chile, un camino y una alternativa concreta a la actual estructura política, económica y socia imperante, es decir, a la sociedad capitalista que el Estado chileno defiende a través de sus aparatos represivos, con todo el peso del poder que hoy ostentan quienes lo controlan.
Los Peñi han encontrado el camino para superar este estadio de desigualdades que afectan a su pueblo y son un ejemplo y un desafío para nosotros, que desde la izquierda política, económica y social hoy debemos ser también capaces de levantar una alternativa de organización democrática de nuestra sociedad, para que Chile sea otro Chile.
*Moisés Scherman Filer es dirigente social de Ñuñoa y miembro del Comité Ejecutivo de