Noviembre 18, 2024

Un recuerdo de Olof Palme

REAPERTURA DE LAS INVESTIGACIONES

No hace mucho —apenas el 15 del presente—, dispuso la Fiscalía sueca la reapertura de la investigación del asesinato del primer ministro de ese país Olof Palme, hecho ocurrido el 28 de febrero de 1986, hace ya casi 31 años. La nueva fase en dicha investigación se abrirá, según ha trascendido[1], el 1 de febrero de 2017 y quedará a cargo del jurista Krister Petersson, fiscal jefe de esa repartición, quien deberá tomar sobre sí la responsabilidad de llevarla a cabo y poner fin, de esa manera, al misterio de uno de los crímenes más notables en la historia del país nórdico.

 

 

Un hecho que pone de manifiesto la enorme relevancia del suceso es que, en Suecia, las investigaciones de esa naturaleza sólo tienen un período de veinticinco años dentro del cual pueden realizarse; transcurrido ese plazo se archivan bajo el rótulo de ‘casos no resueltos’. Por lo mismo, y para evitar que el asesinato del Primer Ministro sueco quedase incluido dentro de dicha categoría, el Parlamento de esa nación acordó, en 2010 —cuando el plazo de caducidad se aproximaba—, extender la posibilidad de continuar con las investigaciones hasta su resolución final[2]. Es la tarea que tiene hoy a su cargo el flamante fiscal Krister Petersson.

 

PECULIARIDADES DEL PROCESO INDAGATORIO

A primera vista, las investigaciones llevadas a cabo en torno al asesinato de Olof Palme guardan gran similitud con aquellas realizadas en USA con la muerte del presidente de esa nación John Fitzgerald Kennedy. Al igual que éste, el asesinato de Olof Palme está rodeado de una serie de extrañas circunstancias algunas de las cuales alientan las más variadas sugerencias. Por una parte, en torno al asesinato de ambos mandatarios aparecen relacionados numerosos personajes, algunos de los cuales estaban directamente vinculados al caso y que fallecieron de manera sorpresiva levantando vivas suspicacias. Gran parte de quienes podían atestiguar sobre esos hechos en calidad de presuntos autores, cómplices y encubridores han sido asesinados o, simplemente, encontraron la muerte en forma, por decir lo menos, curiosa o imprevista.

No debe sorprender, en consecuencia, que gran cantidad de personas hayan querido ver tras toda aquella alucinante sucesión de personajes una conspiración al más alto estilo de la novela policíaca. Y es que, precisamente, las investigaciones se han realizado, precisamente, en la dirección que acusa toda investigación policial, que es la forma acostumbrada de hacerlo. Como si se tratara de situaciones que corresponde resolver a los organismos policiales de la manera que lo hacen a diario con los casos que afectan al ciudadano corriente. De hecho, repetimos, es esa la forma normal de proceder de los institutos de investigación (léase aquellos que dirigen tanto la policía civil como la uniformada).

 

UN JUICIO GENERAL SOBRE DE LA INVESTIGACIÓN

En un documento que publicara en julio de 2006[3], Luis Garrido Lagos describe ordenadamente los pasos seguidos hasta ese momento por la Fiscalía sueca en torno al asesinato de Olof Palme, pasos que no se alejan de esa forma de investigar que ya hemos aludido, en donde la muerte de un personaje público no tiene otro tratamiento que el brindado a la de un hombre común, como si se tratara de una circunstancia similar. Hacer rasero de las clases sociales y de la jerarquía que establece el sistema capitalista mundial dentro de su estructura social, pareciera, más bien, ser una forma de actuar propia de esos servicios, destinada a rendir tributo a Jorge Manrique para quien

 

“Allegados a la muerte

son iguales

los que viven de su suerte

y los ricos”.

 

En el artículo, anteriormente mencionado, Garrido nos informa que el primer sospechoso del asesinato de Olof Palme fue un hombre conocido en los medios de prensa (en un comienzo) como el “33-åringen” (‘hombre de 33 años’) quien, en definitiva, resultó ser Viktor Gunnarsson, personaje que, tras ser formalizado, optó por radicarse en USA donde encontró la muerte luego de enfrentarse a la policía en medio de una extraña riña callejera. Pero, ya en ese mismo tiempo, el jefe de la policía sueca, Hans Holmér, sindicaba como posibles responsables del asesinato a miembros del PKK (Partido Comunista Kurdo). Y no podía ser de otra manera. Suecia, a pesar de ser considerada por algunas naciones como una nación ‘socialista’ mantiene profundos prejuicios en contra de todo lo que pueda oler, siquiera, a ‘comunismo’.

