Diciembre 11, 2024

Las elites corruptas: Los casos de Chile y Estados Unidos

 

En una investigación realizada bajo los auspicios de los departamentos de ciencia política de la Universidad de California (UCLA), en Los Ángeles  y la Facultad de Economía de la Universidad de Chile en Santiago, entre los años 1971 y 1976, se analizó el proceso de desarrollo económico chileno desde su independencia en 1810 hasta el golpe militar de 1973[i]. En esta investigación se concluye que el enorme progreso y gran riqueza que Chile alcanzó entre 1829 y 1870, así como también el subdesarrollo, pobreza, injusticia y desorden social que el país experimentó en la última década del siglo 19, y las primeras siete décadas del siglo 20; se deben en gran parte a tres causas, variables o factores socioeconómicos estrechamente interconectados. Ellos son el carácter nacional dominante en la elite de turno, el funcionamiento del sistema político, y el nivel de dependencia/independencia del sistema económico.

 

 

La investigación comienza señalando que entre 1810 y 1828, el país sufrió grandes turbulencias provocadas por la guerra de independencia contra España y un muy mal comprendido liberalismo. Este periodo independentista termina con una anarquía que duró casi ocho años. Como consecuencia de este enorme cambio político, el país cayó en un aplastante nivel de pobreza y subdesarrollo que afectó a todas las clases sociales. Esta terrible y difícil situación empezó a mejorar a partir de 1829 con la llegada al poder de una nueva élite terrateniente, antiliberal, conservadora y profundamente nacionalista. La buena administración del presidente Prieto y particularmente la extraordinaria gestión de su primer ministro Diego Portales, con mucho éxito iniciaron un periodo de recuperación y muy rápido desarrollo económico. Gracias a la nueva elite nacionalista, antiliberal compenetrada de una profunda ética católica y de apoyo a los más pobres, entre 1830 y 1870, el país se desarrollo aceleradamente. Su producto nacional subió a una tasa de crecimiento per cápita promedio de 10% por año. Este rápido proceso de  desarrollo económico se extendió así por cuarenta años. Desafortunadamente para Chile, con el inicio de la administración del presidente Pérez en 1860, la situación económica del país empezó lentamente a cambiar. En su segundo periodo de cinco años, Pérez empezó a desmontar el modelo ultranacionalista y portaliano.  Expulsó de la administración pública a destacados y eficiente funcionarios previamente reclutados por un adecuado sistema de mérito y en su lugar comenzó a contratar para el servicio público a parientes y amigos, particularmente a corruptos amigos liberales. La preocupación por el bienestar de los más pobres, sufrió una drástica declinación.

 

Con el inicio de los periodos presidenciales de solo cinco años, se intensificó el cambio de una administración pública de mérito, a una administración deficiente y corrupta. Entre 1871 y 1891, como consecuencia de estos nefastos cambios, el país redujo su tasa de crecimiento a solo un 4% por año. El Presidente Balmaceda, un liberal inteligente se dio cuenta de que el país no estaba preparado para implementar el modelo liberal y trató desesperadamente de volver a un proceso de desarrollo dirigido e implementado por el estado. Su idea era revivir la república portaliana para recuperar la riqueza nacional y elevar el nivel de vida de toda la población. Desafortunadamente Balmaceda, fue derrotado por una guerra civil donde las corruptas fuerzas liberales fueron apoyadas financiera y militarmente por el Imperio Británico. Esta gran potencia hegemónica de esa época terminó por apoderarse de todo el salitre conquistado por Chile en la guerra contra Bolivia y Perú, e iniciada en 1879.

 

Después del suicidio del presidente Balmaceda en 1891, subió al poder una nueva y corrupta oligarquía de corte liberal financiada y apoyada por el Imperio Británico. Esta élite liberal se hizo inmensamente rica mientras las empresas británicas explotaban sin piedad a la clase obrera trabajando en las minas del norte. La inmensa mayoría de la población chilena, clase media, proletariado y campesinado, sufrieron un larguísimo periodo de pobreza y de injusticia extrema.

 

La devastadora catástrofe económica que sufrió Chile en la primera década del siglo 20, produjo marchas, huelgas, desorden social, y gigantescas masacres en numerosas ciudades del país. La más repugnante de todas ellas fue la masacre de Iquique. Aquí murieron más de tres mil trabajadores salitreros y sus familias. Todos ellos fueron masacrados por la corrupta oligarquía liberal que a su vez obedecía y dependía del Imperio Británico.

