Noviembre 27, 2024

¿Qué pasa en Wisconsin?

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scott_walkerLos protagonistas. El gobernador del estado de Wisconsin, Scott Walker. Los senadores demócratas, fugados desde el día 15 de febrero. Miles de trabajadores estatales y funcionarios.

 

Los actores secundarios. El presidente estadounidense, Barack Obama. Representantes del partido demócrata y republicano. Portavoces de los sindicatos. El director de cine Michael Moore.

 

Los sucesos. La convocatoria para votar la propuesta de ley del gobernador Walker se topa con la fuga de los senadores demócratas, que impiden la votación. Miles de ciudadanos ocupan el edificio del Senado para protestar contra Walker. El pasado viernes, una orden judicial obliga a desalojar el edificio, que sigue plagado de pancartas. Las manifestaciones se suceden en el exterior. Más de 70.000 personas han protestado durante los últimos tres fines de semana.

La clave. Una ley con el objetivo de recortar el déficit estatal gracias a la eliminación de derechos sindicales de los empleados públicos.

La pregunta. ¿Qué tiene que ver el déficit de un estado con los derechos sindicales de los trabajadores?

Wisconsin tiene un déficit público que puede alcanzar los 137 millones de dólares el próximo mes de Julio y 3.600 millones de dólares en el año 2013. Scott Walker, un gobernador republicano que estrenó el puesto el pasado mes de enero quiere hacer historia con una reforma radical. Walker argumenta que gran parte de ese déficit se debe al coste que supone al estado los salarios y beneficios que reciben todos los empleados del estado. Los salarios medios son más altos que los del sector privado. Y los empleados reciben además mayores beneficios como seguro médico y plan de pensiones, costeado por el estado.

Su propuesta supone obligar a los trabajadores del estado a pagar la mitad del coste de sus pensiones y el doble de lo que ahora pagan por su seguro médico. Pero no puede forzar ese pago sin negociar con los sindicatos, opuestos a tales medidas. Solución: recortar los derechos sindicales de los trabajadores públicos.

¿Y después? Inmediatamente después llegarían despidos más fáciles y, probablemente, una fuga de trabajadores hacia el sector privado, donde disfrutan de menos derechos. El contexto de crisis económica y de empleo no inspira confianza a ningún ciudadano a punto de perder el puesto.

Pero lo que suceda en el caso de que Walker logre una votación a su favor puede ser el mayor cambio en la historia del sistema de pensiones de Wisconsin. Si se produce una reacción en cadena, otros estados podrían seguir los mismos pasos.

En la actualidad, Wisconsin cuenta con uno de los sistemas públicos más generosos de todo Estados Unidos. Ocupa el puesto número 9 a nivel nacional y el 30 en todo el mundo. Pero tiene un precio. El estado cubre el coste de la pensión de estos trabajadores, una vez que se jubilen, además de una parte de su seguro médico. Ante tales condiciones, los empleados tienen un incentivo importante para quedarse siempre en su puesto de trabajo.

El sistema tiene sentido en aquellas áreas en las que las empresas invierten recursos en formación para sus empleados, como la investigación. Aunque no siempre funciona. En ámbitos como la educación, la crisis actual ha puesto a los sindicatos en el punto de mira. Consiguieron puestos fijos para profesores apenas dos años después de empezar a trabajar, pero también dificultaron la salida de maestros ineficientes. Las consecuencias para el sistema educativo ya fueron retratadas en el documental Esperando a Superman.

La reducción de movilidad y competitividad, de la que muchas veces se acusa a los sindicatos, puede sentenciar a una potencia económica como Estados Unidos. Por eso los republicanos de Wisconsin, con Walker a la cabeza, defienden un sistema de pensiones parecido al de las empresas privadas. El trabajador y la compañía comparten los pagos del seguro médico y de la pensión, alimentando un fondo privado mientras dure la relación laboral. Si el empleado se marcha a trabajar a otra empresa, el dinero del fondo sigue siendo suyo.

Hasta el momento, los estados han podido costear los beneficios de los trabajadores públicos. En Utah o Michigan, se adelantaron a la crisis al imponer condiciones similares al sector privado para evitar la situación actual. Wisconsin ya no puede sostener un sistema que funcionó el siglo pasado, pero no éste. La excusa es la crisis económica, el crecimiento demográfico, los derechos sindicales… pero la única respuesta puede ser un cambio mucho más radical que borrar a los sindicatos del mapa.

Michael Moore apareció en escena esta semana reclamando que es mentira que Wisconsin esté en bancarrota. Aprovechó en su discurso el enfado de miles de trabajadores que, como en el resto del país, se preguntan por qué deben pagar los ciudadanos una vez más. Ya costearon los planes de rescate con sus impuestos. El total de 150.000 millones de dólares se han agotado y la mayoría de los estados vuelven a entrar en números rojos.

Posibles desenlaces, por orden de probabilidad.

Desenlace 1. Los senadores demócratas no salen de su escondite en Illinois. Walker no logra un acuerdo con ellos. Antes de aprobar la ley, emite la orden de despido de 1.500 empleados del estado.

Desenlace 2. Aparecen los senadores demócratas. Les encuentra la policía, que tiene orden de buscarlos y devolverlos a Wisconsin. O les encuentra un ciudadano anónimo y desvela su localización, ayudando a la policía. Vuelven a Wisconsin y, obligados a participar en la votación, Walker consigue una victoria gracias a la mayoría de senadores republicanos.

Desenlace 3. Demócratas y republicanos logran un acuerdo a través de las conversaciones secretas que mantienen desde hace tres semanas. Los demócratas acceden a que los trabajadores del estado paguen más por sus beneficios y los republicanos retiran la propuesta de eliminar los derechos sindicales y de negociación colectiva.

Desenlace 1 + 2 + 3. Pase lo que pase, oiremos hablar de Wisconsin hasta las elecciones de 2012. Escucharemos a Obama -seguramente candidato demócrata- y a su oponente republicano debatir sobre ello durante la campaña. Todos los aspirantes tendrán que responder a preguntas sobre déficit, el futuro económico de Estados Unidos, los derechos de los trabajadores y, sobre todo, cómo habrían solucionado el problema de Wisconsin. Con suerte, alguien encontrará antes la respuesta.

 

Publicado en Periodismo Humano.

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