La policía sueca no ha quedado libre de acusaciones. Hay quienes han sindicado como autores al cuerpo policial como institución en general; y, en especial, a personas que se desempeñaban en algunos de sus organismos. No parece necesario insistir en el hecho que tales acusaciones jamás fueron investigadas; no es usual que los sabuesos dirijan el curso de la investigación hacia sus propias instituciones. Menos, aún, en contra de sus miembros. Sin embargo, esta circunstancia no ha sido obstáculo para que algunos autores sí tomasen en consideración tales acusaciones y las considerasen en libros publicados con posteridad al magnicidio; sin embargo, esos aportes jamás han sido reconocidos como tales ni considerados por los organismos oficiales.

 

LAS ‘PISTAS’ EN LA INVESTIGACIÓN DEL MAGNICIDIO

Orientada la investigación en la forma acostumbrada para la resolución de los crímenes y simples delitos, la tarea principal de los sabuesos ha de centrarse en la determinación del culpable cuya expresión más elocuente es el autor material del ‘caso’. Así ha ocurrido en la investigación del asesinato del primer ministro sueco Olof Palme. Por lo mismo, se han seguido ‘pistas’ que pudiesen eventualmente conducir a la identificación de quien percutó el revólver que dio muerte a la víctima. Así, en ese orden de prioridades, y de acuerdo a la primera de aquellas ‘pistas’,

 

“Seis semanas antes del atentado, se realizó una reunión en el edificio de la policía de Norrköping, donde se habló de que ‘el comunista y traidor Olof Palme tiene que ser liquidado’. Esta información provino de uno de los invitados a la reunión, quien entregó rápidamente la información a un consejero de la comuna, miembro del Partido Socialdemócrata, para que informara de esta amenaza a la dirección del partido”[4].

 

Sin embargo,

 

“También existe información sobre otra reunión parecida que se efectuó en Estocolmo, que tampoco ha sido investigada. Es el caso de un ex policía que ahora se dedica a la venta de armas, que tenía un departamento en la zona donde desapareció el asesino, el mismo 28 de febrero de 1986. Él se encontraba internado en un hospital de Estocolmo, pero salió muy apurado ese día, a pesar de que el tratamiento no estaba concluido. Además, se sabe que se relacionaba con un grupo de policías de ultraderecha”[5].

 

Existe una tercera ‘pista’ policial que es la indicada por el escritor Lars Krantz quien

 

“[…] sintió los balazos, sin saber que en esos mismos momentos era asesinado Olof Palme, antes de subir a un bus en el centro de Estocolmo. Ocho minutos más tarde, en una parada, Krantz vio a un hombre que subió al bus para después arrepentirse y bajar otra vez. El productor identificó a estas persona como un policía de la ‘liga baseball’, un grupo de policías del centro de Estocolmo, conocidos por su uso de gorras de baseball y por ser muy violentos en sus labores”[6].

 

Este sujeto, de 37 años, fue interrogado por la Fiscalía. Sin embargo, en el interrogatorio no sólo negó toda participación en el magnicidio sino, además manifestó estar asombrado acerca de cómo pudo alguien involucrar a la policía en semejante hecho.

No obstante lo expresado, los antecedentes que tiene no lo ayudan pues aquel individuo

 

“[…] de 37 años mencionado por los testigos ha sido acusado por el maltrato al detenido Rolf Machnow en una sala de interrogación junto con un colega. Machnow murió media hora después del interrogatorio, y los policías quedaron libres. La justicia creyó en sus declaraciones que decían que Machnow se había maltratado hasta morir”[7].

 

Existe, también, una pista denominada ‘de extremistas de derecha’ con policías en la ciudad de Norrköping que, en enero de 1986, tuvieron un encuentro donde coincidieron en eliminar a Olof Palme.

Una pista notable es la del agente secreto Kenneth Neilberg, según el cual

 

“[…]había una organización secreta encabezada por un hombre llamado ‘M’ de 54 años. ‘M’ trabajaba como agente de la SӒPO durante varios años antes de empezar a trabajar con la Policía Criminal sueca a principios de los 80. A fines de 1992, ‘M’ fue encontrado muerto después de un accidente con su vehículo en el sur de Suecia. Después de este accidente Kenneth Neilberg decide hablar. Dijo que el agente ‘M’ tenía contactos con extranjeros con extranjeros y tenía un revólver del mismo calibre que el que se utilizó en el asesinato de Palme. Neilberg aseguró que un pequeño grupo sabía que Lisbet Palme y Olof Palme estarían ese día en el cine de Sveavägen en la noche del 28 de febrero de 1986”[8].