 

La difícil situación económica de la  inmensa mayoría asalariada, empeoró aun más con la crisis económica global que se desató entre 1910 y 1914. El sufrimiento popular se agudizo extremadamente  cuando científicos alemanes inventaron el salitre sintético a comienzos de la primera guerra mundial. Al final de esta guerra en 1918, se inició una nueva crisis económica global y esta terminó por destruir el corrupto sistema político liberal creado en Chile después de la muerte del presidente Balmaceda.  La corrupta oligarquía liberal no fue capaz de reducir o aliviar esta gigantesca tragedia. Apoyada por fuerzas militares nacionalistas, la clase media chilena subió al poder en 1920, cuando fue electo presidente Arturo Alessandri Palma. Este presidente fue derrocado en 1924 por un golpe militar de corte liberal, pero esta breve intentona liberal fue a su vez derrocada por el General Ibáñez, que gobernó por el resto de la década. Con la gran crisis económica de 1929 se inicio un nuevo periodo anárquico que eventualmente terminó por ser reprimido cuando Alessandri Palma fue elegido nuevamente presidente en 1933. Fue así como una brutal  dictadura se apoderó del país entre 1933 y 1937. El proletariado y el campesinado volvió a caer en niveles de pobreza extrema.

 

Los gobiernos de izquierda llegan al poder en Chile

 

El terrible sufrimiento de las masas populares logró la organización política del proletariado y la clase media y esta coalición permitió la elección de Pedro Aguirre Cerda, primer presidente radical, en 1938. Así los gobiernos de izquierda llegaron al poder en Chile. Estos gobiernos radicales gobernaron el país entre 1939 y 1952. Los gobiernos de clase media continuaron con un segundo gobierno del General Ibáñez, quien fue seguido por el gobierno de Jorge Alessandri y luego el gobierno demócrata cristiano de Eduardo Frei. Este periodo de gobiernos de clase media se cerró con la elección del presidente socialista Salvador Allende en 1970, y que fue derrocado en 1973.

 

En este periodo democrático de 1939 a 1973, la economía mejoró gracias a una potente intervención estatal en los procesos de desarrollo económico. Se creó un  poderoso sistema de empresas públicas dirigidas por la Corporación de Fomento a la Producción (CORFO). Dentro de este nuevo sistema intervencionista la Empresa Nacional de Electricidad (ENDESA) era la empresa pública más importante en este nuevo modelo de intervención estatal.

 

El golpe militar se dio el 11 de septiembre de 1973. La nueva dictadura militar derechista eliminó todos los avances económicos conseguidos por  cincuenta y tres años de gobiernos de clase media entre 1920 y 1973.

 

No obstante, toda esta recuperación económica, del periodo 1939- 1973 se terminó con la crisis del petróleo donde los precios de este vital elemento se fueron a las nubes. Esta subida a los precios creó una virulenta crisis económica y ella facilitó el golpe fascista que derrocó al Presidente Allende. El golpe militar se dio el 11 de septiembre de 1973. La nueva dictadura militar derechista eliminó todos los avances económicos conseguidos por  cincuenta y tres años de gobiernos de clase media entre 1920 y 1973. La dictadura militar pinochetista bajo la secreta dirección de Washington, adoptó todas las recomendaciones propuestas por la escuela neoliberal y globalizante de Chicago. Chile se convirtió así en el primer conejillo de indias que sufrió el nuevo sistema neoliberal. Se acabó la intervención del estado en la economía y se acabó el también el estado de bienestar social demócrata. La economía cayó en manos de corruptos empresarios tanto chilenos como extranjeros. El país volvió a revivir las miserias e injusticias extremas, experimentadas entre 1892 y 1920.

 

La catastrófica dictadura militar fue una bendición para una pequeña minoría de empresarios corruptos y los ricos de Chile, pero también fue una catastrófica maldición para la inmensa mayoría de la población nacional. La dictadura militar empezó a ser reemplazada por un sistema semidemocrático en 1990. Este difícil trabajo estuvo a cargo de una coalición de centro izquierda que trató gradualmente de reducir los aspectos más asquerosos y repugnantes de la revolución oligárquica de 1973. En la última década del siglo 20, gracias  a una sustancial ayuda económica de los Estados Unidos se logró un rápido crecimiento económico y ello ayudó a tratar de resolver en parte los problemas más agudos de la población chilena.

