Diciembre 27, 2024

¿Ridícula o Ridículo?

Evelyn, la rubia, nuevamente obtuvo lo que más quería: pasar a la segunda vuelta en un domingo luminoso y claro. Sí, algo mejor que el enemigo natural, Parisi, pero no tanto como para ganarse un “Mención honrosa”. Resulta que Michelle, la buena, prácticamente la dobló en votos a lo largo y ancho del país. Miranda, Claude y Sfeir también tuvieron lo suyo, ojo. La Yoselin ni siquiera existe, por ser. Sin embargo Evelyn, la pianista, está feliz porque ¡qué bonito es una campaña sucia con descalificaciones a la diestra –y particularmente– a la siniestra y que por sobre todo da frutos! A continuación Parisi se puso a hacer pucheros y lloró un buen rato, pero dijo, sí, dijo muy fuerte, Parisi dijo: Evelyn es una mujer pérfida, muy mala y muy perversa es ella, nunca será presidenta de Chile porque Chile es un país floral con aroma a flores, o sea, flores silvestres y por sobre todo rosas y peonías y azahares y rododendros, que también son flores, ¿saben?

 

¿Y qué cosa necesita un país floral como Chile? Exacto: fertilizante. Y Parisi ofreció toneladas de fertilizante con su campaña de gente repleta de mierda hasta el cuello. Una verdadera lástima que no haya tenido dinero a raudales, pues con dinero a raudales seguramente hubiera alcanzado el anhelado tercer lugar y así dotar al país con una buena dosis de fertilizante. Es probable que los templarios, la judería, los cruzados o los rosacruces le intervinieran el emprendimiento. La Masonería ya lo sigue. Únicamente falta Dios. Mejor no empecemos.

 

Ante todo es preciso entender que hay una ganadora en esta contienda que estaba destinada al fracaso, y esa ganadora es Evelyn Matthei. Con una campaña política improvisada en último minuto, donde no hubo mucho tiempo para salir hermoseada en las fotografías, Evelyn logró bastante, a saber, sacar el 25%, a saber. Mientras Bachelet se repanchingaba en la poltrona del saloncito de su casa con piscina, porque ella es al triunfo lo que el color café al río Mapocho, Evelyn ha venido trazando planes y estrategias cuyo objetivo principal era no hacer el ridículo televisivo (¡Qué escarnio!) sino hacer que otros hagan el ridículo televisivo (¡Qué maravilla!). Otros. Sí, otros como Parisi. Pero esa ya es historia vieja, él no pudo mantener la bronca con su querido hermano y fue nada menos que Don Francisco el encargado de limar las asperezas, después de todo Don Francisco está acostumbrado a exhibir débiles como animales de feria libre y de paso eternizar la propia imagen, que cada año está más gastada y más y más vieja.

 

Y así todos alegres.

 

Todos alegres menos Parisi –candidato– aunque él es realmente cariñoso, amistoso, emprendedor, es un gusto, salta a la vista, y él realmente quiere lo mejor para la absoluta totalidad del país, para los tiernos niñitos hambrientos que berrean por el golpe en la cabeza con el azadón de mamá y asimismo para los profesores de la deuda histórica que también pueden comprarse un Porsche. Si es cosa de voluntad y de ganas. Según él. Bueno, la voluntad y las ganas no sirvieron para tener el tercer lugar. ¡Y Parisi tenía tantas ganas! ¡Y Parisi es tan republicano! Sin ir más lejos él ya explicó que no acudirá a las urnas a cumplir con el deber cívico el próximo diciembre. Una lástima, justo antes de la Navidad. Eso probablemente redundará en el obsequio.

 

Especialmente el obsequio de las postulantas de su gabinete…

 

que deben estar dándose contra las sucias tablas del suelo. De la pura indignación. Ellos y ellas, que tan claro veían el emprendimiento y el triunfo en la cercana cercanía, ellos y ellas, que ya imaginaban los colores pasteles de las moquetas y los tapices, los brocados de los cortinajes y el nuevo escritorio de alerce (ni hablar de los fogones de la cocinilla eléctrica con meadero incorporado), allí están, solos, abatidos, masticando las ásperas migajas del fracaso.

 

¡Qué vergüenza! ¡Qué bochorno!

 

En cambio Evelyn, la grosera, nuevamente se salió con la suya. Aunque probablemente pierda la próxima elección (sobre esto no se ha dicho la última palabra, ver El Mercurio, donde todo mundo se alinea con ella, la Pinochetista Testaruda), porque sencillamente nadie en su sano juicio votaría por una mujer tan mal fotochopeada, Evelyn, la grosera, no hizo el rotundo ridículo como su colega Laurie Golborne. Longueira sufrió de melancolía por lo que es inatacable. Pero Golborne ni siquiera salió de Senador. Y hay que tomar en cuenta que le subió mucho el rating la víspera del rescate de los treinta y tres mineros, que hoy en día no han recibido compensación económica alguna. Al mismo tiempo, de un misterioso e intrincado modo los subsidios ganados honestamente por sus hijitas para comprar departamentos de los de rentar, también mancillaron su impecable imagen, que ya se había opacado un tanto con eso de Cencosud y las platitas en los paraísos fiscales.

 

Pero siempre tendremos a Evelyn.

 

Y la estrategia de Evelyn se basó, como indica la costumbre, en achacarle la totalidad de los problemas del país, tales como delincuencia, encapuchados, puerta giratoria y relajo y relativismo en materias católicas, a la Concertación o Nueva Mayoría. Fin. Con eso pretendía encender la llama de los votantes, que ahora DEBEN acudir a las urnas el próximo diciembre para darle el voto, a ella. De lo contrario el país se sumirá en un caos constitucional e institucional sin precedentes porque con el Partido Comunista metiendo las narices, es de seguro que Chile va a retroceder a los tiempos en los que había que hacer colas para comprar un pan de levadura. De los otros candidatos ni siquiera vale la pena a hablar porque las energías de Evelyn se concentraron únicamente en no hacer el ridículo –como sus colegas– y al menos pasar a la segunda vuelta. Es de esperar que en el camino se escupan nuevas groserías. También es de esperar que se trate de catequizar a la opinión pública sobre las bondades del auténtico rubio natural, que no es como el de Bachelet, que con esos echarpes se ve tan gorda y fea. O ¿No? ¿O es que acaso la carrera de Evelyn Matthei no está condenada al fracaso?

anibal.venegas@gmail.com

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