Cuando nos preguntamos cómo ocurren los sucesos en la política, en la economía o las finanzas, nos quedamos con la sensación de un mundo muy complejo y difícil de entender. Sin embargo, cualquier persona medianamente interesada en conocer estos temas, encontrará buenas respuestas si se guía por el sentido común para lograr una opinión acertada de la política y sus efectos en la economía.
John K. Galbraith, prestigioso economista norteamericano, fue uno de los que intentó desmitificar esa jerga rebuscada y ambigua que se utiliza para hablar de economía o finanzas, haciendo presente en que “no hay en este dominio ninguna idea que no pueda ser expresada en lenguaje común y corriente, aunque ello exija algún esfuerzo”. La razón para recordar esta particularidad, es que producto de un lenguaje ambiguo y confuso es utilizado para dirigirse a la opinión pública, se evade a través del lenguaje, el peso en la conciencia por las contradicciones éticas de los líderes, entre lo que dicen y lo que hacen.
Hoy mismo vemos como EE UU declara que “el mundo coincide en su gran mayoría en que los pasos dados por Rusia suponen una violación de la ley internacional” y de acuerdos previos, y estudia sanciones. Se trata del mismo EE UU que bajo la administración del ex presidente estadounidense George W. Bush, inventó un pretexto para invadir Irak, (en palabras del propio coronel retirado y ex jefe del Estado Mayor de EE.UU., Lawrence Wilkerson), saltándose las resoluciones de las O.N.U. Una muestra más del abanico de corrupción moral que invade la sociedad dentro de una larga lista de casos similares, donde la incongruencia ética, el doble estándar de los líderes mundiales, los mueve a reflotar la decadencia de sus imperios mediante el anacronismo de usar el poder militar, ante un mundo que requiere urgentemente avanzar a una fase más profunda y amplia de civilización humana, para construir una concordancia emocional basada en el respeto, y no una supra racionalidad que será siempre la postura desde la parcialidad de quien la formule, los líderes o las elites. Basar el destino del hombre en un modelo que se mueve en el narcicismo acumulativo de la riqueza, siempre será confrontacional porque parte por invadir (en todos los sentidos), se apodera de la riqueza y la protege con las armas que compra para terminar discriminando por credo, raza, religión, color, origen y todo lo que ayude a evitar una distribución más justa de la riqueza para los demás.
El crecimiento ha sido definido usualmente como el aumento de la renta o valor de bienes y servicios finales producidos por una economía en un determinado período. Esa definición concuerda con el viejo estado industrial que surgió desde antes de la II Guerra Mundial, de acuerdo a las teorías ortodoxas de los años 50 y 60, donde se sostenía que el mercado era el nexo entre la producción y el consumo, el cual imponía los precios a los que debían sujetarse tanto las pequeñas como las grandes empresas, dejando al Estado un papel secundario para organizar aquellas actividades básicas de la sociedad, de las que el mercado no se hacía cargo como defensa, educación, etc.
La apertura de nuevas formas de comunicación permite en cuestión de segundos conectarnos con cualquier punto del planeta y ver los conflictos ”on line”, incluidas las guerras. Esta forma de conectarnos ha sido crucial para identificar la misma matriz económica que asola al mundo para instalar la concentración económica, la especulación bursátil, la emisión masiva de dinero, la descomunal deuda, la desregulación de los mercados, la reducción y precarización del trabajo, además de las consecuencias en desintegración humana.
Es una ideología que se justificaba a sí misma como el mejor de los órdenes económicos para crear más riqueza y proporcionar libertad a todos, forjó una audacia que los llevo incluso a editar, modificar, interpretar, traducir y adecuar la biblia a su antojo para lograr sus objetivos terrenales, como lo hizo el propio Thomas Jefferson que “mejoró” la biblia para uso personal. Cualquiera que discutía otras ideas de economía era asociado a herejía, como desborde propio de un castigo divino. Fueron parte de los instrumentos que forjaron sociedades serviles, donde obedecer lo que no deseamos nos niega a nosotros mismo, al mismo tiempo que niega al que manda, porque lo convierte en ilegítimo.
Después de la vivencia de muchas décadas, hasta la actual crisis que vive el mundo, han ocurrido dos factores que están liberando en parte la conciencia de la gente; el tiempo y el conocimiento. El tiempo ha sido clave para comprobar la falsedad de muchos dogmas y principios esgrimidos por los grupos dominantes aferrados al poder en los bancos o en los sacros santos organismos bancarios mundiales y multilaterales. Las nuevas tecnologías han permitido que el conocimiento llegue a más personas en el mundo, avanzando en progreso de conciencia, lo que dificulta al capital seguir pagando con abalorios el esfuerzo del trabajo para generar la riqueza de los países.
En Londres, cada mañana suena el teléfono a las 10:30 y a las 15:00 en las oficinas de los 5 miembros de la London Gold Fixing Association, para fijar el precio del oro. Son los representantes del Scotia-Mocatta, Barclays Capital, Deutsche Bank, HSBC y Société Générale. Se está investigando el precio del oro, que habría sido manipulado en el 50 por ciento de las ocasiones entre enero de 2010 y diciembre de 2013, según lo que escribió Madison Marriage en Finantial Times. El llamativo artículo citando un informe de la consultora Fideres, fue retirado de la página del citado diario financiero, sin que medie explicación, ¿De qué mercado estamos hablando? Estamos en mundo atónito que mira cómo se acentúa la concentración de la riqueza, a través de la “falsificación de los mercados”, que se mueve de continente en continente buscando la mejor opción especulativa a pesar de que con ello ayudan a la inestabilidad y la precariedad del trabajo global. Es parte de su naturaleza, como en la fábula del escorpión y la rana, no lo pueden evitar.