 

 

 

La investigación

 

 

La investigación realizada en la Universidad de California entre 1971 y 1976, solo analiza v el periodo 1810 – 1973. Este análisis como ya se ha señalado anteriormente propone que el desarrollo chileno depende de tres cruciales variables. Primero la calidad empresarial y ética de la elite económica del país. En segundo lugar la calidad y efectividad del sistema político nacional. En tercer y último lugar se analiza el nivel de dependencia/independencia de la economía chilena con respecto al resto del mundo y particularmente con respecto a los Estados Unidos.

 

Se argumenta que cuando la elite económica es decente, honesta y poseedora de la llamada “cultura de Hermes” (o también llamado espíritu con alta necesidad de logro y eficiencia empresarial); entonces esto se convierte en un importantísimo factor que en gran parte determina y explica la riqueza  de un país. Por el contrario cuando la élite económica sufre del llamando “síndrome Hedonista” o epicureísmo, esta elite se corrompe irremediablemente. Su único interés es gozar y disfrutar de su estatus y riquezas. Con este tipo de individuos manejando la economía, el sistema económico se debilita y corrompe. Todo esto conduce a una gigantesca y destructiva crisis económica que a su vez termina por destruir a la corrupta elite oligárquica. Esta elite es reemplazada por una nueva elite revolucionaria que asume la dirección económica del país.

 

La segunda e importante variable en explicar la riqueza o pobreza de un país, radica en la llamada “eficiencia y eficacia política”. En otras palabras esta variable o causa, tiene que ver con el grado de eficiencia que el sistema político tiene para resolver las legítimas demandas sociales. A esta variable se le denomina también “nivel de gobernabilidad”. Esta gobernabilidad depende directamente de la estructura y composición de la cultura política existente en el país.  Cuando la cultura política es homogénea, es decir, los distintos grupos políticos guían su conducta por valores comunes, similares y compartidos,  esto produce un buen gobierno. Por el contrario cuando la cultura política es heterogénea, es decir, cada grupo tiene valores distintos y antagónicos con los valores de los demás grupos; se produce el mal gobierno. Cuando hay valores comunes y compartidos por los distintos partidos políticos, en otras palabras estos tienen una ideología similar, la cooperación política entre ellos es posible. De esta forma distintos partidos políticos pueden discutir y negociar leyes y normas coherentes y bien redactadas por un congreso o parlamento donde se practica un debate civilizado. Estas leyes consensuadas son enviadas al poder ejecutivo que también posee valores culturales similares a los congresistas. De esta forma las leyes son claras y ellas pueden ser adecuadamente cumplidas e implementadas por la administración pública. También las decisiones estatales no son cuestionadas por los tribunales de justicia, ya que los jueces también comparten la cultura política homogénea existente.

 

En cambio cuando el sistema político tiene una cultura heterogénea, es decir, no hay valores básicos y comunes respetados por toda la sociedad, esta falta de comunidad de valores es reemplazada por valores particulares y excluyentes de cada grupo actuando en la lucha política. En esta lucha, el poder legislativo esta divido entre grupos antagónicos y con valores muy diferentes difíciles de reconciliar. La lucha entre grupos rivales es constante y el compromiso político es sumamente difícil y casi imposible de alcanzar, por el congreso o parlamento.   La tramitación de las leyes es sumamente lenta, y cuando ellas finalmente se promulgan son mamotretos legales en que unos artículos se contradicen con otros. Además cuando finalmente tales estatutos legales son elaborados, con frecuencias  las cortes de justicia declaran dichas leyes como inconstitucionales y su implantación se suspende indefinidamente. La tarea legislativa es así inmensamente deficiente. Con leyes imperfectas contradictorias y cuestionadas, la burocracia o administración pública no tiene una dirección o control adecuado de parte del poder ejecutivo. De esta forma la burocracia y los servicios públicos se paralizan o solo hacen los que sus jefes estiman conveniente. Con todo esto la burocracia o administración pública termina por corromperse y ella se transforma en un aparato inútil. El sistema político se tranca, no funciona y termina por colapsar. El sistema político es incapaz de producir resultados congruentes con las agudas demandas  sociales. La falta de soluciones a los graves problemas públicos terminan por alienar a la mayoría de la población y así esta cae en el camino de la rebelión.

 

La tercera gran variable que explica el proceso de desarrollo económico está conformada por lo que se llama el factor dependencia/independencia. Dependencia se produce cuando el país es colonia productora de materias primas, con mano de obra barata y para el bienestar y consumo de una gran potencia dominante. Las decisiones económicas de la colonia no se hacen  para favorecer el interés de sus habitantes. La élite política gobierna a favor de los intereses de sus patrones extranjeros, sean estas potencias regionales, multinacionales u organismos de apoyo financiero dirigidos  por una potencia mundial. Como consecuencia de esta dependencia, salen del país todos los años, una enorme cantidad de recursos económicos que van a enriquecer el poder metropolitano y naturalmente empobrece a la sociedad dependiente. La cantidad de recursos que la potencia colonial extrae del país o colonia dependiente son enormes. Las posibilidades de crecimiento económico de un país dependiente  son así sumamente escasas y nulas. Todos los años billones de dólares salen del país dependiente y estos van a enriquecer a la potencia dominante. Esto es sumamente grave ya que en el último siglo ningún país dependiente ha sido capaz de alcanzar el nivel de país económicamente desarrollado.

 

El caso chileno es en este sentido muy clarificador. Entre 1830 y 1870 cuando Chile no era colonia de nadie; tenía una alta ética empresarial y el estado funcionaba eficientemente.  El país creció a una velocidad de 10% por año. No obstante en el siglo 20, se perdieron estas tres variables del desarrollo y así el crecimiento promedio durante todo el siglo 20 fue de solamente de un 1% por año. La combinación de falta de clase empresarial dinámica, honesta y con espíritu de logro; un sistema político defectuoso e incapaz de satisfacer las demandas sociales y aplastado por el peso de la dependencia colonial; explica la pobreza de Chile y también la riqueza del país hegemónico. La experiencia del desarrollo y subdesarrollo económico experimentado por Chile en el siglo 19 y 20 puede servir para entender con mayor claridad el fenómeno que hoy día enfrenta a los Estados Unidos de América.

 

Estados Unidos y la elite WASP

 

En los Estados Unidos las tres variables o causas del deterioro socioeconómico también han estado presentes en los últimos 40 años. En efecto, la corrupta ética empresarial que los Estados Unidos tienen hoy día es radicalmente diferente a la buena ética empresarial de tipo calvinista de la llamada elite WASP (blanco, anglosajón y protestante). En un reciente artículo, el famoso politólogo y comentarista de CNN, Fareed Zakaria señala con claridad que la elite empresarial que los Estados Unidos hoy día tienen, es radicalmente diferente a la elite que gobernó el país en las ocho primeras décadas del siglo 20. La conducta de la vieja elite aristocrática estaba compenetrada y determinada por el llamado “espíritu de logro”, o también llamado “espíritu de Hermes”. En ese periodo la elite trabajaba de sol a sol, y buscaba con gran inteligencia satisfacer su imperiosa y determinante necesidad de logro y de éxito empresarial. Pero al mismo tiempo, se aseguraba que sus empleados y obreros participaran equitativamente en los beneficios obtenidos por la empresa. El bienestar social del pueblo trabajador era también un objetivo muy importante. Estos principios fueron inculcados por miles de líderes políticos y empresariales. Entre estos se destacaron el presidente Teodoro Roosevelt a comienzos del siglo 20 y luego su primo Franklin Delano Roosevelt entre 1933 y 1945. Esta misma ética de respeto y protección de los intereses de los trabajadores y sus familias siguió durante muchos años. Según Zakaria el último presidente dotado de un gran espíritu de logro y también preocupado por la justicia social fue el presidente George Bush padre. Zakaria agrega que esta preocupación por el bienestar de los ciudadanos comunes y corrientes era muy profunda en la elite WASP. Esto principalmente debido a sus creencias religiosas de tipo protestante. El obrero debía ganar un salario justo, no solo porque esto era moral y ético, sino porque el salario justo creaba la necesaria e indispensable demanda para mantener el sistema capitalista funcionando adecuadamente. En otras palabras una fuerte y constante demanda de parte de la inmensa mayoría de la población, evitaba las crisis recesivas[ii].

