Noviembre 23, 2024

Un nuevo escenario mundial surge en el siglo XXI tras la superación del conflicto de EE.UU. con Corea del Norte

A pesar de las dificultades que se crearon con la iniciación de ejercicios militares de Estados Unidos y Corea del Sur en mayo de este año, el líder de Corea del Norte, decide continuar con las negociaciones destinadas a terminar con el conflicto que su país tiene con los Estados Unidos.

 

 

Las reuniones para resolver dicho problema se realizan a lo largo de los meses de junio, julio y agosto del año 2018. Estas reuniones son sumamente difíciles y en varias ocasiones ellas llegan a un punto crítico donde se corre el peligro que todo el proceso termine en un rotundo fracaso. No obstante, la cordura es mantenida por las partes negociadoras gracias a los aportes y eficaces intervenciones de China. Al término de estas reuniones entre Corea del Norte, Corea del Sur y Estados Unidos; y gracias a las necesarias intervenciones que China hace para mantener a los contrincantes negociando; eventualmente se logra llegar a un acuerdo preliminar.

         Los aspectos principales de dicho acuerdo, son que Corea del Norte entrega sus armas nucleares, los cohetes para transportarlas y otras instalaciones necesarias a China.  Esta solución es muy similar a la que se adoptó en la década de los años 90 del siglo XX cuando Ucrania entregó sus armas nucleares, cohetes y laboratorios a Rusia. A cambio de la desnuclearización de Corea del Norte, los estados Unidos aceptan el retiro gradual de sus tropas de Corea del Sur.  También se entrega a China la responsabilidad de mantener la paz y la prosperidad de la península coreana.

         Meses más tarde Japón decide entrar en negociaciones con China para poner fin a la histórica tensión que China y Japón han mantenido por más de un siglo de existencia. De esta forma Japón gradualmente decide integrarse a la órbita económica dirigida por China. Por su parte China anuncia la iniciación de un sólido programa para sacar a Corea del Norte de su extremadamente difícil situación económica. Este es un programa tipo Plan Marshall para transformar a Corea del Norte en un país económicamente desarrollado. También China se compromete a iniciar un proceso de reunificación de las dos Coreas y donde Corea del Sur obtiene garantías y seguridades de que su modelo capitalista será respetado, en forma parecida a como China ha respetado el modelo político, económico y social de Taiwán.

 

         Como resultado de todos estos acuerdos y compromisos, Estados Unidos también acepta firmar un tratado de paz donde se da por fin término a la guerra de Corea. Los Estados Unidos también aceptan retirar  todas sus tropas de Asia del Este y concentrarlas en las islas de Hawai. Todo esto naturalmente significa que los Estados Unidos han decidido terminar con su intervencionismo en Asia del Este y esta región es reconocida como zona de influencia de China. En parte, como resultado de estas exitosas negociaciones que logra la desnuclearización de Corea del Norte sin una guerra nuclear, el presidente Trump y el presidente surcoreano reciben el premio Nobel de la paz. Trump es reelegido para un segundo periodo presidencial. Durante este segundo periodo se inicia un inteligente programa populista que tiene dos componentes. Uno local, donde Estados Unidos inicia un vasto programa de reconstrucción de la infraestructura nacional y que crea millones de puestos de trabajo bien remunerados; también se desarrolla un programa de reindustrialización nacional que termina por restablecer las condiciones sociales y económicas que el pueblo estadounidense tuvo después de la segunda guerra mundial. Es así como la clase trabajadora y clase media estadounidense empieza a recuperar el estándar de vida perdido durante la nefasta época llamada periodo neoliberal, globalizante y cosmopolita e iniciado por la administración Reagan en los años 80 del siglo XX.

         Junto a este programa de reconstrucción económica, el presidente Trump inicia un nuevo programa de seguridad nacional, este incluye un drástico aumento de la capacidad nuclear de los Estados Unidos, el programa está especialmente dirigido a contener y pacificar a las nuevas potencia no occidentales que han decidido obtener armas nucleares. Como consecuencia de todo esto los Estados Unidos terminan con el programa de desnuclearización del planeta iniciado a mediados del siglo XX. Estados Unidos por fin comprende que es imposible tener éxito en una situación que permite las armas nucleares de occidente, Israel, Rusia y China; pero prohíbe las armas nucleares de civilizaciones emergentes tales como la islámica, la hindú, la latinoamericana, la ortodoxa y la africana. Estados Unidos por fin comprende que su programa de desnuclearización del mundo emergente ha fracasado rotundamente.

         El progreso tecnológico y científico en el mundo del siglo XXI, no se puede detener.  Es así como toda la nueva política militar estadounidense iniciada por el presidente Trump, va dirigida a contener, detener y disuadir un ataque nuclear de las nuevas potencias nucleares que inevitablemente terminarán por surgir en países de las civilizaciones emergentes. Para contener a las nuevas potencias nucleares, Estados Unidos da inicia a un vasto programa destinado a tener las defensas suficientes y necesarias para absorber con éxito un primer ataque nuclear (firststrike) de parte de cualquier enemigo y luego tener la suficiente fuerza demoledora para destruir totalmente al agresor que se atreve a lanzar bombas nucleares a los Estados Unidos.  En otras palabras, la exitosa política nuclear de contención usada contra la Unión Soviética se puede utilizar ahora contra las nuevas potencias nucleares.  Esto se llama tener capacidad para un segundo ataque (second strike capabilities). A esta reformulada política de contención se le denomina segundo ataque 2.0.

         De esta forma el planeta comienza su largo recorrido hacia una convivencia donde las terribles armas nucleares existen pero ellas no se pueden usar, ya que esto significaría un suicidio colectivo de aquella sociedad que no comprende la potencia de la nueva política de contención adoptada por la especie humana en espera de soluciones más inteligentes y civilizadas. Se puede anticipar que la solución obvia es la eventual creación de un super imperio mundial donde todos los Estados existentes deciden voluntariamente crear una institución global que con éxito de término a la evolución política del planeta.

         De la tribu se pasa al principado feudal, del Estado feudal se pasa al Estado moderno unificado y de esto se pasa a las hegemonías regionales o super Estados, y de todo esto se termina por pasar al imperio global que concentra todo el poder bélico planetario. Esto es el verdadero fin de la historia. O sea el fin de la evolución política de la raza humana, donde las 8 actuales civilizaciones y sus respectivos hegemones regionales se transforman voluntariamente en un único y super poderoso Estado global con poder y soberanía por sobre todo el planeta. Este super Estado global como concepción futura está incluido en la nueva filosofía china llamada Tianxia y que propone que para el siglo XXIII el planeta estará listo para dar el salto de civilizaciones regionales a la única civilización global. 

 

F. Duque Ph. D

Cientista Político

Puerto Montt, 18 de mayo de 2018

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *