Fue en la conmemoración de los 170 años de la Universidad de Chile que el Rector Victor Pérez Vera reafirmó diversos planteamientos no sólo respecto de la educación sino del conjunto de problemas pendientes en Chile, lo que llamó “la justa protesta antes las carencias y malestares”, enfatizando que “la desigualdad es el problema”. Con la autoridad de conducir los destinos de la más alta institución chilena de estudios, el sucesor de Andrés Bello y de Juvenal Hernández une la voz de la Universidad al clamor nacional de cambios.
“Una honda inquietud agita el alma del país – afirma – muchas veces expresada en el cantar y caminar de multitudes por las calles, con ecos y protagonismos en nuestra comunidad universitaria, especialmente la estudiantil” y agrega : “ Desde hace años he criticado la inequidad y desigualdad que sufren millones de chilenas y chilenos” y denuncia que “ A 200 años de su independencia, Chile no es justo y aun no hemos alcanzado ese ideal que afirma que en nuestra patria no existen clases ni grupos privilegiados” y se cuestiona “¿Debemos quedarnos de brazos cruzados?¿Soporta la sociedad algo así?¿Es posible la estabilidad política y la gobernabilidad democrática sobre bases tan febles?¿Cómo le exigimos sensatez al indignado por la desesperanza?”
Es que no es posible seguir así, se necesita al menos un cambio de rumbo que es perfectamente posible. Los acuerdos para la segunda vuelta en la candidatura de Frei Ruiz Tagle, la plataforma programática del sub pacto PC- PRSD – PPD, y sobre todo las ideas centrales contenidas en las demandas de la CUT y del movimiento estudiantil, así como los justos reclamos del Rector de la Universidad de Chile, constituyen una buena base de ideas para una nueva unidad política ; proceso que no será entorpecido ni por los nostálgicos de la dictadura ni por los generales civiles del golpe ni por los que hoy, de espaldas a la realidad, se reparten anticipadamente ministerios y gobernaciones.
En este proceso nadie tiene autoridad moral para descalificar al Partido Comunista que en sus 100 años de vida jamás cedió a la tentación del golpismo, ni formó parte de gobiernos autoritarios. Sus críticos de hoy no pueden decir lo mismo y resulta penoso y ridículo oírlos pontificar acerca de si los comunistas deben o no formar parte de un eventual gobierno. Por cierto ni siquiera dicen de qué gobierno hablan ni han preguntado si los comunistas están dispuestos a formar parte de un gobierno en que no estén presentes las ideas y los compromisos esenciales de cambio social, político y económico.
No hay caminos prestablecidos para llegar a territorios nuevos. Se hace camino al andar. Ya lo dijo bellamente el sevillano Antonio Machado, muerto cuando marchaba al exilio tras la entronización del fascismo en España. Para superar la indignante desigualdad y cambiar las cosas no hay más alternativa que caminar adelante. Construir la fuerza nueva sin detener la marcha ni renunciar a la identidad propia. Avanzar, adelantar, hacer camino en medio de la lucha y la movilización social aunque algunos aflojen y se queden a la vera del camino.