 

Zakaria agrega que esta preocupación por el buen trabajo y bienestar de los asalariados, hoy día no existe en la actual elite neoliberal estadounidense. Por el contrario, la nueva elite no tiene antecedentes religiosos y es solo producto del merito individual. Esta elite está conformada por individuos altamente inteligentes y esforzados. Ellos se han graduado en las mejores universidades del país, allí estudiaron con gran dedicación y luego tuvieron éxito en ser reclutados a cargos muy bien remunerados en el sector privado estadounidense. Allí la competencia es brutal y totalmente individualista y la lucha por lograr mayores y más suculentos sueldos es lo principal.  Los altos ejecutivos con groseros sueldos no tienen ninguna vergüenza en pagarse sumas multimillonarias. Ahora ellos pertenecen a 1% más rico del país y creen que todo esto es merecido debido al gran y excepcional talento que ellos tienen. Esta nueva clase de ejecutivos amorales y súper ricos también piensan que los pobres no merecen ningún tipo de compasión, pues ellos son flojos y carecen de motivaciones superiores. Los actuales y altos ejecutivos y a la vez multimillonarios trabajando en bancos, otras instituciones financieras y gigantescas multinacionales, concuerdan totalmente con las creencias del ex primer ministro británico Tony Blair. Para Blair los pobres no merecían ninguna ayuda de parte del estado pues son flojos por naturaleza, amorales, indolentes y licenciosos. Zakaria agrega que este tipo de creencias neoliberales, cosmopolitas y globalizantes, no tienen nada que ver con las creencias económicas y religiosas de la antigua elite WASP y que gobernó el destino de las empresas hasta el año 1980. La empresarios WASP se consideraban hijos del privilegio y con mucha suerte. Por lo tanto se sentían obligados a devolver a la sociedad una parte de su buena fortuna. El preocuparse de las clases trabajadoras era así un mandato ético. Esta preocupación por los pobres en parte reducía el sentido de culpa por haber heredado una gran fortuna y haber nacido en cuna de oro.

 

Una gran fortuna y un alto cargo con posición social[iii] es algo parecido al concepto de “nobleza obliga” que tenían algunos nobles europeos antes de las revoluciones americanas y francesas. La condición de privilegio hereditario imponía obligaciones y preocupaciones por el bienestar de la sociedad toda.  Era la elemental decencia el devolver a la sociedad una porción significativa de la inmensa suerte por haber nacido rico y aristócrata. La elite cumplía en parte con este mandato mediante la creación de cientos de miles de fundaciones destinadas a mejorar el estándar de vida de la sociedad.

 

Los altos ejecutivos que hoy controlan las grandes empresas estadounidenses particularmente bancos y multinacionales, carecen totalmente de este sentido de “nobleza obliga”.  Esta situación, es la causa principal que ha producido la gigantesca revolución populista que hoy día está hundiendo a toda la civilización occidental tanto en Europa como en Estados Unidos. F. Zakaria concluye su análisis de la crisis de la actual elite estadounidense, cuando señala que otro gran problema es el mal funcionamiento del sistema político estadounidense. La extrema división política e ideológica en el sistema político ha destruido la eficiencia de este sistema. No hay cooperación posible entre demócratas y republicanos y hoy se tratan como si fueran mortales enemigos. La cultura política republicana está dominada por extremistas neoliberales que creen que toda la economía debe estar en manos del sector privado. Además piensan, que el Estado y su administracion pública no debe tener ningún rol o participación en actividades que son  altamente lucrativas. Por su parte el sector que hoy domina el partido demócrata cree que estado debe recuperar el potente e importante papel que tenía antes de 1980. Empresas estatales bien administradas deben dar servicios a la población en áreas vitales tales como educación, salud, y previsión social. Hay políticos demócratas que no vacilan en señalar que se debe rápidamente avanzar hacia la estatización y socialización de grandes sectores de la economía, ya que el sector privado ha arruinado a la inmensa mayoría de la población.  Todo el cordón industrial que va desde los grandes lagos al norte y termina en el golfo de México en el sur debe ser estatizado ya que el sector privado decidió trasladar sus fabricas a distintos rincones del planeta, particularmente a Asía y México. Para el sector mayoritario del partido demócrata, la conducta del empresario estadounidense neoliberal actual, es una conducta amoral y antiamericana y por lo tanto esta conducta debe ser drásticamente eliminada. Las actuales diferencias ideológicas entre republicanos y demócratas son hoy día enormes. Por lo tanto en el congreso no se logran acuerdos bipartidistas. Las ideologías son radicalmente opuestas y esto paraliza el trabajo legislativo. Todo esto a su vez tiene un impacto negativo en el funcionamiento del aparato estatal.

