Diciembre 8, 2024

La Cuenta Pública en la calle: Una dictadura travestida con ropajes civiles

Cada cierto tiempo se nos muestra de manera explícita y grosera que la dictadura cívico-militar nunca fue derrotada, y el espejismo del triunfo del NO en el Plebiscito, con la pantomima de haber derrotado a la tiranía con un lápiz, no fue otra cosa que la derrota de la alternativa democrática popular que había mostrado con energía sus intenciones revolucionarias de derrocar a la dictadura.

 

 

Pero los sectores reformistas, claudicantes y temerosos, presionados además por los poderes fácticos de la jerarquía eclesiástica y el imperialismo norteamericano, aceptaron las reglas impuestas por la Constitución dictatorial del 80, legitimándola  y constituyéndose en  el  recambio  civil estipulado en su propio itinerario constitucional.

 Los gobiernos post dictatoriales representan una forma no uniformada de la dictadura, una continuación de la dictadura con ropajes civiles que consolidó el modelo político, económico, social y cultural estructurado en un ordenamiento jurídico de facto, como es el estipulado en la Constitución del 80 que nos rige hasta el día de hoy, profundizándolo  y realizándole solo algunos maquillajes reformistas destinados a aquietar las aguas del descontento popular.

 

 

 

 

Hoy, el contingente de 1600 uniformados que coparon y sitiaron la ciudad de Valparaíso lo dejó  de manifiesto.

 

 

 

 

 

(imagen capturada desde internet)

Además, como nunca antes, el perímetro de aislamiento conformado en torno al Congreso Nacional, fue exageradamente mayor que en años pasados, transportándonos de sopetón al Medioevo, cuando los castillos eran aislados de la plebe para proteger a los monarcas con fosos infranqueables, demostrando  en la actualidad que las autoridades que se llenan la boca diciendo representar a la ciudadanía, tienen un tremendo temor a que esta pueda expresarse libre y soberanamente.

Hay que hacer además un crítica descarnada a los sectores populares y especialmente a los estudiantes, quienes al parecer prefirieron “tomarse el fin de semana largo”, ya que la movilización convocada congregó a un escaso número de participantes que, siendo optimistas en los cálculos, bordeaban las dos mil a tres mil personas. Una cifra bajísima si consideramos que se trataba de una manifestación nacional.

 

 

 

La primera cuenta pública del gobierno derechista de Piñera nos mostró sin tapujos la cara de una dictadura travestida con ropajes civiles.

 

Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 01 de junio 2018

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