Diciembre 9, 2024

Otrora adversarios de Piñera son hoy sus ‘ayudistas’

Que el gobierno encabezado por el especulador financiero Sebastián Piñera está sufriendo un verdadero desplome en estas  últimas semanas, no es un misterio para nadie que esté interesado en el acontecer político. Incluso las encuestas que dirigen antiguos colaboradores del mandatario dan fe de ello.

 

 

Lo extraño radica en que antiguos adversarios de la derecha, ex miembros de gabinetes concertacionistas y  también de la Nueva Mayoría, salen a la palestra de manera voluntaria y gustosa para brindarle apoyo efectivo a la administración actual, particularmente en lo referido a reformas como la tributaria, la cual es resistida por muchos izquierdistas y progresistas que la consideran un nuevo apoyo  a la constante depredación económica que los dueños del capital vienen cometiendo –desde hace décadas- contra el grueso de la población.

 

La verdad es que la actual administración derechista no requiere de apoyos extras, ya que ha demostrado hasta la saciedad una tozuda voluntad por sentarse en las disposiciones reglamentarias legislativas y, muy especialmente, en la opinión y votación de los sectores opositores en el Parlamento.

 

A través de decretos y de letra chica, amén del silencio cómplice de algunos (muchos) reconocidos concertacionistas y varios miembros del Frente Amplio, Piñera ha ido avanzando en la destrucción del andamiaje social, económico y tributario que fue levantado con bastante esfuerzo por los gobiernos de Michelle Bachelet, a la vez que ha cuajado una argamasa clasista en lo económico, mediante la cual pretende consolidar ‘legalmente’ privilegios moral y políticamente inaceptables en beneficio de las cofradías expoliadoras del mega empresariado transnacional.  

 

¿A qué temen algunos viejos partidarios del NO e inefables miembros del exilio europeo? ¿O a nada temen y sólo procuran continuar enriqueciéndose hasta el hartazgo mórbido? La traición a sus raíces y a la historia de sus tiendas partidistas parece que bien valen los dólares que caen de la mesa de los patrones totalitarios. Aprendieron muy bien de sus maestros neoliberales chicaguianos… tan bien,  que conformaron verdaderas mafias en los distritos electorales y en las regiones donde cuentan con presencia parlamentaria. Mafias, sería la palabra correcta.

 

Cual mecanismo de defensa por su voltereta, varios de esos antiguos luchadores por la democracia y la libertad aducen que les asusta que el gobierno de Sebastián Piñera se deslice por la senda del desplome. Eso es lo que manifiestan. “Si este gobierno se va a la mierda (como pareciera encaminarse hoy hacia ese ignoto lugar)  la derecha procuraría activar  violentas formas para mantener el poder”.

 

¿A qué  ‘violentas formas’ se refieren? ¿Un golpe de estado militar? ¿La invasión de los marines estadounidenses (y bueno, desde hace años están en Concón, en Fuerte Aguayo; se lo recuerdo por si usted lo había olvidado), ¿o echar mano a los delincuentes guarimberos  y milicos desertores venezolanos para armar graves líos y caos en las ciudades chilenas,  permitiendo con ello un estado policial o, peor aún, la presencia de nuestras fuerzas armadas en calles, plazas, pueblos, poblaciones, empresas, liceos y universidades de todo el país?

 

La verdad es que la historia reciente de nuestro país demuestra que la derecha es capaz de ello  y más. Pero, en esta ocasión pareciera que el apoyo de esos antiguos concertacionistas atraviesa por asuntos de enriquecimiento personal y mantención de granjerías varias, más que por los temores comentados.

 

No obstante, merece atención el argumento último de esos antiguos adversarios del pinochetismo, ya que es un  hecho irrefutable que tanto Sebastián Piñera como el mega empresariado predador y la derecha sudamericana -apoyada e incentivada por Washington-, tienen clara conciencia que en Chile difícilmente podrían ser mayoría parlamentaria o  electoral. Ello explicaría el comportamiento de la Moneda en relación a las migraciones, atacando con demencia clasista a la migración haitiana, pero recibiendo con alfombra roja a los migrantes venezolanos.

 

Y ojo con esto último, porque es oportuno recordar que Colombia está habituada a recibir en sus fronteras a ciudadanos venezolanos desde hace varios años, sin embargo esta vez el presidente Álvaro Duque optó por abrir las puertas precisamente a seiscientos militares desertores del ejército bolivariano para que fuesen recibidos en Chile sin ninguna traba. Ello más bien simula ser un detallado plan más que un simple azar.

 

La actual ¿oposición? al gobierno derechista  nada ha dicho ni ha hecho para poner de pie lo que Piñera tiene de cabeza. El plan totalitario marcha sincronizadamente y cuenta con la anuencia de los lacayos ayudistas del régimen. Mezclados con gente honesta, Chile está recibiendo con pasmosa facilidad a delincuentes políticos, guarimberos, militares desertores  extremistas, bravucones y mercenarios. Ello es posible sólo porque la autoridad pertinente lo permite, lo impulsa y lo cobija.

 

La derecha dura del subcontinente requiere contar con el gobierno de nuestro país para consolidar el dominio del neoliberalismo salvaje en esta parte del mundo, precisamente en el ‘patio trasero’ de la casa de los patrones.  Para ello qué mejor que contar con el apoyo y participación de quienes en el pasado cercano fueron decididos adversarios del imperialismo y del conservadurismo, transformados en “izquierdistas de orilla”, vale decir, en socialdemócratas enamorados de la plata dulce y de las granjerías que otorga una posición cercana al poder.

 

El plan tiene olor, aroma, a democracia, pero posee huesos y órganos propios de los predadores económicos y sociales. El plan con doble objetivo –evitar el desplome político del actual gobierno, y asegurar las bases para que la derecha dura se mantenga sin oposición real al mando del país-, no cuenta con oposición verdadera. Los efectos ya han comenzado a notarse.

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