Berlín.- La degradación de la tierra amenaza a todos los seres vivos que pueblan el planeta, incluidos los humanos. Para frenar este fenómeno, la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación impulsa un objetivo de desarrollo sostenible a adoptarse en la inminente conferencia Río+20.
Se trata de Degradación Terrestre Neta Cero.
“No deberíamos agotar el futuro que queremos”, dijo en una conferencia de prensa en Berlín el secretario ejecutivo de la Convención contra la Desertificación, Luc Gnacadja, en alusión al tema central de Río+20, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible: “El futuro que queremos”.
La reunión se realizará del 20 al 22 de este mes en Río de Janeiro, dos décadas después de la primera Cumbre de la Tierra, que tuvo lugar en la misma ciudad.
Según Gnacadja, acordar un objetivo de desarrollo sostenible sobre el uso de la tierra en Río+20 es un requisito para garantizar la futura seguridad hídrica, alimentaria y energética.
Al dirigirse a los periodistas reunidos en la capital alemana, el ex ministro de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Urbano de Benín presentó un informe de la Convención que llamó a Río+20 a adoptar “un objetivo independiente sobre uso sostenible de la tierra y el agua para todos y por todos (en la agricultura, la forestación, la energía y la urbanización) mediante el compromiso con un mundo neutral en materia de degradación terrestre”.
“Necesitamos centrarnos en dos dimensiones de tierra: en las áreas degradadas y las no degradadas”, señala el documento.
En las que aún no han sido afectadas, se debe evitar la degradación, y “en las ya degradadas, deberían restablecerse la fertilidad y la productividad del suelo. En otras palabras, la degradación terrestre neta cero puede lograrse cuando, en un periodo dado, la degradación de la tierra o bien se evita o bien se compensa por la restauración de la tierra”, agrega.
“Debemos devolver a la vida la tierra productiva. La tierra es nuestra aliada natural, pero su paciencia no es eterna”, concluye.
<B>Causas y consecuencias</B>
“Los seres humanos tienen múltiples demandas sobre la tierra, y van en aumento”, observó Gnacadja.
“Hay necesidad de alimentos, forrajes y combustibles. Se requiere tierra para asentamientos humanos e infraestructura, para servicios ambientales, secuestro de carbono en suelo y vegetación, así como para metales y minerales”, agregó.
Pero actualmente se pierden 12 millones de hectáreas anuales debido a la degradación y la desertificación.
Según los expertos, la producción alimentaria es el factor individual decisivo en la pérdida de tierra. De hecho, es probable que se requieran tres planetas Tierra para satisfacer las demandas del consumo humano para 2050.
Para 2030, 9.000 millones de personas necesitarán 120 millones de hectáreas más de tierra para producir 50 por ciento más de alimentos, dijo Gnacadja. La demanda de energía y de agua para usos agrícolas aumentará 40 y 30 por ciento respectivamente.
Algunos de los factores que perjudican los sistemas de tierras, aguas y nutrientes son el crecimiento demográfico, la degradación y la desertificación, el cambio climático y el mayor estándar de vida, el cambio dietario, la urbanización, el derroche y las pérdidas en la cadena de suministro y un comercio globalizado, según el informe.
A cada minuto, la población humana aumenta en 150 personas, declara.
Se pierden 25 y 10 hectáreas por culpa de la deforestación tropical y la degradación de suelos respectivamente, mientras que la urbanización se traga hasta 5,5 hectáreas por minuto.
En todo el mundo, 25 por ciento de la tierra ya experimenta una alta degradación, lo que afecta a 1.500 millones de personas.
Esa degradación contribuye a la inseguridad alimentaria, el hambre, las migraciones, la deforestación, la inestabilidad política y los conflictos civiles. También da pie al fenómeno de invertir en tierras en otro país para producir alimentos y biocombustibles, dijo Gnacadja.
Considerando que en 2050 los países asiáticos constituirán 60 por ciento de la población mundial, no sorprende que India y China estén invirtiendo en tierras africanas, alerta el documento de la Convención contra la Desertificación.
<B>Objetivos de desarrollo sostenible</B>
Según la Convención, ha llegado el momento de que la comunidad internacional se comprometa con un mundo neutral en materia de degradación de la tierra.
El mundo debería aspirar a lograr una degradación cero para 2030 en materia de tierras y bosques, e implementar políticas de contingencia para sequías en todos los países propensos a este tipo de eventos extremos para 2020.
“Es posible alcanzar este objetivo, y nosotros sabemos cómo hacerlo”, dijo Gnacadja, arquitecto de profesión.
El documento de la Convención presenta cifras concretas: más de 2.000 millones de hectáreas en todo el mundo son adecuadas para la rehabilitación. De ellas, 1,5 serían propicias para la “restauración en mosaico”, lo que significa que los bosques se combinarían con otros usos, como la agrosilvicultura y la pequeña agricultura.
Gnacadja también urgió a crear un Panel Intergubernamental sobre Tierras y Suelos como una autoridad mundial con conocimientos científicos y técnicos en este tipo de degradación.
<B>Un enfoque integral</B>
Los esfuerzos mundiales por combatir la degradación de tierras darán sus frutos en varios sectores, dijo Gnacadja, señalando un estudio realizado por el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias.
“Economics of Land Degradation” (Economía de la degradación de la tierra) analiza los costos de los métodos de prevención de este fenómeno en comparación con los que se prevé tendrá la inacción en muchos países.
Un antiguo proverbio de los indígenas estadounidenses dice: “No heredamos la tierra de nuestros ancestros, se la pedimos prestada a nuestros hijos”. Es con esta verdad en mente que la Convención urge a actuar de inmediato para combatir la degradación.