 

LAS ‘PISTAS EXÓTICAS’

Junto a todas las ‘pistas’ señaladas hay otras bastante singulares (por decir lo menos) que se han indicado como probables, entre ellas la llamada ‘pista de Pinochet’ o de la DINA, cuyo base es tanto una lista de condenados a muerte por ese organismo secreto como las afirmaciones de un chileno que vio a conocidos agentes pinochetistas en una ciudad sureña sueca. Los investigadores no profundizaron esas historias.

La pista de Sudáfrica ha sido examinada con mayor acuciosidad debido a que poco tiempo antes que fuera asesinado, Palme lanzó un encendido discurso en contra del apartheid. Según el diario español ‘ABC’:

 

“Los investigadores del caso viajaron en 1996 al país africano, después de que Dirk Coetzee, el capitán que dirigió los «escuadrones de la muerte» de Sudáfrica, apuntase como asesino a Antonhy White, de los servicios de seguridad sudafricanos. Nada pudo probarse”[9].

 

Esta ‘pista’ volvió a ponerse de moda cuando, en 2014, el diario ‘Svenska Dagbladet’ informó que el fallecido autor Stieg Larsson había entregado a la Fiscalía 15 cajas cuyo contenido eran documentos relacionados con las acciones de los agentes sudafricanos en Suecia.

En realidad, la única persona llevada a juicio luego de ser sindicada como autor material del magnicidio ha sido Christer Petersson, un vagabundo alcohólico, con ciertas perturbaciones mentales, identificado por Lisbet Palme, viuda del primer ministro, como el hombre que disparara contra su marido. Pettersson falleció  en 2004, a consecuencias de un derrame cerebral luego de una paliza que recibiera; acusó a la policía de intentar matarlo.

 

PRIMERAS REFLEXIONES AL RESPECTO

No deja de ser notable la circunstancia que la investigación haya sido conducida de la misma manera que se hace para la investigación de un crimen o simple delito, como ya lo hemos señalado. Cuando así se hace, los ejecutores, en este caso, los autores materiales, pueden multiplicarse, precisamente porque se busca particularizar un suceso que no sólo pudo ser colectivo sino, además, eminentemente político, no policial; menos aún, delictual. Y es que un crimen político no sólo tiene los componentes propios del delito sino circunstancias que le dan un carácter muy especial. Algunas de aquellas  han sido dejadas de entrever en el libro ‘Inuti labyrinten’ y  otras publicaciones que recomendamos para profundizar en el tema. Insistimos nosotros, aquí, que la investigación de un magnicidio ha de ser eminentemente política, no criminal. En palabras más directas: en una investigación política es necesario buscar los posibles orígenes del suceso y derivar de esos sucesos la participación de los autores materiales. Dicho de otro modo, creemos que es necesario buscar su ‘causa eficiente’, si es que empleamos la clasificación aristotélica para la teoría de las causas; o ‘la pauta que conecta’, si recurrimos a la terminología empleada por Gregory Bateson. Porque un político no es un sujeto común. Se encuentra inextricablemente unido al destino de la nación cuya representación política ha asumido; más, aún, cuando se trata del jefe de Estado, que es quien conduce, precisamente, a todo el conjunto social que compone esa nación en su carácter de ‘factor de cohesión del concepto unidad del Estado/nación’. El asesinato de Olof Palme exige un tratamiento de esa naturaleza, no la superficial investigación policíaca que hasta ahora se le ha dado. Y es que exhibe ribetes que lo hacen merecedor a ese tipo de investigaciones pues existen ‘coincidencias’ notables que exigen mayor acuciosidad en la labor investigadora y que no pueden ser estimadas en esa superficial calificación de ‘teoría de la conspiración’ como algunos pretenden enmarcar la opinión de quienes van más allá de la labor policial. Veamos algunas de aquellas.

El mismo día del asesinato, 28 de febrero de 1986, la autoridad carcelaria sueca concedió permiso para salir de su celda de reclusión a dos personajes que no ocultaban su odio hacia el primer ministro Olof Palme: el primero de ellos fue el doble espía Stig Bergling quien debía contraer matrimonio al día siguiente, a las 8 de la mañana, en una de las iglesias de Malmö[10]; el segundo fue Milo Baresic, refugiado croata que asesinara cinco o seis años antes al embajador de la República Yugoslava[11] en Suecia. Esa misma noche hubo, además, dos extraños asesinatos en Estocolmo, uno de los cuales fue el de un extranjero en uno de los hoteles de la Gamla Stan.

¿Puede dejarse de lado la confesión que le hiciera Eva Rausing, cónyuge del heredero del complejo ‘TetraPak’, al escritor Gunnar Wall, señalándole que el verdadero asesino de Olof Palme era un empresario que veía amenazados sus intereses por la política llevada adelante por el líder político socialdemócrata? ¿Por qué Gunnar Wall no contó esa historia a los periódicos suecos sino lo hizo a ‘The Guardian’, rotativo londinense?

