¿Qué acierto! ¡Qué hermoso! ¡Qué justo y necesario!
Los balcones de La Moneda bellamente iluminados en una noche mágica. Evocando el centenario de la Violeta, con su hija y su nieta, con Álvaro Henríquez y otros artistas, interpretando sus melodías desde el mismo balcón del cual nos saludó Allende y la Tencha la tarde del 4 de Noviembre de 1970, cuando por primera vez ingresó al Palacio luciendo la piocha que lo investía como Presidente de la República.
Fue un concierto ciudadano, abierto, como debe ser. No puede lucrarse con la cultura. Fue un concierto situado en el más alto tesoro patrimonial de Chile: la Casa de Monedas, edificio que el arquitecto Joaquín Toesca levantó a partir de 1786 con muros de un metro de espesor, unidos con mortero de cal y arena del río Mapocho, gracias a lo cual pudo sobrevivir al bombardeo de numerosos misiles lanzados sin misericordia por los chacales alzados en arma el 11 de Septiembre de 1973.
¿Puede alguien imaginarse a las fuerzas armadas de Francia bombardeando la Torre Eiffel? ¿O a militares mexicanos agrediendo su Palacio Nacional en la plaza del Zócalo?
Sin embargo, la Fuerza Aérea de Chile se ufanó de semejante hazaña y editó un afiche con el título PRECISIÓN FACH, que yo ví desplegado en su Base Aérea de Punta Arenas, cuando nos trajeron desde la Isla Dawson, y que dejé registrado en uno de mis dibujos..
Sentí que el concierto en homenaje a la Violeta fue un a suerte de redención de nuestra digna Moneda. ¡Cómo debe haberse regocijado con el espectáculo la chúcara Violeta!, esté donde esté, atenta y crítica de cada detalle, emocionada con la actuación de su hija Isabel y su nieta la Tita.
Felicitaciones a Ernesto Ottone, flamante Ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, por haber debutado en su nueva investidura con tan solemne ceremonia.
Como la guinda de la torta de dicho acontecimiento, Televisión Nacional nos regaló anoche la trasmisión completa de un concierto de los Intillimani efectuado en el Teatro Regional de Talca, también en homenaje a Violeta, bajo el título “La exiliada del Sur: los pasos de Violeta Parra”
Nos habíamos olvidado que la televisión puede ser un instrumento de difusión cultural. Fue un acontecimiento sorprendente, desconocido para las nuevas generaciones que jamás han podido ver un espectáculo cultural despojado de comerciales. Fueron dos horas de concierto con sólo dos leves interrupciones, recorriendo gran parte del repertorio de Violeta con un altísimo nivel de ejecución.
Los hermanos Coulón lucen maduros, cantando y tocando en forma maestra junto a los nuevos integrantes del conjunto. Marcelo Coulón luciendo un camisón de un rojo vibrante, podríamos decir insolente, para que nadie dude de su consecuencia artística y social Y el Jorge Coulón, con su hermosa cabellera, bigote y barba blancos, inmaculados, evocando el nostálgico tango de Carlos Gardel Volver, donde las nieves del tiempo platearon mi sien.
Este par de estimulantes eventos, me hicieron reflexionar en la necesidad de incorporar a la plataforma electoral de los candidatos de Izquierda, la necesidad de acabar con la concentración en la propiedad de los medios de comunicación, instrumentos perversos de alienación cultural.
Octubre de 2017 asoma estimulante, quizás como otros Octubres ya lejanos. Así sea.
Miguel Lawner