En el primer debate entre cuatro candidatos a gobernar España, de cara a las elecciones del próximo día 26, el presidente en funciones y abanderado del derechista Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, concentró la noche de este lunes la mayoría de los ataques de sus rivales, sobre todo en materia de corrupción y recortes en los servicios públicos.
El debate, que se prolongó más de tres horas y fue televisado por las principales cadenas del país, se dividió en bloques, tuvo un formato más ágil que dio la oportunidad a los tres periodistas moderadores para hacer preguntas y controlar los tiempos.
Rajoy escuchó duros reproches de Pedro Sánchez, líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE); de Pablo Iglesias, de Unidos Podemos (la coalición formada por Izquierda Unida y Podemos), y de Albert Rivera, de Ciudadanos.
Sólo dos llevaban corbata, precisamente los de los dos partidos clásicos –PP y PSOE–, mientras los representantes de la llamada nueva política
se presentaron informales, lo que fue destacado en medios locales y en redes sociales.
Los comicios del 26 de junio serán los segundos celebrados en seis meses, después de que en las elecciones del pasado 20 de diciembre el Parlamento salió fraccionado en cuatro grandes bloques y ninguna fuerza logró sumar los apoyos necesarios para formar gobierno.
En menos de dos semanas, según las encuestas, el resultado será similar, quizá con la nueva coalición de Unidos Podemos como segunda fuerza, pero sin la mayoría necesaria para formar gobierno. Igual está el PP, que según sondeos será ganador, pero sin sumar lo necesario para gobernar, lo que apunta a un nuevo escenario de ingobernabilidad.
Rajoy, a la defensiva durante todo el debate, insistió en solicitar a PSOE y Ciudadanos que en el caso de ser la fuerza más votada se sumen a un gran pacto de gobierno que garantice la estabilidad del país, al tiempo que defendió que gracias a su administración la economía española recupera la senda del crecimiento.
Sánchez retomó su discurso de un gobierno del cambio
y reprochó reiteradamente al líder de Podemos por su voto en contra en la sesión de investidura hace unos meses, lo que obligó a una repetición de elecciones.
Los dos líderes emergentes, en las antípodas ideológicas, también se recriminaron mutuamente sus proyectos políticos. Para Unidos Podemos, el dirigente de Ciudadanos es un apéndice de la derecha clásica española y pretende socavar aún más el maltrecho estado de bienestar, mientras para Albert Rivera el plan de gobierno que representa Pablo Iglesias podría sacar a España de la unión monetaria europea y terminar de hundir la economía española. Además, le reprochó su presunto financiamiento irregular procedente del gobierno bolivariano de Venezuela.