Cádiz.- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, criticó las políticas de austeridad que aplican países europeos para hacer frente a la crisis, debido al daño que provocan a la población. En cambio, defendió la adopción de medidas para estimular el crecimiento y la inclusión social, en la segunda y última jornada de la 22 Cumbre Iberoamericana.
El encuentro quedará en el recuerdo como la cumbre de los papeles invertidos, ya que España y Portugal (miembros del grupo y de la eurozona) ahora esperan que los mercados latinoamericanos les ayuden a su recuperación.
La consolidación fiscal simultánea no es la mejor respuesta a la crisis mundial, y puede incluso agravarla, llevando a una mayor recesión, advirtió Rousseff.
Recordó que en la cumbre de 1991 los países latinoamericanos atravesaban por una crisis de deuda y los resultados de seguir durante dos décadas las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) fueron, para el caso de Brasil, falta de crecimiento, y el país se tornó un ejemplo de desigualdad social, explicó la mandataria de la mayor economía de la región y la sexta del mundo.
Nuestros esfuerzos sólo se convirtieron en solución cuando volvimos a crecer, expresó la presidenta Rousseff en un mensaje directo a los dirigentes españoles y portugueses.
Así, no sólo Brasil, sino toda América Latina, ofrece ahora dinamismo económico, vigor democrático y mayor igualdad social, gracias a políticas que dieron prioridad al crecimiento económico y a la inclusión social, resaltó.
En la visión de la presidenta brasileña, queda cada vez más claro que sin crecimiento será muy difícil el camino de la consolidación fiscal. Los ajustes serán cada vez más costosos socialmente y cada vez más críticos políticamente.
Dar prioridad a la austeridad, añadió, aunque aleja el quiste de una quiebra financiera, no aleja la desconfianza de los mercados y, aún más importante, no aleja la desconfianza de las poblaciones.
Pidió que la estrategia para combatir la crisis muestre resultados para las personas y presente un horizonte de esperanza, no sólo la perspectiva de más años de sufrimiento.
La presidenta brasileña recomendó que los países que se encuentran en mejor situación contribuyan a elevar la perspectiva invirtiendo, consumiendo e importando más.
Así lo hará Brasil, que ampliará su inversión pública y privada en infraestructura, reducirá la carga fiscal a los salarios e impulsará programas sociales que ayuden a mantener el consumo interno, indicó.
A su vez, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, animó a los países latinoamericanos a invertir en Europa, en particular en España.
La inversión latinoamericana es acogida con los brazos abiertos, expresó, en momentos en que España y Portugal, dos socios europeos de la comunidad latinoamericana que se encuentran hundidos en crisis económicas, miran hacia el otro lado del Atlántico en busca de inversiones para superar esa situación.
Rajoy subrayó que actualmente América Latina posee una posición de partida más ventajosa que Europa para sortear la crisis.
España, que durante años ha hecho en Latinoamérica una oleada de inversiones conocidas como segunda reconquista, mira ahora hacia sus antiguas colonias.
Rajoy aseveró que la inversión acumulada de España en Latinoamérica supera 115 mil millones de euros, de los cuales 7 mil millones fueron colocados en 2011.
En el contexto actual de dificultades es necesario prestar atención especial a las políticas de crecimiento económico, afirmó Rajoy, al abrir las sesiones de trabajo de los jefes de Estado y de gobierno, en un sentido opuesto a las políticas de austeridad impuestas por Bruselas y por el FMI.
El mandatario anfitrión pidió a los países latinoamericanos aumentar su inversión en España, al tiempo que demandó seguridad jurídica para las inversiones en Latinoamérica, sin mencionar la expropiación de YPF-Repsol en Argentina.
Los líderes de Estado y de gobierno acordaron fortalecer el comercio y la inversión, así como proyectar a las pequeñas y medianas empresas para fomentar la creación de empleos, como forma de impulsar el crecimiento económico.
Las pequeñas y medianas empresas se presentaron como herramienta clave tanto para España, que quiere utilizarlas para aumentar su presencia en Latinoamérica, como para los países de esa zona, que ven en ese sector la clave del cambio estructural que necesitan.
Uno de los seis ejes de la declaración final apuesta por promover la creación y el desarrollo de estas empresas, facilitar su acceso al crédito y reducir la burocracia. En la cumbre también se acordó crear un instrumento de arbitraje, impulsado por el sector privado, que mejore la seguridad jurídica de las empresas y resuelva diferendos bilaterales.
El rey Juan Carlos clausuró la 22 Cumbre Iberoamericana, la cual comenzó el viernes en Cádiz bajo el lema Una relación renovada.
En tanto, el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, recibió la estafeta para organizar la versión 23 de la cumbre, propuesta para los días 18 y 19 de octubre del próximo año.