Palme había sido mediador en el conflicto de Irán e Irak de 1982. En esos años, su propio gobierno, que mantenía cordiales relaciones con Indira Gandhi, primera ministra de India, proveía de armas a esa nación; Indira moriría asesinada más tarde e igual suerte correría, más tarde, su hijo Rahjiv Gandhi a poco de asumir el gobierno de ese país. Y en Suecia, el ‘krigsmaterialinspektör’ Carl-Fredrik Algernon encontraría la muerte bajo las ruedas del ‘tunnelbanan’ (ferrocarril metropolitano) de Estocolmo[12]. Algunos analistas han escrito libros y artículos al respecto, denunciando turbias descalificaciones de ciertos sectores socialdemócratas al ex primer ministro, pero sin establecer con acuciosidad ‘la pauta que conecta’.

Terminemos este artículo señalando que uno de los hechos más notables en la evolución histórica de la política socialdemócrata luego de la muerte del líder socialdemócrata ha sido el rápido y sostenido giro experimentado por esa nación hacia la adopción de prácticas y formas neoliberales. Como si solamente la dirección política habida luego del magnicidio hubiere estado esperando ese desenlace para conducir a la nación por tal derrotero. En efecto, el iniciador de tales transformaciones fue el ‘finansminister’ Kjell-Olof Feldt; de ahí en adelante, una serie de reformadores hizo su trabajo que  alcanzó su máxima expresión bajo los gobiernos de Göran Persson[13]. A esas alturas, gran parte del estado de bienestar desarrollado por Olof Palme había sido demolido. La socialdemocracia se había transformado en el representante más dinámico y genuino del sistema capitalista mundial y desplazaba a los representantes ‘naturales’ del empresariado en la ejecución de las prácticas neoliberales. Como sucedería en otras formaciones sociales.

 

Santiago, noviembre de 2016

 


[1]Redacción: “Suecia reabre la investigación sobre el asesinato de Olof Palme”, ‘ABC’, 16 de noviembre de 2016.

[2]Anónimo: “Reabre Suecia la investigación sobre el asesinato de Olof Palme”, cable de la página de ‘Prensa Latina’, en Internet, de fecha 16 de noviembre de 2016. En esta información se señala que la resolución del Parlamento sueco de evitar la prescripción del crimen fue en 2011.

[3]Garrido Lagos, Luis: “Las pistas tras el asesino de Olof Palme”, ‘El Mostrador, 18 de julio de 2006.

[4]Garrido Lagos, Luis: Art. citado en (3).

[5]Garrido Lagos, Luis: Art. citado en (3).

[6]Garrido Lagos, Luis: Art. citado en (3).

[7]Garrido Lagos, Luis: Art. citado en (3).

[8]Garrido Lagos, Luis: Art. citado en (3). SӒPO es la policía de seguridad sueca, el organismo policial secreto; la palabra SӒPO es la sigla de ‘Säkerhetstjänstemänpolisen’ cuya traducción es ‘Policía civil de seguridad’. Lisbet Palme es la viuda de Olof Palme. 

[9]Redacción: Art. citado en (1).

[10]Stig Bergling estuvo ligado a la ‘Informationbureau’ IB, policía política de la Socialdemocracia sueca, junto a Hans Holmér y Ebbe Carlsson. El vespertino ‘Afton Bladet’ publicó una fotografía de los tres junto a un tren, en Malmö, pocos años después del asesinato de Palme; Hans Holmér era el jefe de la policía sueca al producirse el asesinato de Palme y le correspondió a él iniciar las primeras pesquisas. Su acción fue tan desafortunada que los periódicos les pusieron como sobrenombre ‘Sherlock Holmér’. Ebbe Carlsson se vió involucrado, posteriormente, en un confuso caso de contrabando de equipos de espionaje.

[11]Milo Baresic, liberado más tarde, viajó a tomar partido en la guerra por la división de Yugoslavia y murió defendiendo al palacio presidencial, en Zagreb, atacado por las fuerzas serbias.

[12]No se sabe a ciencia cierta si Algernon se suicidó o no arrojándose al Metro de Estocolmo; unos niños que estaban presentes en el lugar denunciaron que vieron a un hombre empujarlo a la línea del Metro, pero luego esa información fue considerada errónea y eliminada de los periódicos.

[13]Kjell-Olof Feldt estaba casado con Birgitta Von Otter a quien se señala como la persona que citó a varios miembros de la socialdemocracia a un encuentro en Cerdeña donde se declaró a Palme como un sujeto ‘oberäknelig’ (persona ‘impredecible’), un mes antes de su asesinato.

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