Desde siempre han existido dos principios básicos, inamovibles, que han determinado que las cotizaciones en bolsa suban o bajen de acuerdo al crecimiento económico y según los beneficios empresariales logrados. La realidad que se observa hoy en las principales bolsas mundiales, partiendo por la más importante, Wall Street, han rebasado todos los límites de velocidad debido a las masivas inyecciones de liquidez por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, y de otros Bancos Centrales, sin que ello guarde ninguna relación con lo que ocurre en la economía real, excepto para establecer nexos en ella donde descargar las consecuencias, cuando estalle la gran estafa.
No es China, ni el resto de Asia, África, Latinoamérica, Europa, etc., los que determinan las finanzas. Es en Wall Street donde se dirime el juego, donde sepultarán el viejo mundo de las mafias. Donde los inversionistas y los especuladores están concentrando sus apuestas de dinero en bolsa, que algunos miran desconcertados sin entender la jugada. Guardan la secreta esperanza de poder arrancar del mercado en el último instante, a pesar que saben que los resultados están muy por debajo de lo dicta la realidad que marcan las cotizaciones. Ya lo dijimos, está en su naturaleza de escorpión, por eso ha crecido el número de observadores que vaticinan un crash.
La paz mundial está debilitada por la globalización de las finanzas y la interdependencia de miles de millones de dólares que cruzan los mares en uno y otro sentido, en un juego donde nadie debe preguntar ¿cuánto vale el dólar, o el Euro?, porque sería romper el encanto y terminar con la ilusión del juego. El miedo hace que surjan datos nuevos, como lo refleja el miembro del consejo ejecutivo del Bundesbank, Andreas Dombret quién lanzó la voz de alarma sobre el sistema, que incluye a los hedge funds, para pedir controlar lo que llaman la banca en la sombra, un sistema de intermediación de crédito al margen de la banca clásica que escapa a la regulación y supervisión del sector, una bomba estimada en US$ 60 millones de millones de dólares, cifra que representa entre el 25% y el 30% del conjunto del sistema financiero y la mitad de los activos de la banca.
Las noticias bélicas crispan los nervios de todos los inversores con los conatos en Corea, Irán, Japón, China, etc. Hoy, la taquilla está esta en Ucrania y Rusia mezclada con intereses geo políticos, gas ruso que cruza a Europa y los dólares que hacer caer la bolsa rusa en un 12%, y permite pasar la barrera histórica de 37 rublos por dólar. Es una fuerza financiera que supera en poder a las resoluciones de las ONU o las amenazas de EE UU., y permiten dejar en “stand by “, la invasión rusa momentáneamente, botando de paso al resto de la bolsas mundiales para recordarles a los líderes mundiales, que todos están en la misma cofradía del dinero y el poder.
En su libro “The Dollar Trap” recientemente publicado por la editorial de la Universidad de Princeton, el profesor en políticas comerciales Eswar Prasad, advierte las consecuencias políticas para la población china y las de sus gobernantes de salir abruptamente de sus reservas en dólares, producto del superávit comercial y por las compras de deuda norteamericana por un monto de US$ 3,8 millones de millones de dólares, la mayor masa monetaria acumulada fuera de EE UU en un solo país. Esta reserva depende como valor, de la dinámica de los precios en el mercado de los bonos del Tesoro estadounidenses. El pánico está instalado, los intereses interbancarios sobre los préstamos se disparan y obliga a los chinos dar un paso atrás.
Los mercados emergentes sufren las consecuencias de ver salir miles de millones dólares de sus economías buscando una seguridad que no existe en ninguna parte del mundo y que acentúa la inestabilidad de las economías. De pronto, el “mal” proviene de los países emergentes, sus déficit en dólares, los obliga a endeudarse a mayores tasas para sostener un sistema que, inyecta dólares para comprar de todo y luego lo retiran para hace caer los precios de las materias primas, con un dólar que se revaloriza con cada vuelta de manilla de la imprenta de la FED, haciendo trizas otro dogma de la economía, que emitir ya no es dañino.
A través de los bonos a 10, 30 años, etc., levantaron una colosal deuda en EE UU, a la que acaban de subirle el techo, y se supone debe ser pagada con los rendimientos del crecimiento del PIB de la economía, la misma que decae cada vez que se reduce la emisión monetaria provocando efectos colaterales en el resto de los países, incluido el nuestro que está en la misma trampa mortal. No hay fecha de inicio, pero la magnitud del desequilibrio puede ser concordante con los montos involucrados. La mayoría de los países ha seguido aumentando la deuda y han crecido los déficits.
La deuda externa de Chile era en Marzo de 2010, cuando asume Piñera, de US$ 72.859 millones de dólares y sube a de US$ 130.965 millones de dólares al 31 de diciembre de 2013, un aumento de US$ 46.513 millones, faltando por agregar el primer trimestre del 2014. Reitero, la economía la hacen funcionar con la naturaleza de los escorpiones, como en la fábula, no lo pueden evitar.
Mario Briones R.