Según los psiquiatras el narcisismo es una patología muy grave, y Piñera la padece en grado “heroico” (lo diría Encina). No es que los pueblos tengan el gobierno que se merecen sino que algunos electores sufren de demencia temporal y eligen presidentes fascistas.
Piñera, en su delirio de amor a sí mismo, quiere convertirse en el líder del club de Presidentes fascistas de América Latina y, para lograrlo, fundó Prosur junto al desastroso Mauricio Macri, (muy pronto – esperemos – seguiría los pasos de Fernando de la Rúa), a Jair Bolsonaro, (milico tan racista, clasista sexista y ultra fascista …como sus congéneres de profesión).
Que Chile, con 17 millones de habitantes, quiera estar a la cabeza de los países yanaconas de Estados Unidos es una anomalía histórica; ya, el mismo Donald Trump, (también de la familia de los narcisistas), designó a Bolsonaro, Presidente de un país-continente, y no al despoblado Chile, y basta con solo ver el mapa para establecer comparación entre uno y otro.
Sólo Narciso Piñera se da el lujo de nombrar a varios parientes en el gobierno, con buenos sueldos y otras regalías, empezando por su primo, el ministro del Interior, que hace varios meses, a raíz de mentir groseramente al pueblo, especialmente en el caso del asesinato de Camilo Catrillanca, debió dejar el cargo así fuera por dignidad. Afortunadamente, le falló el nombramiento de su hermano Pablo como embajador en Buenos Aires. Para Narciso Chile es su fundo y ha logrado ahorrar mucho dinero para comprar a los habitantes, si fuera necesario.
Quién puede negar que Piñera naciera con estrella, pues su dios favorece a los ricos porque tienen más dinero a costa de los pobres, y el valle de lágrimas es sólo para los desprovistos de bienes materiales.
Chile no sido una república, pues carece de la virtud romana, y menos una democracia, pues una monarquía electiva en la cual no existen balances y contrabalances, pues lo único que existe se reduce a elecciones periódicas que, sabemos, han permitido a través de la historia, ha llevado al poder de los peores tiranos – Hitler, Mussolini, ayer, y hoy Bolsonaro…-..
Juan Jacobo Rousseau decía que la democracia es sólo cuestión de ángeles, y criticaba a los ingleses por creerse libres a causa de su poder de elegir periódicamente a sus representantes. En Chile los milicos están siendo juzgados por delitos de fraude al fisco; un buen número de curas violan a niños, incluso a mendigos; los parlamentarios están encerrados y sólo se representan a sí mismos y a los empresarios que financiaron sus campañas, y el pueblo los desprecia. Decir que las instituciones funcionan es no entender lo que ocurre en el país, y vivimos en una sociedad anémica, (según Durkhein); el que no roba es un gil, “lo mismo un burro que un gran profesor”, reza el tango Cambalache.
En la monarquía presidencial chilena el Congreso no tiene ninguna importancia y su única facultad fiscalizadora consiste en acusar a los funcionarios del Estado cuando abusan del poder, pero su aplicación es muy difícil, pues hay que contar con los dos tercios del senado para sacar a un Presidente, incluso si padece una enfermedad inhabilitante y, además, use la Constitución como papel confort; en cuanto a los demás funcionarios que han incurrido en delitos, hay que tener mayoría en ambas Cámaras.
Ser oposición en Chile es prácticamente imposible, pues el rey-presidente tiene más poder que cualquiera de los reyes absolutos que existieron en Europa, pero la actual oposición, dividida al extremo, bate el récord de imbecilidad e incapacidad, desidia y lejanía de la ciudadanía.
En la vida siempre ha habido generaciones inútiles que han pasado por la vida y la política, cuyo legado a la sociedad ha sido nulo. Pasó en La Falange que, después de la generación de los años 30, cuando brillantes políticos derrocaron a Ibáñez del Campo, devino una generación intermedia infiltrada de ibañistas que convirtieron a la Democracia Cristiana en una cueva de oportunistas. Mi generación de los años 60, que nació en un rico período histórico, dio lugar al MIR y al MAPU, que salvo excepciones, sus jóvenes fundadores se han convertido en mercachifles, nuevos ricos y neoliberales, (ver a un Enrique Correa o a un Óscar Guillermo Garretón…, hoy, producen repugnancia).
A qué oposición se le ocurre dialogar con Sebastián Piñera, un enfermo narcisista: sólo pueden hacerlo los podridos partidos de la oposición actual, (por ejemplo, la Democracia Cristiana, que se salvó de la muerte, a excepción de los senadores Francisco Huenchumilla y Yasna Provoste, sus dirigentes son caterva de oportunistas); entre los socialistas y PPD casi no hay líderes y, desgraciadamente, van camino a la muerte, como la mayoría de los socialdemócratas a nivel mundial; los jóvenes del Frente Amplio, a quienes veíamos como una promesa, sólo se salvan de acusaciones de robo a causa de una realidad etaria, pero políticamente están cotidianamente dando un espectáculo penoso con acusaciones mutuas, cual infantes, de graves patologías de trastornos de personalidad, (ocurre entre Garín vs Jackson)
Quienes profesan el purismo, finalmente terminan en crímenes atroces en razón de la ortodoxia, (baste recordar a los Bambini, seguidores de Savonarola, y los jóvenes hitleristas que acusaban a sus propios familiares en los años 30). Admiro y aprecio a Gabriel Boric y me siento muy cercano a los jóvenes del Frente Amplio, pero me apena que vayan a terminar como los antes fogosos revolucionarios del MAPU y del MIR, que de puristas, pasaron a mercaderes del templo.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
02/04/2019