Según el diputado René Safirio, el pánico cunde entre los parlamentarios a la espera de que se abra el caso Soquimich de las boletas fraudulentas para financiar las campañas políticas. En este caso el número de involucrados sería muy superior al del caso Penta, agregando a miembros de la Nueva Mayoría, teniendo – según algunos analistas – un efecto letal sobre el sistema político-empresarial.
El ingeniero agrónomo Julio Ponce Lerou, el yernísimo de Augusto Pinochet, de simple funcionario de CORFO durante la dictadura, se convirtió en uno de los millonarios más poderosos del país – hay que reconocer que es un pillo bastante hábil; por ejemplo, conservó la amistad del tirano hasta su muerte – y ha sabido ganarse el favor de los traidores de la Concertación, integrando a sus directorios a muchos de estos amorales nuevos ricos. En sus empresas conviven personajes que integraron el gobierno de Pinochet, como es el caso de Hernán Büchi y parientes cercanos y compañeros de colegio, que lo han acompañado desde la creación de sus empresas, entre ellos Patricio Contesse y, además, connotados personajes de la Concertación.
Ponce Lerou ha tenido la habilidad de sortear las peores crisis, logrando así que sus maniobras fraudulentas queden en la impunidad, por ejemplo, la arista penal del caso Cascadas, que investiga el fiscal José Morales, hasta ahora está paralizada, pues está en manos del organismo de facto, el Tribunal Constitucional que, en la mayoría de sus fallos, ha sido letal para la democracia chilena.
A diferencia de Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, Julio Ponce Lerou no demuestra su ideología, lo cual le permite comprar las conciencias de diputados y senadores de distintos partidos, a fin de que en el parlamento defienda sus intereses empresariales.
En el directorio de SQM están representados, en un 30%, los aportes de inversionistas canadienses – en este país a nadie se le ocurriría negar el acceso a los balances solicitados por una fiscalía y, por otra parte, el secreto bancario no existe y Impuestos Internos pueden conocer el estado de cuenta de todas las empresas y de cada ciudadano en particular – que no han logrado entender la razón por la cual Ponce Lerou y la mayoría del directorio del holding se niegan a permitir el acceso a la información contable de los balances, desde 1999 hasta 2014.
El lunes 16 de marzo, la mayoría del directorio decidió entregar la información requerida al Servicio de Impuestos Internos y, a su vez, la marginación del gerente de SQM, Patricio Contesse, que se había negado a entregar cualquier tipo de documentación de la empresa a los organismos competentes del Estado. Esta nueva salida de Ponce Lerou corresponde a una hábil maniobra para dejar fuera del caso a la fiscalía y, así, buscar un acuerdo extrajudicial con SII.
Nada más funesto, en medio de un clima de escándalo permanente y de alto impacto ciudadano y de sospecha sistemática que Impuestos Internos retrase y minimice la arista política, especialmente del caso Soquimich que, presumiblemente, implica a personaros de la Nueva Mayoría. Transar y echarle tierra a la fraudulenta actuación de empresarios y políticos, no haría más que socavar, aún más, la credibilidad de las instituciones.
Mientras no tomemos conciencia cabal de que estamos del fin de un ciclo histórico y que, además, se ha agotado la monarquía electiva y plutocrática y la cleptocracia, como forma hacer y vivir la política, mientras no liberemos este país de las “cutufas” empresariales, cuyo ethos es defraudar al fisco enriqueciéndose ilimitadamente abusando de los ciudadanos, la casta político-plutocrática empresarial seguirá cometiendo fechorías, que continuarán hundiendo al país y a la democracia. Llegó la hora de combatir la corrupción en todos sus niveles.
Rafael Luis Gumucio Rivas
17/03/2015