El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción (FEC), Javier Miranda Sepúlveda (23), dice que el gobierno de Bachelet no es como el de Piñera, ni como los anteriores de la Concertación. “Es un proyecto de gobernabilidad neoliberal que trae aparejada una restructuración de la elite política para mantener sus privilegios”.
Según el dirigente estudiantil, el sector más lúcido de la Concertación se dio cuenta de que debía realizar ciertas concesiones a los movimientos sociales que han generado inestabilidad y debilitado su base de representación política. “Vendrán acercamientos y ofertas. Ante eso tendremos que precisar nuestras propuestas y marcar las diferencias programáticas con el gobierno, sin dejarnos embolinar con ambigüedades. Estamos dispuestos a dialogar, pero interpelaremos de manera permanente al ministro Nicolás Eyzaguirre y buscaremos resolver las diferencias sobre la base de definiciones concretas. Nuestras posiciones no pueden ser las mismas que cuando pedíamos educación gratuita a Piñera y nos contestaba que la educación es un bien de consumo. Si ahora le pedimos a la presidenta Bachelet educación gratuita, ella nos contestará que sí, pero no estamos hablando de la misma educación gratuita”, argumenta Javier Miranda.
La Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) espera que el gobierno aclare qué pasará con el aporte de fondos públicos a empresarios privados de la educación, o cuál será el financiamiento fiscal a las universidades estatales. “Cuando la presidenta habla de 70% de gratuidad en educación durante su gobierno, ¿de qué gratuidad está hablando? ¿Qué pasa con los mecanismos de democratización de la enseñanza superior y con la derogación de la legislación que la impide, ahora que el gobierno tiene mayoría en el Congreso?”.
Para Javier Miranda, la transformación de la educación no vendrá desde la Nueva Mayoría. Habrá que generarla mediante la movilización, en un proceso extendido en el tiempo “en el que tendremos que medir muy bien nuestros pasos para avanzar en las transformaciones que buscamos. En la plenaria de Confech, en Temuco, vimos la necesidad de profundizar nuestra propuesta sobre el sistema educativo, para debatir con el gobierno proyecto contra proyecto”.
UNIDAD SOCIAL
¿Cómo evalúan la acción conjunta con otros movimientos sociales?
“El movimiento estudiantil ha madurado, tiene mayor capacidad de elaboración política y cohesión interna, tal como lo reflejó la reunión de la Confech. Queremos resguardar lo que hemos construido, porque sabemos lo que representamos para los movimientos sociales en general. El movimiento estudiantil se ha ganado legitimidad para plantearse sobre temas políticos de interés nacional e incluso internacional. Tenemos credibilidad y debemos cuidarla.
Necesitamos articulación mayor con otros sectores sociales. Nuestra prioridad son aquellos que están en cada uno de los niveles de la enseñanza: educadores de párvulos, estudiantes secundarios, profesores y trabajadores de la educación. Además, tenemos que profundizar nuestras discusiones, activar las asambleas, plenarios y otros espacios de decisión estudiantil, para contar con el respaldo de nuestra base. Evaluaremos cuál es el mejor momento para actuar, tomando en consideración a todos los actores involucrados.
La dinámica del movimiento estudiantil es distinta a la de otros sectores. Avanzamos más rápido en unos temas y más lento en otros. La movilización que logramos el 26 de julio de 2013, con miles de estudiantes en la calle, faenas detenidas en varias divisiones de Codelco y paralización del 90% de las actividades portuarias, constituyó un éxito y nos demostró hasta dónde están dispuestos a llegar trabajadores y estudiantes unidos en una causa justa. Con estos sectores de trabajadores de avanzada y movimientos locales, como los que luchan por el agua en Petorca o el valle del Huasco, podemos llegar muy lejos. No obstante, los estudiantes tenemos que entender también que así como estos sectores se ponen a disposición de nuestras luchas, nosotros tenemos que ponernos a disposición de las suyas.
