Diciembre 9, 2024

Macri, la corrupción y el ascenso de Cristina

Para las elecciones a celebrarse este año en Argentina, según las encuestas, el electorado está dividido en tres tercios: el  primero están por la reelección de Macri; el segundo, por el tercer mandato de Cristina Kirchner; el tercero, dividida entre varios candidatos que votarían por el peronismo o los indecisos.

 

Juan Domingo Perón – “sabio de la filosofía política” – decía a sus partidarios “roben lo que quieran, pero si los descubren, los acuso”. La primera víctima de esta “máxima” fue el hermano de Eva Perón, Juan Duarte.

 

El Presidente latinoamericano que no es corrupto no tiene idea en qué consiste el acto de gobernar; si la República se relaciona – como decían los romanos – con la virtud, en América Latina sólo monarquías electivas, ¿cuál de ellas más corruptas que la otra? Un Presidente honesto sería una anomalía política.

 

Me interesa indagar y presentar en esta columna cómo reacciona el lector y cliente,  “nunca ciudadano” ante ex  Presidentes y candidatos corruptos, sean de derecha o de izquierda. Que en todos los países la mayoría de los clientes rechace a los políticos es un hecho de la causa, y al final, sólo le restan dos posibilidades: abstenerse o votar, asì todos los candidatos le sean indigestos.

 

En las últimas elecciones en Brasil, como también en las encuestas para las próximas en Argentina, el voto que permite elegir a un Presidente es más la negación al candidato rival que el apoyo al propio – Bolsonaro, por ejemplo, ganó gracias al rechazo a Lula da Silva y a  su reemplazante, no porque a los electores le gustara o adhirieran a su programa de gobierno -. En el caso argentino ocurriría lo mismo: el que gane Cristina Fernández o Mauricio Macri sería por el apoyo del tercio restante que rechaza al rival, es decir, aquellos ciudadanos que no votarían, pon ningún motivo por Fernández o, por el contrario, jamás lo harían por Macri.

 

Es muy difícil que surja un candidato nuevo sorpresa por quien los electores decidan inclinarse. Para ganar un peronista moderado necesita, imperativamente, los votos de Cristina Fernández; en el caso de Macri, es más difícil que surja un reemplazante – tal vez la actual intendenta Vidal o la senadora Elisa Carrió.

 

Como se ve en el panorama actual hay un tercio de electores que cree firmemente en Fernández y otro, en Macri. Los partidarios de Kirchner son creyentes a ultranza: nada, ni nadie los hará cambiar de opinión, pues su fe en la ex Presidenta es inquebrantable, y poco importa que la acusen de corrupta y que, además, tenga que concurrir a cinco juicios orales en el transcurso de este año.

 

Según un comentarista político argentino en cada juicio, la ex Presidenta se defiende tan hábilmente que, incluso, gana más adeptos. Los tribunales son más importantes para ella para desplegar su campaña presidencial que cualquier concentración pública  – y lo mismo que decía Fidel Castro – la historia me absolverá, es decir, en su defensa alega que es víctima de la calumnia por parte de los oligarcas debido a su amor al pueblo, (la diferencia entre estos dos mandatarios es que el primero asaltó un Cuartel por razones ideológicas y, la segunda y su ex marido hoy difunto están acusados por los calumniadores periodistas y fiscales de haber asaltado la Caja Fiscal.

 

En general, los delitos por los cuales se acusa a los Presidentes y candidatos a la primera magistratura son prácticamente los mismos, (ejemplo, el caso de Keiko Fujimori y de Cristina Kirchner, ambas acusadas como jefas de una asociación ilícita para delinquir y de lavado de dinero; a Fernández se le agrega el presunto delito de traición a la patria por el caso AMIA, además de enriquecimiento ilícito).

 

Mientras más delitos se sumen al juicio de la ex Presidenta más fieles son sus partidarios: al final, robaba, pero también favorecía la buena causa del pueblo: ha sido querida por los villeros y, hasta el Papa la privilegia respecto al Presidente Macri, a quien se ve obligado a recibirlo sólo en calidad de jefe de Estado.

 

Nadie duda de que Mauricio Macri es corrupto, pero se va a salvar porque hay que esperar dos o tres años después de dejar la presidencia de la nación, tal como ocurrió con Cristina Fernández; para que los jueces puedan actuar, y si usa bien su cabeza se podría escapar al extranjero.

