No cabe duda que tenemos mucho que estudiar, que pensar, que diseñar, en el mundo y también en nuestro país. Esta es la mayor responsabilidad de la época.
Ya sabemos que la estatización total no genera un hombre nuevo y que el mercado tampoco es la clave de todas las bondades. Sabemos que hasta la peor de las democracias es mejor que una dictadura y que la alternancia en el poder es imprescindible. Que tomarse el poder violentamente implica que los nuevos dueños del poder no querrán perderlo. Que el monopolio del poder y las armas lleva a la destrucción de los que aspiran a compartirlo.
Es claro que tampoco está resultando la división internacional entre los dueños de las patentes y las marcas por una parte, y los de los recursos naturales no renovables y la mano de obra barata por otra. Ello sólo ha llevado a que el crecimiento se haga a costa de confusión y consecuencias irreversibles. Al enriquecimiento de unos pocos y al empobrecimiento de muchos. Ya sabemos que la gran corporación multinacional, más rica que muchos estados juntos, es el mayor monstruo jamás inventado. Finalmente, que con China murió definitivamente el sueño de la sociedad sin clases y del fin de la explotación del hombre por el hombre.
Pero la repartición de la torta ha sido el problema de todas las épocas y más temprano que tarde, de una u otra forma, se repartirá mejor, y luego quizás peor, y así sucesivamente. Eso hasta tendría remedio. Incluso podría ser un estímulo, como piensan los adoradores del capital.
Lo que nos debe preocupar hoy es lo que no sabemos cómo cambiar.
El consumo de alcohol y drogas daña las neuronas, lo que es imposible de revertir. Los hijos de los afectados de esta manera, no pueden superar los efectos, aun dejando de consumir. Quizás se requeriría varias generaciones de abstinentes para recuperarlas del impacto neuronal y sus secuelas. Las poblaciones más pobres se ahogan en las drogas y el dinero fácil. Muchos jóvenes prefieren morir jóvenes, consumir y tener plata, a vivir pobres hasta viejos.
Hay un evidente cambio de valores. Algunos muy positivos, como avances hacia la no discriminación, la visualización de las minorías étnicas, la incipiente liberación de la mujer. Pero otros casi incomprensibles. Sobre éstos se dice que siempre sucedió, pero que ahora se sabe. ¿Será esa la interpretación correcta?
En Chile han aparecido formas de pedofilia inéditas, en colegios, iglesias, orfanatos, como el caso de cuidadoras de infantes realizando, casi públicamente, abuso sexual en grupos de niños, abusos de curas, profesores y parientes. Violación de discapacitados. Madres que han filmado pornografía con sus hijos pequeños para vender por Internet. Prostitución infantil generalizada en ciertos barrios. Según expertos, los niños prostituidos son recuperables sólo hasta los 14 años1.
Las mafias ukraniana y rusa, destacadas por su crueldad, no sólo trafican niños para prostitución, sino también para comercio de órganos. Se sabe, o se intuye, que niñas prostitutas esclavas después de una edad en que no gustan a los pedófilos, son usadas para procrear y que sus hijos son nuevamente usados para ambos negocios. Se ha sabido de algunos casos de canibalismo en EEUU, producidos por altos niveles de consumo de drogas.
Volviendo a Chile, donde aún el secuestro no es una forma de agresión dominante, la delincuencia con niños cada vez más jóvenes está generalizada. Y esta delincuencia tiene nuevos códigos. Doris Cooper, experta en delincuencia, afirma que los antiguos códigos de honor del delincuente, inspirados en la mafia italiana de los años 20, han desaparecido. Ahora la traición dentro de las mismas bandas es común.
Lo peor y más grave, que debería preocupar a los Legionarios de Cristo y a los miembros del Opus Dei que nos gobiernan, es que el concepto de familia tradicional ha desaparecido y la tendencia es que ello se intensifique. Las jefas de familia proliferan entre los sectores más pobres, con maridos o amantes totalmente indiferentes a la mantención de sus hijos. Muchas de ellas dirigen hogares en que una o dos niñas adolescentes tienen, a su vez, hijos, también abandonados por sus padres.
En las jóvenes de mayor nivel cultural y socioeconómico es común encontrarse con grupos de muchachas solteras que no encuentran parejas estables y que temen quedarse sin la posibilidad de procrear. No hay interés en el matrimonio y, especialmente en los varones, de tener hijos y familia.
Hay una tendencia en el hombre al descompromiso e incluso a la crueldad con sus parejas. La liberación de la mujer no es aceptada en lo profundo y eso es claro en el campo laboral y político. La ira por la liberación sexual de la mujer, lleva a muchos hombres al maltrato e incluso al asesinato. A la mayoría, a no saber cómo manejar los patrones de igualdad entre los géneros. Últimamente se han visto casos de padres que matan a los hijos para vengarse de su cónyuge.
Sería fácil buscar culpables: la televisión, el individualismo, el consumismo, el interés por el dinero, las drogas, las leyes blandas, el beneplácito de los países con el lavado dinero y el tráfico de drogas y armas a niveles altos. Esto en Chile es particularmente notable como consecuencia de la apertura y el respeto al libre mercado2.
Pero con eso no se avanza en el estudio ni en la comprensión de lo que nos ocurre. Para cambiarlo hay que entenderlo. No podemos seguir pensando que el alto consumo que se observa en el país, especialmente de los sectores de menores ingresos los fines de semana, proviene sólo de los magros ingresos familiares, acerca de los cuales da cuenta la controvertida encuesta CASEN.
Tenemos la obligación de diseñar un plan de rescate. Imaginar cómo cambiar esta sociedad que hemos creado.
Es necesario que cuestionemos la ética actual, en donde los políticos y los gobernantes tienen la mayor responsabilidad, pero sabemos que eso no soluciona lo profundo y grave de la situación. Tampoco tenemos a mano, herramientas para lograr que la clase dirigente cambie en el corto plazo.
Es por eso que hay que pensar, estudiar y rediseñarlo todo, en conjunto y desde la bases.
1 Fundación Rescate que trabaja con niños enfermos de SIDA menores de 14 años
2 Últimamente, se han decomisado, consecutivamente, cargamentos de una tonelada de cocaína cada vez, el primero de ellas desaparecido antes de quemarse.