La crisis de pago de deuda que se propaga principalmente por los países donde rige el euro perjudicará, tarde o temprano, al comercio del mundo en desarrollo, afirman analistas económicos.
El colapso amenaza a varias economías occidentales, entre ellas las de Portugal, Irlanda, Grecia y, posiblemente, España e Italia.
Cuando la economía mundial se vio afectada por una severa recesión en 2008-2009, sus efectos perjudicaron seriamente a las naciones en desarrollo, obstaculizando el cumplimiento para 2015 de los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio.
También puede reiterarse un escenario en que se reduzcan los mercados y se recorte la asistencia al desarrollo, como ocurrió luego de la crisis de 2008.
La crisis de la eurozona afectará de varias maneras a los países en desarrollo, dijo a IPS Mauro Guillén, director del Instituto Lauder en la Wharton School of Business de la Universidad de Pennsylvania.
Primero, la eurozona es un mercado enorme, así que sufrirá cualquiera que exporte bienes manufacturados o materias primas, sostuvo.
“La eurozona también es una gran inversora. Si las empresas europeas se sienten menos confiadas, pueden retrasar las inversiones”, dijo.
Y finalmente, una crisis estructural/existencial en la eurozona puede provocar un colapso de los mercados financieros, lo que también perjudicará a los países en desarrollo, dijo Guillén, profesor de gerencia y experto en asuntos económicos mundiales.
Según los economistas, la crisis actual no se centra en la deuda de los consumidores sino en la gubernamental.
La medida más drástica sería obligar a países como Portugal y Grecia a abandonar voluntariamente la eurozona para evitarle una calamidad mayor a la moneda común europea.
El euro es utilizado por 332 millones de personas en 17 de los 27 estados miembro de la Unión Europea (UE).
A excepción de Alemania, la mayoría de las naciones occidentales son arrastradas hacia un atolladero económico, incluso mientras la UE intenta rescatar a quienes incurrieron en default (cesación del pago de sus deudas).
Además de una posible recesión en Europa, la crisis de la eurozona también amenaza con desestabilizar los mercados de valores en Estados Unidos.
“Por supuesto que hay una obvia austeridad autoimpuesta que se propaga por toda la eurozona, limitando el mercado que la región representa para el mundo en desarrollo”, dijo a IPS Dean Baker, codirector del Centro de Investigación en Economía y Política, con sede en Washington.
Rob Vos, del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), declaró a IPS que el actual nerviosismo en los mercados financieros corona incertidumbres ya existentes, causadas principalmente por la debilidad de la recuperación en Europa, Japón y Estados Unidos y por la volatilidad de los mercados de materias primas.
Esto significa que no hay que fijarse solamente en la baja de la calificación de riesgo de Estados Unidos o en la crisis de deuda en el sur de Europa, planteó.
La poca recuperación de las economías adelantadas se refleja en la persistencia del alto desempleo y en la fragilidad de los sectores bancarios, que frenan el avance de la demanda privada, y ahora los inversores financieros temen mayores contratiempos económicos, mientras los gobiernos intentan afrontar su déficit y su deuda.
Vos destacó que la severas medidas de austeridad retrasarán más a las economías de Europa y Estados Unidos, y que esto, a su vez, dificultará aún más el ajuste fiscal y la reducción de deuda.
“Así que ¿realmente debería preocuparnos un posible default de Estados Unidos o de los países del sur de Europa?”, preguntó.
Los políticos dejaron en claro que no permitirán que eso ocurra, agregó Vos.
Durante la última crisis financiera mundial, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, advirtió que no por resolver la crisis se deje de solucionar otros problemas cruciales, como el hambre, la crisis alimentaria y el cambio climático.
Es necesario reconocer la urgencia de proteger el sustento de millones de personas en todo el mundo, sostuvo.
Vos dijo a IPS que la débil recuperación económica en los países industrializados es lo que más preocupa a las naciones en desarrollo, cuyas economías dependen, en buena medida de las exportaciones a demanda que puedan realizar hacia esos mercados.
Que continúe la crisis financiera no les hará ningún bien, señaló.
Atraidos por mayores retornos, en el último año y medio los flujos de capital volvieron a las emergentes economías de mercado, pero también mantuvieron la promesa de volatilidad, dijo Vos.
Una prolongada venta del mercado de valores en Estados Unidos y Europa puede conducir a un rápido retiro de buena parte de ese dinero y causar más problemas de ajuste.
Una recesión secundaria también presionaría a la baja los flujos de asistencia, lo que afectaría particularmente a los países menos adelantados.
“En este sentido, la comunidad internacional debería adoptar más medidas para fortalecer los mecanismos de liquidez mundial (especialmente los que maneja el Fondo Monetario Internacional) para evitar que una mayor volatilidad de los capitales y los mercados de productos básicos causen crisis de pagos en el mundo en desarrollo”, observó.
Un informe elaborado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y divulgado el año pasado señaló que la crisis de 2008 provocó una revisión de la realidad, exigiendo un sistema de gobernanza mundial más efectivo en el que los países emergentes ya no son marginados.
“Mientras la demanda mundial se contrajo drásticamente en los países más adelantados, las naciones en desarrollo de rápido crecimiento se desempeñaron relativamente mejor, sobreviviendo a la crisis con menos daños”, según “Informe sobre la economía creativa 2010”.
La investigación también planteó que las inversiones y el comercio Sur-Sur eran vitales para mitigar los efectos de la recesión mundial.
Vos dijo que el Banco Central Europeo presentó un plan a corto plazo que resulta tardío pero, en principio, viable, y que debería aliviar los temores de un inminente default.
En Estados Unidos, la política ha complicado el ajuste fiscal, pero todas las partes avanzaron para evitar el default y, técnicamente, el país no enfrenta problemas en el cumplimiento de sus obligaciones.
“¿Acaso todavía pueden salir mal las cosas? La respuesta es sí”, dijo Vos.
Sigue presente el riesgo de una situación donde el temor al default conduzca, precisamente, al default.