Como Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción hemos generado una relación con comunidades lafkenche (mapuches del borde costero) desde el Bío Bío al sur, con diferentes organizaciones que se están articulando para sus luchas. Tampoco es casual que realizáramos la reunión de la Confech en el Hogar Estudiantil Mapuche de Temuco, coincidiendo en esa oportunidad con la reactivación de la Federación Mapuche de Estudiantes”.
CONTRA EL SECTARISMO
¿Hay un nuevo ciclo en la política?
“Después de 2011 se abrió un nuevo ciclo político. Hay espacios en disputa en la Izquierda, el centro y la derecha. Existen rearticulaciones de fuerzas y se crean nuevos referentes, como Evopoli o Amplitud, en la derecha. La Concertación suma al Partido Comunista y se convierte en Nueva Mayoría, que ha tenido algún éxito hasta ahora porque logró resolver parcialmente su crisis interna por esta vía.
Nosotros también buscamos alternativas y tomamos posición dentro del escenario. La incorporación del PC a Nueva Mayoría deja en la Izquierda un espacio que alguien tiene que llenar. Es indispensable la creación de una referencia política unitaria, que tenga capacidades reales para establecer un programa que permita a la ciudadanía postergada enfrentar las dificultades que vive diariamente. Debe ser un referente con vocación de poder, que haga posible en algún momento acceder al gobierno. Podrá haber diversas tesis acerca de cómo resolver este desafío y estamos dispuestos a discutir con otros, con flexibilidad orgánica y táctica, cuál sea la fórmula que nos permita movernos mejor en la tarea de enfrentar a los poderosos.
El mayor freno que tenemos para lograr unidad es el sectarismo. En la Unión Nacional de Estudiantes (UNE) tratamos de desmarcarnos de esas prácticas, aunque tampoco estamos libres de ellas. Es todo un desafío para la Izquierda salir de la marginalidad para presentarse ante el país con una vocación de mayoría. Vemos un sinfín de organizaciones políticas de Izquierda. Pero son muy pocas las que tienen real inserción en las organizaciones sociales. No podemos quedarnos en la mera teoría. También debemos llevar nuestras ideas a la práctica. En la medida en que podamos combinar teoría y práctica, podremos entender que los procesos políticos no se pueden idealizar y que habrá ocasiones en las que tendremos que ceder y en otras, defenderemos nuestras propuestas hasta el final”.
¿Qué propone para asumir la diversidad política de la Izquierda?
“Los que constituimos la UNE provenimos de una serie de colectivos políticos situados principalmente en universidades regionales. Nos dimos cuenta que podíamos ir juntos hacia el mismo lado. Tuvimos un proceso de convergencia en una organización de carácter nacional que ha sido difícil consolidar.
La diversidad de realidades de un país como Chile y la existencia de un gran número de fuerzas políticas en la Izquierda, hace imprescindible un referente político nacional descentralizado y plural. Pero para descentralizar, es importante generar también otros centros de pensamiento y acción. Nuestros compañeros de Puerto Montt se han planteado la tarea de expandir su influencia hacia Chiloé y otras zonas del sur, para crear desde allí una nueva centralidad política. Sabemos que es difícil competir con Santiago o Valparaíso en esos términos. Pero la descentralización de la política no va a ocurrir por decreto, sino porque los actores en distintos puntos del país logran establecerse como protagonistas y hacer política en sus territorios”.
UN PROYECTO COMUN
¿Es difícil el tránsito de la política universitaria a la política nacional?
“Es una tarea pendiente para los grupos situados a la izquierda de la Nueva Mayoría. Muchos de los militantes que han forjado la UNE en distintas ciudades están egresando y para ellos será todo un desafío insertarse en nuevos espacios fuera de la universidad. Nos damos cuenta de que eso de que hoy somos estudiantes y mañana trabajadores, no es un cambio automático. Nuestros compañeros no salen a trabajar como obreros subcontratistas en las empresas forestales o como operarios en un packing, o jornaleros en una salmonera. Son ingenieros, arquitectos, profesores, médicos o abogados, que se sitúan en posiciones de poder dentro de las empresas o instituciones para las que trabajan. Otros abren oficinas propias como profesionales liberales y se alejan del contacto cotidiano con las faenas productivas.
