Después de la muerte del dictador Francisco Franco ha habido en España cuatro mociones de censura el gobierno: una sola de ellas, la de hoy, 1º de junio, ha logrado la mayoría necesaria para cesar al Presidente, Mariano Rajoy.
Todo se le dio bien al dirigente socialista, Pedro Sánchez: logró el apoyo de los Partidos Podemos y el de los independentistas catalanes y vascos. El Partido Nacionalista Vasco, con el 3% de los votos y con cinco diputados, decidió la suerte de Mariano Rajoy. Con mucha razón, el portavoz de este Partido cómo un conglomerado tan pequeño, y que sólo se presenta en el país vasco, tuvo en sus manos el destino del gobierno, así fuera por unos minutos.
Cuando Pedro Sánchez, sin consultar, ni siquiera, con los dirigentes del PSOE, no le pasó por la mente que su moción de censura a Rajoy le iba a resultar: en un corto plazo logró aglutinar una mayoría de diputados, de las posiciones más disímiles y, desde estar muerto políticamente al negarse a apoyar otrora la investidura de Rajoy, hasta terminar con el gobierno del Partido Popular y lograr sí y el PSOE la Presidencia del gobierno.
El único consenso de todos los Partidos, salvo el Popular, es la condena a la corrupción a Rajoy y su Partido, que se ha mantenido desde su fundación – desde José María Aznar hasta Mariano Rajoy. España estuvo gobernada por una asociación ilícita para delinquir -. La caída de Rajoy marca un inicio de depuración de Casta política y de las instituciones del Estado.
El juego “de cuál de los dos Partidos, roba más”, si el PP o el PESOE, es mediocre y ridículo, y casi pueril: si es más grave el caso Grutel o las Eres de Andalucía, sólo demuestra que el duopolio condujo a España al precipicio de la Corrupción.
El creer que alguna relación entre la ética y la política en las democracias bancarias, cuando los verdaderos electores son los accionistas y los tenedores de bonos, me parece muy cándido, pues lo que juega en la política actual es el interés de cada uno de los actores. Hoy no tiene ningún sentido hablar de la ética de la convicción y/o de ética de la responsabilidad, y como diría Max Weber, el político tiene que pactar don el diablo, y es precisamente lo que hicieron la mayoría de los partidos políticos españoles: si Pedro Sánchez, por ejemplo, “no pacta con el diablo”, hubiera perdido. El cinismo del señor Esteban Aitor, portavoz del Partido Nacionalista Vasco empresa con claridad meridiana el predominio del pragmatismo sobre la ética, y lo único a él y a su Partido es el dinero que del presupuesto aprobado; (poco le importa que el dinero venga de Rajoy o de Sánchez).
El representante del Partido Izquierda Republicana Tardá expresa el mal menor pragmático de otra manera, diciendo que “los catalanes no votan contentos por Sánchez, así como Pedro Sánchez tampoco lo haría por ellos”, aun cuando tenga que repetirlo por un millón de veces, el cinismo es la antítesis de la hipocresía, y la Escuela de los canes griegos no tiene nada que ver con los fariseos.
Los intereses de cada partido político despierta expectativas y, cuando son insatisfechas, provocan frustración; por ejemplo, Podemos manifestó claramente su deseo de la formación de un gobierno tipo Frente Popular, es decir, socialdemócrata más izquierda. Los Partidos catalanes esperan de Sánchez: primero, la amnistía para los presos políticos, prometida por el jefe del PSOE, Eceta; segundo, un diálogo entre la Generalitat y el gobierno español que, al menos tiene que concretarse en un plebiscito legal que dirima el problema de independencia de Cataluña; tercero, con el juramento del gobierno catalán fijado para el sábado 2 de junio, termina la vigencia del artículo 155 de la Constitución, por consiguiente, el gobierno central cesaría su intervención en Cataluña; (no olvidar que la proclamación de la República, el año anterior, aún tiene validez).
No está claro quién será el líder de la oposición, pues en la derecha hay una disputa por la hegemonía entre Ciudadanos y Albert Rivera y el Partido Popular, liderado hasta ahora por Rajoy. En cuanto al Partido Ciudadanos, salió mal parado, pues no logró la formación de un gobierno provisorio y el llamado a elecciones para el mes de octubre del presente año, que le daban por ganador en todas las encuestas; además, “se sacaron la careta” de modernos y progresistas votando a favor de la Rajoy, en la moción de censura, ocurrida hoy, viernes 1º de junio. En el fondo, equivalen a dos versiones de la derecha en que salían ganando, hasta ahora, el Partido Ciudadanos robándole electores al corrupto Partido Popular, (lo mismo hizo antaño el Partido Popular con el Centro Democrático y Social de Adolfo Suárez; en Chile, los democratacristianos mataron a su papá, el Partido Conservador < en fútbol, el Colo Colo con el Magallanes).
Pedro Sánchez, investido como Presidente de gobierno, tiene una dimensión muy distinta que la del simple ciudadano: el poder une a un PSOE que estaba muy fraccionado, y da la posibilidad a quien lo posee de contentar a quienes, incluso el día antes, lo criticaban. Aun con una minoría de 84 diputados, Sánchez puede tomar medidas simbólicas de poderosa influencia en la opinión pública, que le permitan a su Partido presentarse con relativas posibilidades de éxito en las próximas elecciones. (Hay que recordar la frase de Giulio Andreotti, que “el poder desgasta a quien no lo tiene). Los símbolos en política son equivalentes a las metáforas en poesía.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
O1/06/2018