 

Con los demás millonarios y políticos ocurre lo mismo: están tan enviciados y apegados al poder y al dinero  que jamás se ocurriría pensar que ambos – poder y dinero – son efímeros, como el perfume y la vida, que si no saben gozarlo a tiempo, se desvanece con la muerte y putrefacción. Diógenes, “el Perro, jamás postuló al poder y al dinero, aunque en su juventud fuera un falsificador de monedas; tanto despreciaba las veleidades de este mundo que cuando Alejandro Magno lo visitó en su cueva le ofreció cuanto quisiera, ante lo cual Diógenes le respondió: “Sí, apártate para que permita la entrada el sol”.

 

La pareja Néstor y Cristina Kirchner ha sido la más investigada por periodistas, fiscales y jueces en Argentina; por ejemplo, Jorge Lanata ha dedicado gran parte de su vida a la investigación de los ilícitos de los Kirchner, quienes empezaron como abogados en Santa Cruz, quienes con recibirse como tales ya eran dueños de 18 casas en la ciudad de Rìo Gallegos. Néstor Kirchner fue gobernador, intendente y Presidente; su mujer, diputada, senadora y Presidenta por dos períodos. Ambos, por lo tanto, se han desempeñado como empleados públicos, pero con el dinero acumulado han comprado hasta un hotel en Calafate.

 

Durante la vida del Presidente Kirchner se llevaron a cabo tres juicios contra él y su esposa, por el presunto delito de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, pero en todos fue declarado inocente. En el último juicio el magistrado Oyabide, en declaraciones a la Prensa dijo “que los habían acogotado. Segùn el periodista Jorge Lanata, acusado varias veces por la ex Presidenta por injurias y calumnias, la fortuna de la pareja había crecido en un 450% durante su mandato.

 

El famoso caso “Cuadernos”, que provocó gran escándalo – como ocurre en Argentina – está empezando desinflarse, pues la mayoría de los acusados ha usado la figura jurídica del “arrepentido”, que les exige contar todo lo que saben a cambio de la supresión de la pena,  (por dos Padrenuestros con sus Avemarías). El problema de esta figura es que tiene que acusar a sus cómplices, y si llega muy tarde, los acusados han pasado a la cárcel si son políticos, y están libres si son empresarios de la construcción, quienes se salvan pretextando que fueron obligados a sobornar a los empleados públicos por parte de la mafia Kirchner.

 

La presunción de inocencia, la igualdad ante la ley y la justa defensa, son cuentos para niños, quienes creen que Caperucita Roja se comió al lobo. Al fin y al cabo, cada fiscal y juez tiene su historia con el poder político, y sus muchas sus biografías dan cuenta de períodos muy oscuros – los abogados de Cristina Fernández de Kirchner los conocen muy bien y sabrán las estrategias procesales que le permitan a su jefa eludir la cárcel de mujeres, que tiene una sección especial para damas ricas y poderosas, para evitar que sobornen a los gendarmes, según el periodista Lanata.

 

El pueblo, casi siempre bueno e ingenuo – como El Buen Salvaje, de Rousseau – poco o nada le importante que sus gobernantes roben y que, incluso, se hayan enriquecido a su costa. En general, en contadas excepciones condenan a los corruptos, como ocurrió con Lula da Silva y el Partido de los Trabajadores. En el caso de la derecha, si el Presidente es gerente y millonario, no se investiga el origen de su fortuna, más bien se le premia con el poder. ¡Bienaventurados los `ricos` porque de ellos será el reino de los cielos”. En el caso de los peronistas, todo se les perdona, incluso, si son descubiertos, haciendo caso omiso de los consejos de su jefe, Juan Domingo Perón. Carlos Saúl Menem se ha salvado de la cárcel gracias a su fuero como senador, y Cristina Fernández de Kirchner, de ser condenada – muy improbable – el fallo le llegue cuando sea elegida Presidenta de la República, (que no se les ocurra pensar que “la justicia cuando tarda no es justicia”, pues justamente se trata de que los juicios duren lo suficiente para que el poderoso i no vaya a la cárcel.

 

Un hombre honesto buen padre de familia y que ame a los pobres no debe aspirar al poder. La política  no tiene nada que ver con la salvación

Rafael Luis Gumucio Rivas, (El Viejo)

13/02/2019       

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *