Diciembre 26, 2024

Etica y política: la filosofía de las cosas humanas

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¿Podemos los seres humanos, actuar éticamente sólo en algunas circunstancias de nuestra existencia? Si revisamos la etimología de la palabra ética o ético, no nos queda más que reconocer que la respuesta a esta pregunta es un rotundo no.

De acuerdo con el Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana, “Ético, hacia 1440, lat. ethicus. Tom. del gr. ethikós ‘moral, relativo al carácter’, derivado de ethos ‘carácter, manera de ser’.

 

Es decir, el ser humano (el zoon politikon) que como individuo existe sólo si vive en sociedad, se relaciona con los demás individuos de acuerdo con su carácter, con su “manera de ser”. Todo esto viene a cuento debido al fallo judicial en el que fueron “condenados” los dueños de las cadenas de farmacias de nuestro país, a “tomar un curso de 30 horas de “ética empresarial”. Además de lo inicuo del fallo, los susodichos empresarios podrán comportarse más allá de cualquier ética en todo lo que no tenga que ver estrictamente en su quehacer como empresarios: dentro de la familia, en la relación con sus amistades, con sus parientes; en síntesis, traspasando el umbral de sus oficinas hacia el mundo real, podrán despojarse del peso al que los ha “condenado” la justicia de, en lo sucesivo, actuar de manera ética sólo y cuando asuman su papel de empresarios.

 

Si esto fuera así, no podríamos criticar, por ejemplo, a los políticos profesionales ni menos insultarlos, como muchas veces sucede. Y aquí un paréntesis: ¿recuerdan ustedes estimados lectores, cuando las prostitutas de la ciudad de Madrid ante los insultos de los que eran objeto los políticos españoles (¿es necesario mencionarlos?), emitieron una declaración en la que se especificaba que “los políticos españoles no son nuestros hijos”? Pues bien, la actuación de esos (y todos) los políticos no es más que el reflejo del contenido de su carácter, de su manera de ser como persona, como ser humano. La ética o lo ético, entonces, no se puede enseñar, ni menos aprender, en un curso de 30 horas ni en uno de 100 ni en uno de mil. Si fuera así, ¿por qué no condenar a los encapuchados, mismos que le quitan el sueño a Piñera y sus boys , a tomar unas horitas de clase de “ética cívica” en vez de bregar, ante los “irresponsables” parlamentarios, para que se apruebe una ley que le permita a carabineros darles duro y parejo? ¡Y Santas Pascuas!

 

 

La ética y Aristóteles.

 

El título de esta nota, tiene que ver con un concepto que desarrolla Aristóteles al final de su Ética nicomáquea cuando al referirse a la Política y a la Ética plantea que ambas disciplinas constituyen “la filosofía de las cosas humanas”, y hay entre una y otra, por tanto, una unidad radical. Hay que hacer notar, en este sentido, que esta unidad es, para el pensamiento antiguo, mucho más íntima de la que hoy se postula, inclusive en el caso de que no se comparta la idea del divorcio entre ética y política, defendido por Maquiavelo. Para Aristóteles, por el contrario, no sólo es inconcebible esta separación, sino que, por el hecho mismo de ser el hombre, con definición esencial, el “viviente” o el “animal político”, no puede entendérsele, ni a él ni a su conducta, sino en el seno de la Polis, de la Ciudad o del Estado, que lleva él consigo como parte de su estructura más íntima, y en el cual solamente puede realizar la “perfección de su naturaleza específica”. A la ética, pues, la circunda, como su horizonte adecuado, la política, y recíprocamente.

 

Desde Aristóteles, suele entenderse por “ética” la parte de la filosofía que mira al valor de la conducta humana: no al “hacer”, sino al “obrar”; al bien y al mal. Es necesario destacar, en este sentido, que la axiología de la conducta humana cubre en la ética antigua, un territorio mucho más amplio que en la ética moderna. La razón de esta mayor amplitud del ámbito en la concepción aristotélica, proviene de que el concepto o categoría central en toda ética, el concepto de “virtud”, es también, a su vez, mucho más amplio en la mentalidad helénica. “Virtud” (areté) quiere decir, para un griego, no sólo una perfección moral propiamente dicha, sino toda excelencia o perfección en general, que de algún modo es valiosa, y contribuye, por ende, a plasmar un tipo mejor de humanidad.

 

La ética y Piñera.

 

Si nos atenemos a la actuación política del señor Presidente de nuestro país, tenemos que concluir que, la mayoría de las veces (por no decir siempre) ha basado su accionar observando más los principios “éticos” de Maquiavelo que los de Aristóteles. Es más, a Sebastián Piñera se le ha acusado de cometer un fraude (delito) en contra del banco de Talca, hecho que, por lo demás, jamás ha podido ser aclarado por parte del mismo Piñera. Y esto, no hace más que corroborar lo que se explicitaba más arriba, que el ser humano es uno solo y actuará conforme a su “carácter”, a “su manera de ser” en toda circunstancia.

 

Veamos sólo unos ejemplos como botón de muestra: ayer 5 de agosto se cumplieron tres años del derrumbe de la mina San José. El exitoso rescate de los 33 mineros atrapados en el interior de la mina, fue aprovechado por Piñera de manera incalificable y hasta el hartazgo. Por último, y siendo benevolente, esto no tendría nada de malo, (fuera del ridículo que hizo en el extranjero). Pero, siempre hay un pero: en la edición de Clarín del día de ayer, un artículo daba cuenta de la rabia que sienten esos mismos mineros por el fallo que exculpa a los propietarios de la mina San José. Además de la frustración demostrada por los entrevistados, critican el abandono al que fueron relegados después de toda la parafernalia mediática que utilizó en su provecho el gobierno y, especialmente, Sebastián Piñera. Entonces señor presidente ¿dónde está la ayuda que usted les prometió? ¿Es esa la ética que debe tener la actuación de un gobernante?

 

Las destempladas declaraciones que hizo con motivo del asesinato de un oficial de carabineros por parte de un delincuente común (con prontuario e indultado por su propio gobierno), acusando a los parlamentarios de oposición por no aprobar la llamada ley Hinzpeter, de ser culpables del aumento de la delincuencia en nuestro país y de estar en contra de la vida de los carabineros, son francamente patéticas, de una falta de respeto hacia la familia del subteniente asesinado y de una falta de ética que, incluso raya en el chantaje. A raíz de esta declaración, los comentarios de los lectores de los diarios digitales, no se hicieron esperar; salvo una o dos excepciones, las críticas son demoledoras, y que conste que prefiero hablar de críticas y no de insultos (que es realmente lo que son).

 

Y aquí, no puedo dejar de hacerle una pegunta al presidente Piñera: ¿Señor presidente, usted lee o sus asesores le muestran los comentarios del simple lector, del ciudadano común, a los que se expone en el día a día con sus actos de gobierno?, ¿si los lee, le importan o sencillamente le resbalan y entierra su cabeza como el avestruz? Sabe qué Sebastián, a mí sí me preocupa, porque me da vergüenza ajena que al Presidente de Chile (digo de Chile y no de todos los chilenos, pues usted no me representa para nada), se le insulte de esa manera por no pensar y filtrar las expresiones que va a proferir. Y de ética para qué seguimos hablando.

 

 

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