 

Por su parte, Michael Lewis argumenta que el presidente Trump no cree en las tareas, funciones y objetivos que hoy tiene el sector público en la burocracia federal. Hay miles de altos cargos públicos federales que no se han llenado y toda esta actitud es fatal para el desempeño de funciones de departamentos importantes tales como el Departamento de Estado, el Ministerio de Agricultura, el Servicio Forestal, la Agencia Federal para la Energía Atómica, la NASA, Parques Nacionales, la Agencia Meteorológica, y cientos de otras instituciones públicas que prestan servicios vitales a la población. Es así como el sector público es considerado innecesario y redundante por parte de la administración Trump. La idea central es que todas estas tareas y funciones pueden ser mejor desarrolladas por el sector privado. No obstante la verdadera razón  es que con esto, los ciudadanos tendrán que pagar por estos servicios a una empresa privada. Servicios vitales como los pronósticos del tiempo, las condiciones de los aeropuertos y tantas otras funciones estatales que hoy día son servicios entregados gratis al público en general. Una vez más el lucro es el objetivo central de la administración Trump.

 

Luego Lewis agrega que el presiente Trump ha sentido una gran satisfacción en nombrar payasos ignorantes para que ocupen importantes cargos públicos. El ex gobernador de Texas, es uno de estos payasos que ni siquiera pudo recordar el nombre de los ministerios que tenía que dirigir. Toda la política anti estatal del presidente Trump está gradualmente demoliendo la estructura administrativa del gobierno federal. Se señala que si esta tendencia continúa por seis años más los Estados Unidos dejaran de poseer el excelente servicio civil federal que hoy día tienen. Con todo esto, si el presidente Trump y sus asociados tienen éxito un importantísimo instrumento de desarrollo económico dejará de funcionar y así la enorme mayoría de la población dejará de tener  esenciales servicios públicos que ha disfrutado hasta el día de hoy[iv].

 

Finalmente es necesario recordar que los Estados Unidos están sufriendo un grave caso de dependencia económica. El país pierde cientos de millones de dólares todos los años por la salida de recursos financieros destinada a pagar su deuda externa. El comercio con China es altamente deficitario. Estados Unidos importa de China cientos de billones de dólares más de lo que logra exportar a ese país. Por lo tanto, siempre tiene  un enorme déficit de balanza comercial con China. Esta es una nueva forma de dependencia, diferente a la catastrófica dependencia colonial, pero no menos dañina. De todas maneras los dólares se mueven de Estados Unidos a China. Por otro lado, muchas multinacionales estadounidenses han decidido trasladarse a Asía allí producen bienes y servicios que exportan a los Estados Unidos. Pero las ganancias de estas multinacionales se quedan en Asía o en paraísos fiscales y lo mismo pasa con los impuestos. Todos estos enormes recursos nunca vuelven a los Estados Unidos. Esto constituye un nuevo sofisticado y fatal comienzo de dependencia económica que ha estado explotando y empobreciendo a la clase media y proletaria de los Estados Unidos por los últimos cuarenta años.

 

La combinación de corrupta ética empresarial, creciente ineficiencia del sistema político y una dependencia solo favorable para las multinacionales y los multimillonarios que viven en el exterior; ha producido la aberrante riqueza de la elite globalizante, librecambista y cosmopolita. Al mismo tiempo ha producido la pobreza de la enorme mayoría de la población estadounidense. Poco más de tres millones de estadounidense conforman el 1% de la población que vive en un mundo inmensamente más lujoso y privilegiado que el que tuvieron los reyes y nobles de antaño. No obstante, toda esta aberración ética se hace aun peor cuando se descubre que la mayoría de los estadounidenses de clase media y clase proletaria han perdido el alto estándar de vida del que gozaron sus padres y abuelos. Si estas tendencias continúan la gran potencia del norte va a repetir la triste historia chilena. En Chile se tuvo prosperidad en el siglo 19 y pobreza extrema en el siglo 20. En el caso del gran coloso del norte, esta prosperidad se da en el siglo 20 y la pobreza se producirá en el siglo 21. Pero Estados Unidos no es Chile y con toda seguridad las fuerzas populares y progresistas de ese país lograran  la organización política necesaria y adecuada para terminar de una vez por todas con la terrible pesadilla neoliberal iniciada en 1980.

 

F. Duque Ph .D.

Cientista Político Puerto Montt

Diciembre 18,2018

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


[i]F. Duque The Chilean National Electric Enterprise (ENDESA) A treatise on the behavior of a public corporation in a transitional society. UCLA Los Angeles California 1978.

[ii]Fareed Zakaria “I’m not calling to revive WASP culture, just to learn from it. Today’s elites should be more aware of their privilige”. Washington Post. Dic 6, 2018

[iii]IBID

[iv] Ver Michael Lewis “The Fifth Risk” resumido en F. Zakaria G.P.S Dic 9. 2018

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