La historia de la humanidad se ha movido por las guerras de clases, que no es invento de Marx, sino que viene de la lucha entre proletarios y plebeyos ya en la anciana República Romana, y aún, desde mucho antes, desde que nuestros antepasados se bajaron de los árboles. Es muy lógico que los pobres detesten a los ricos y que éstos, a su vez, lo hagan con los pobres.( mientras exista un abismo entre ricos y pobres la democracia solo será una guerra entre las elites).
El cristianismo, desde Constantino hasta nuestra días, salvo honrosas excepciones, ha estado a favor de los ricos y, muy pocas veces con los pobres: solo los valdenses o los famosos “fraticaellis”, Franciscanos espirituales , seguidores auténticos de San Francisco de Asís, siguieron adoptar la pobreza evangélica y por ello fueron perseguidos por la jerarquía; para elegir a los Papas, se buscaba al candidato entre las familias más ricas de los estados de la península italiana, es decir, ha sido más ramera de los ricos que defensora de los pobres. (la puta de babilonia es el término usado por los cataros los puros exterminados en las cruzadas. Solo fue usado por el escritor Fernando Vallejos para titular un libro)
No me sumaré a los hipócritas que condenan a la diputada Marisela Santibáñez, (aun cuando no aplaudo el asesinato de Jaime Guzmán, no por ello lo considero apto para postular a la santidad), el asesinato político es condenable pero no es inútil recordar dentro de sus numerosos exabruptos, san Jaime alabó la pena de muerte, pues daba la posibilidad al condenado de salvar su alma en el último instante, y sólo le faltó – para diferenciarse de Torquemada – el sostener que la tortura es un buen método para saber la verdad “que nos hará libres”, y que someter al fuego a los herejes era una oportunidad para que los condenados llegaran al reino de los cielos y salvaran su alma.
Algunas víctimas dan testimonio de que Jaime Guzmán les salvó la vida y qué bueno por ellos, pero estas acciones no lo hacen un santo: fue el ideólogo de una cruel dictadura, cuyo objetivo se centraba en eliminar a todos los marxistas-leninistas, a sus compañeros de ruta, incluso, a algunos sacerdotes que se negaban a presidir la cruzada de exterminio, (entre ellos los marinos asesinaron a uno de mis colegas de la Universidad Católica, Miguel Woodward y los milicos a Juan Alcina )
Los capellanes de las Fuerzas Armadas, por ejemplo, Florencio Infante SSCC, bendecía las torturas y los asesinatos perpetrados en nombre de la libertad y la propiedad.
El cardenal Jorge Medina, un pinochetista de tomo y lomo, predicaba aplaudía a los militares seguramente por acabar con el cáncer marxista.
Capellanes militares incluso obispos castrenses y diplomáticos que mienten al papa como Ivo Scapolo . Es que a la ramera de babilonia le gustan las caricias del poder.
Nunca olvides hipócrita que te crees demócrata que el ejército chileno fue una fuerza armada de ocupación que invento una guerra interna.
El senador José Miguel Inzulza declaró que en la transacción las fuerzas armadas hacían lo que querían (no hay que ser inteligente para entender que lejos de estar sometidas al poder Civil jugaban con los ministros de defensa como el gato maula con el ratón).
Si bien es condenable cualquier asesinato, y también triste cualquier muerte violenta, incluso en nombre de la guerra de clases – hecho histórico y no una ideología – son muy distintos los homenajes dirigidos a las víctimas pertenecientes a “la gente decente”, que estudió en colegios de congregaciones católicas, que a las de miles de personas y familias completas, sin apellidos conocidos, aniquilados por la dictadura. (Si no fuera por el libro de mi amigo Patricio Orellana Vargas, como también de algunos defensores de las víctimas, como el abogado Nelson Caucoto y sobre todo los familiares y unos pocos políticos, que no adhiere a la hipocresía ambiente poco sabríamos de ellos ni saquera sus nombres y pasado.)
La gente olvida con facilidad lo que ocurrió en el pasado: ningún periodista, lacayo de los millonarios medios de comunicación, recuerda estos mismos días que el ejército de ocupación, que sólo ha triunfado asesinando a chilenos pobres, lanzaba al mar a seres humanos, muchas veces vivos, y a otros se les depositaba rieles dentro de las cavidades de sus cuerpos para asegurarse de que no salieran a flote.
Los “Udiosos” siguen siendo el partido pinochetista, incluso el Presidente de la República, a quien no se le puede acusar de partidario de la dictadura, pronunció un discurso, junto a algunos traidores de la Concertación la derecha DC, en que pedían, la vuelta del tirano desde Inglaterra, y extraditado a España, como a un asesino, y más cuando se le acusa de delitos de lesa humanidad. (Se nos olvida que alcaldesa de Providencia se negó a sacar la basura de la embajada de España y Gran Bretaña hasta que vuelva el tata)
Hay que ser muy ingenuo para haber creído que los tribunales chilenos iban a juzgar a Pinochet: ya hace casi medio siglo de aquel fatídico golpe de Estado de 1973, y los miembros de la Corte Suprema de la época, negaron miles de recursos de amparo enviando a la muerte a muchos de sus conciudadanos, aún no piden perdón como correspondería normalmente a gente que pretende administrar justicia y aún creamos la estupidez de que se ha aplicado la verdad y la reparación.
En el Chile de tranzar sin parar las clases de ética son el castigo a los administrativos y dueños de Ripley o del papel confort y la cárcel para los pobres
Las Fuerzas Armadas y Orden, durante mucho tiempo han obedecido a un pacto de silencio, y ni siquiera, por compasión intentaron en el falso dialogo intentaron ponerse en los zapatos de familiares que no han podido enterrar a sus seres queridos.
En el caso de los fantasmagóricos 17 años de dictadura, Chile ha demostrado no ser un país cristiano, sino la patria de fariseos derechistas de mierda que, en el mismo día en que asesinaban a Salvador Allende, el Presidente más digno y honesto de nuestra historia, celebran cual carnaval, con champaña incluida a los militares que llevaban en camiones repletos de obreros detenidos a los Estadios Nacional y de Chile.
Responderán los “udiosos” que ya hicieron su acto de contrición – dos Padrenuestros con sus respectivas Avemarías -, que borraron de su declaración de principios alusiones al tirano – que los salvó del comunismo -. Si fuera sincero, bien por ellos, pero me permito dudar de sus intenciones cuando estúpidamente, consciente e inconscientemente, no aceptan como verdaderas y valiosas las disculpas de Gabriel Boric y su comentada camiseta de pésimo gusto, y de Marisela Santibáñez al referirse a Jaime Guzmán como “bien muerto está el perro”. Por el contrario, la UDI aplaude al diputado Urrutia cuando se refiere a los familiares de víctimas de la dictadura como “terroristas subvencionados”, y a Camila Flórez cuando alaba los crímenes del carcamal del carnicero.
Los empates, en cuanto a las dictaduras y sus crímenes, son un oficio de ociosos y fanáticos, poseedores de muy poca inteligencia. Todos los dictadores y asesinos políticos son seres condenables, pues sólo demuestran que el “hombre siempre ha sido el lobo para el hombre”, perteneciente a una especie criminal sui generis dentro de la naturaleza.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
18/01/2019