Diciembre 27, 2024

La UDI hundida en el lodazal más nauseabundo de la transición política chilena

Si Chile fuera un país medianamente decente y su democracia no fuera una mera mascarada, hace tiempo que los senadores Ena von Bauer e Iván Moreira estarían destituidos de sus cargos. Pero como sólo un bajo porcentaje aún sigue creyendo en las instituciones públicas, al resto – que es la mayoría – le importa muy poco que el Grupo Penta se haya transformado en la caja pagadora de los candidatos al parlamento pertenecientes a ese partido político.

 

Tampoco parece  importar mucho que estos aportes hubieran sido con boleta, como los $400.000.000 a Laurence Goborne – convertidos en dólares y enviados a una empresa fantasma a las Islas Vírgenes – o bien, se reciban en efectivo, como es caso del dinero aportado a las candidaturas a los ahora senadores Ena von Bauer e Iván Moreira, o a la candidatura presidencial de Pablo Longueira. Por último, hay que mencionar los aportes en efectivo dados a los diputados Kast, y si agregamos a la lista al diputado Ernesto Silva, actual presidente de la UDI, tendremos un “zoológico” completo.

 

El último día de 2014 se levantó el secreto del sumario del PentaGate y, como arte de magia, salieron a la luz todas las podredumbres de la relación entre la UDI y los financistas de Penta. Lo más sorprendente es el comprobar que, hoy por, ninguna inmundicia se puede ocultar a pesar del enorme poder que tienen los ricos en este maldito y fantasioso país, del cual son dueñas unas pocas familias y aún subsistan ignorantes que creen que un país de estas características pueda llamarse democrático.

 

Gracias a los correos electrónicos, por ejemplo, podemos ver al orgulloso pinochetista, Iván Moreira, suplicando al subalterno del “Choclo” Carlos Alberto Délano, “el traidor” – según ellos – Hugo Bravo, que le envíe un poco de plata para ganar la campaña en la X Región. Todos estos mails producen risa, pero a la larga, uno termina con pena al comprobar lo miserable y repugnante que es nuestra casta política – salvo honrosas excepciones, la mayoría ya muertos – que si tuviéramos que buscar una palabra para definir a estos personajes arribistas, usaría el término medrar que, según el diccionario, equivale a una persona que se enriqueció con negocios poco limpios.

A los mails se agrega el testimonio del contador del Grupo Penta, que relata con detalles cómo recibieron las platas, por ejemplo, Pablo Zalaquett, Golborne, Ena von Bauer, Moreira, Andrés Velasco, y otros más. Para consolidar este relato, la secretaria confirma los mismos datos y procedimientos, dados a conocer por Bravo. Según investigación de El Mostrador, Pablo Zalaquett financió su campaña con los $116.372.420, aportados por Penta; Laurence Golborne, como candidato a senador por Santiago Oriente, recibió el 62% del total de los aportes reservados, es decir, $557.453.986; Ena von Bauer, el 62% de los aportes reservados, equivalentes a la suma de $323. 825. 939; Iván Moreira recibió el 65%, equivalente a $218,040.500; en las primarias de la Concertación, recibió la suma de $136.382.293 – dice que sólo recibió dinero por trabajos académicos -.

 

Según la investigación, hay catorce personas naturales actualmente querelladas por el Servicio de Impuestos Internos y que de alguna forma están vinculadas con el caso PentaGate, entre ellas, los familiares de Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, entre quienes estaban las conyugues de ambos “prohombres” y los hijos Carlos Alberto, Macarena, Pablo, José Luis, Verónica, como facilitadoras de 66 boletas ideológicamente falsas. A este grupo familiar se suma la causa contra el ex subsecretario de Hacienda de Piñera, Pablo Wagner.

En otro país, menos idiotizado que el nuestro, hace mucho tiempo que se hubieran tomado medidas para depurar la política, pero acá se hace imposible con un pueblo analfabeto y adormilado que, ni siquiera, ejerce su derecho al voto para escupir a esta casta que mañosamente usa la política para conseguir el poder y enriquecerse.

No creamos que siempre ser político es sinónimo de sinvergüenza; cuando este país era una república – no una monarquía plutocrática como la de hoy – hubo muchos políticos que terminaron su vida en la pobreza – algún necio diría por tontos – , (sin ir más lejos, mi padre fue durante 45 años, primero como diputado y luego como senador, y sólo me legó un piyama, ahora hecho jirones, pero siempre dignidad, honradez y, sobre todo, indignación contra la injusticia. Como decía Unamuno, “hay que buscar la tumba de don Quijote”, es decir, andar siempre deshaciendo turbios entuertos y perseguir siempre el ideal.

Rafael Luis Gumucio Rivas

04/01/2015

 

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