Noviembre 13, 2024

El obispo Eduardo Durán: adúltero y millonario por la gracia de Dios

Con el derrumbe de la iglesia católica las instituciones protestantes  han logrado penetrar en el mundo popular. Se declaran evangélicos más de tres millones de personas. En la desesperanza ante el abandono de los desfavorecidos, que viven en poblaciones de extrema pobreza, dominados por el narcotráfico y en familias disfuncionales, los pastores y pastoras canutos (as) se convierten en los padres y madres que nunca tuvieron realmente los condenados de la tierra.

 

 

Hoy las distintas iglesias evangélicas gozan de tanto poder y riqueza como muchas de las iglesias católicas. En el Chile de hoy hay tres mil corporaciones protestantes reconocidas legalmente por el ministerio de Justicia, muchas de ellas han surgido como producto de divisiones pero, a diferencia de la iglesia católica, que sólo pide un 1% de los ingresos, en las iglesias protestantes todos los fieles están obligados a pagar un diezmo; si se calcula lo percibido por estas iglesias sumaría miles de millones de pesos al mes.

 

No todas las iglesias evangélicas tienen el mismo número de feligreses, ni tampoco el mismo nivel económico: la más grande de todas es la metodista pentecostal, que mantiene la catedral Jotabeche, donde gracias al enojo de Augusto Pinochet con la iglesia católica, desde esa época todos los años se celebra el Tedeum evangélico.

 

En el año 2017 el hijo del pastor Durán, del mismo nombre, pronunció una homilía cuyo tema se centró en la crítica a los proyectos de la Presidenta Michelle Bachalet, sobre todo los referidos el aborto, el matrimonio igualitario y al cambio de género registral. La Presidenta estaba tan indignada que estuvo a punto de abandonar la ceremonia. 

 

En esa época Eduardo Jr., tan millonario como su padre, tenía en mente el postularse a candidato a diputado, por Renovación Nacional, y cuando llegó al Parlamento, aprovechó para formar una bancada evangélica, compuesta por cinco diputados, en que los fanáticos eran los diputados Durán y Muñoz.

 

Según el estatuto de la iglesia metodista pentecostal el obispo tiene derecho a administrar libremente los fondos que provienen de los diezmos de los fieles; en este caso, el obispo Durán recibía 30 millones de pesos mensuales que, según su confesión, los distribuía de la siguiente  manera: 9 millones para sus hijos y sobrinos, confesando ante la prensa que lo hacía “por amor al prójimo”(¿más próximo?), y agregaba que vivía en forma muy modesta con cuatro millones de pesos mensuales, y el resto lo depositaba en la cuenta bancaria personal. Reconocía que tenía un saldo de 130 millones de pesos, como colchón para eventuales emergencias.

 

El tren de vida del mencionado obispo llamó la atención de la fiscalía oriente, de alta complejidad, que inició una investigación por lavado de activos. Esta institución avaluaba el patrimonio del obispo Durán en mil diecisiete millones de pesos, incluidos 12 departamentos y 12 autos – entre estos un Mercedes Benz avaluado en 80 millones de pesos -.

 

Para probar el delito de lavado de activos se requiere que el dinero provenga de una fuente delictual, pero Durán puede argumentar que el dinero proviene de los diezmos, (hay que recordar la presunción de inocencia a la cual tenemos derecho todos los chilenos, pero que, a veces, la prensa pre-condena y juzga).

 

No fue la simonía la causa de la caída del obispo Durán, sino la confesión ante la Junta de Oficiales Diáconos en la cual se mostraba decidido a divorciarse de su esposa, la pastora Raquel Salinas, mujer muy apreciada por esa iglesia, (los evangélicos son muy rígidos en estos asuntos).

 

El concepto simonía viene de Simón, el mago, quien quiso comprar al apóstol Pedro la sagrada inspiración del Espíritu Santo. Simón desafió a Pedro a lanzarse de una torre y salir indemne, a fin de demostrar quién de los dos poseía los dones del Espíritu Santo.

 

Si la iglesia católica tiene la Teología de la Liberación, la iglesia protestante posee la Teología de la Prosperidad, es decir, que Dios premia con dinero y poder a quien sigue sus enseñanzas y se ajusta a sus “mandatos”, (basta leer La sociología de las religiones, de Max Weber, para comprobar la influencia del capitalismo en Lutero y Calvino).

 

El obispo Durán, más que ser condenado por aprovecharse del dinero de los feligreses pobres, lo es por su conducta adúltera.

 

La esposa de Eduardo Durán tuvo que soportar en las oficinas del obispado los insultos proferidos por la amante del obispo Durán, provocando el rechazo moral de los miembros de la Junta de Oficiales Diáconos.

 

En días recientes Durán convocó a una reunión del Consejo de Oficiales Diáconos, pero fue condenado por la mayoría de ellos y, además le pidieron la renuncia a su cargo. En un momento dado se cortó la luz, y Durán desapareció del lugar acompañado por su guardaespaldas.

 

El domingo 21 de abril, la Junta, en reunión plenario, decidió suspender de sus funciones al obispo Durán, quien se había negado a renunciar voluntariamente, argumentando que no lo haría, pues su cargo venía de Dios y que sólo Él podía exonerarlo. 

 

Ante esta situación, el Consejo de Diáconos quedó a cargo de las iglesias metodistas pentecostales. A la espera de un juicio que dirima la lucha interna entre pastores y fieles que están en contra o a favor del obispo.

 

Cuánta razón tenía el escritor  Víctor Hugo a creer en Dios y en el alma inmortal y no en las iglesias.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

22/04/2019   

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