Los dictadores son seres repugnantes, procedan de donde procedan, y llamarles perros rabiosos les queda chico: además de asesinos y abusadores con los débiles todos son cobardes, y más que pertenecientes a la raza humana son humanoides, cuya característica principal es la cobardía, la traición y dar propina a la jauría de sus sicarios.( cómplices pasivos)
Augusto Pinochet, Rafael Videla y Alberto Fujimori, ni siquiera han tenido el valor de reconocer sus hechos criminales, menos el acto de dignidad de haber pedido perdón. Augusto Pinochet, cerdo y perro cobarde, se hizo el “loco” para evitar la justicia y morir cómodamente y con toda clase de consideraciones en el Hospital Militar; Alberto Fujimori, gracias a las magullas del también ladrón y corrupto, su hijo Kenji, también logró evadir la cárcel e instalarse en un hotel de lujo, clínica cuyos precios elevados son inalcanzables para el común de los mortales. Los cobardes tiranos pueden gastar millones gracias al dinero robado desde el Estado, sumado al aporte de los asquerosos ricos, agradecidos porque el tirano los salvó del comunismo.
Así como existen abogados, políticos, jueces y curas tóxicos, que se prestan a ser obsecuentes con los tiranos, también hay algunos honestos a toda prueba en cada de estas y otras profesiones. Los descendientes de los japoneses, entre ellos los Fujimori en Perú, lograron llegar al poder gracias al pésimo gobierno del corrupto Presidente Alán García, que arruinó al Perú, y la siutiquería del otro candidato a la presidencia de la república, Mario Vargas Llosa, (probado buen escritor y muy mal político, quien de izquierdista pasó a gurú del neoliberalismo).
Hay que reconocer que los electores ya no son tan tontos y aplaudieron en su momento cuando Alberto Fujimori cerró el Parlamento peruano, una pandilla de ladrones y corruptos, pero el que aprovechó en realidad de la dictadura de Fujimori fue su aliado, Vladimiro Montesinos, quien grabó – como buen agente de inteligencia -, a los de las coimas y de otros delitos de los cuales participaron muchos empresarios, incluso chilenos que aún gozan de fama de “probos” y se confiesan con curas putos. (Montesinos se reía de la desprolijidad con que esa caterva de corruptos, incluidos los empresarios mapochinos, los más serviles y siúticos, que cuando ven rodar los billetes se vuelven locos).
Los Piñera, padre, hijos, nietos y colaterales, son bastante inteligentes para darse cuenta de que Perú es un buen negocio para las empresas chilenas, (no hay que aliarse con los “cholos”, pero sí con los Presidentes, en su mayoría corruptos) y privilegian empresas conjuntas con el ex Presidente Pedro Pablo Kuczynski y, ahora, con Martín Vizcarra y el grupo vía Graña y Montero. En el pasado, el Presidente corrupto Mariano Prado tenía negocios en un banco de su propiedad, instalado en Chile, como también en las minas de carbón, en Lota.
Por otra parte, la guerra del salitre la ganaron los empresarios y comerciantes chileno-peruanos quienes, a su vez, vendieron sus intereses a los empresarios de la pérfida Albión.
El patrioterismo es un sentimiento de ignorantes: los “rotos” dieron su sangre y los ricos se llevaron el dinero, y este hecho ha sucedido siempre a través de la historia, pues la guerra es un negocio que tiene la magia de generar nuevos ricos, como también una forma de eliminar a los pobres cuando comienzan a reproducirse en exceso, (ahora venimos reemplazando el acto de procreación con la televisión, y sólo cuando falta mano de obra traemos migrantes haitianos).
Los directores de hospitales para millonarios y médicos con muy pocos escrúpulos y ansias de colmar su billetera, inventan diagnósticos de peligro de muerte para un paciente de más de 80 años, como Alberto Fujimori, quienes tratan de demostrar que de abandonar la clínica el tirano japonés moriría, (yo, a mis casi 78 años estoy como lija y evito los médicos quienes apenas te miran te descubren enfermedades). Se trata de evitar, en el caso de Fujimori, que complete la sentencia de 25 años a que fue condenado por los crímenes de Barrios Altos y La Cantuta.
Demás está decir que la celda a la cual fue remitido el miércoles 23 de enero es un lujo: cuenta con un comedor para recibir visitas tres veces por semana, tiene médico de cabecera las 24 horas del día, una cama clínica, dos enfermeras permanentes, una ambulancia a las puertas del presidio… (Me gustaría saber cuántos peruanos tienen estos privilegios), ¿y a cuánto subirá la cuenta diría y quién la paga?
El hecho de haber sido Presidente de la República no debiera ser fuente de privilegios, por el contrario, circunstancias agravantes.
Llamar democracia a los países Latinoamericanos gobernados por asquerosos mercachifles e un insulto a la razón.
EL estado de derecho solo existe en pocos países y es una rara avis. En América solo en Costa rica y Uruguay.
Cuando aparece un Juez honesto lo bajan sus superiores como ocurre con César Concepción para salvar a la puta ladrona de Keiko y sus mozos de la asociación ilícita fuerza popular.
Un país que tiene a 7 presidentes comprados por las empresas brasileñas es todo lo que quiera menos democracia.
La OEA es una cueva de ladrones con muy buenas colonias para gozo de viejas yanquis y comprar jovencitos que las existen
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
24/01/2019