En la UNE estamos pensando cómo ejerceremos nuestras carreras fuera de la universidad con una perspectiva política, ya sea creando referentes orgánicos, espacios de discusión y elaboración que nos permitan dar continuidad a lo que iniciamos cuando éramos estudiantes. Quienes tenemos formación y una disciplina militante, debemos seguir aportando en nuestros espacios laborales para la construcción de herramientas políticas que apoyen los proceso de transformación de la sociedad”.
Parece haber disonancia entre la vieja Izquierda y una nueva con otras vivencias.
“Nos vemos como una nueva generación de militantes, que debe convivir con un amplio grupo de organizaciones e individuos con formación política. En la campaña presidencial de Marcel Claude (que apoyó la UNE) y en otras instancias de convergencia, hemos establecido vínculos con compañeros que tienen una larga militancia en organizaciones de Izquierda y que mantienen intactas sus convicciones. Creemos necesario también aunar fuerzas con ellos en un proyecto común, que acoja a todos los que tengan algo que aportar en experiencia o ideas.
Estas organizaciones y cuadros políticos, que vienen dando la pelea desde hace muchos años, vivieron la clandestinidad durante la dictadura y han conocido realidades de otros países. Ellos constituyen un aporte fundamental en la construcción de este nuevo proyecto histórico al que aspiramos para Chile. Desde ahí tiene que generarse una nueva referencia, con mucha apertura y humildad. Algunos de estos compañeros deben entender que no poseen la verdad absoluta, y que los más jóvenes también tenemos un aporte que hacer a partir de nuestra experiencia y nuestra propia elaboración política”.
SOLIDARIDAD CON VENEZUELA
¿Por qué lo que sucede en Venezuela es tan importante para los estudiantes chilenos?
“La Confech dio un respaldo contundente a la declaración de la Fech, y se sumó a una convergencia de estudiantes latinoamericanos que apoyamos a la Revolución Boliviariana. Los motivos que tiene para movilizarse el movimiento estudiantil chileno, no tienen que ver con lo que hacen grupos estudiantiles venezolanos. Lo que ocurre en Venezuela es una interpelación directa y nos obliga a tomar posición, porque detrás de la desestabilización del gobierno de Nicolás Maduro está la mano de los yanquis. Es el guión conocido de una conspiración muy similar a lo que ocurrió en los 70 con la UP y Allende.
Como movimiento estudiantil, estamos por una transformación profunda de la educación en Chile, por la recuperación de los recursos naturales, por la apertura de procesos democráticos, por el reconocimiento de derechos sociales para la ciudadanía y por los procesos de transformación en América Latina. Desde esta mirada, nos vemos en la obligación de desmentir cualquier proximidad con los intereses que mueven a esos estudiantes venezolanos.
Hoy tenemos que pensar la política con una perspectiva continental y mundial. Venezuela es el sostén de un polo progresista en Sudamérica, mientras Chile y Colombia han sido hasta ahora el polo de derecha dentro del concierto latinoamericano. Para dar un golpe de timón a la política exterior chilena, necesitaremos también la convergencia con otros países del continente y por eso defendemos procesos de transformación como el venezolano.
Entendemos como propia la injusta arremetida mediática contra el gobierno de Venezuela, porque también se han tergiversado y criminalizado nuestras propuestas y marchas en los medios masivos. La Tercera, El Mercurio y hasta la radio Bío Bío hablan del ‘régimen de Maduro’, con lo cual se da la idea de que el presidente venezolano es un dictador, que llegó al poder de manera ilegítima y que contra esa ilegitimidad se está movilizando el pueblo venezolano. La verdad es otra, en la Constitución bolivariana está consagrado el derecho a la protesta, algo impensable en la Constitución que actualmente tenemos en Chile”.
RUBEN ANDINO MALDONADO
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 801, 4 de abril, 2014