Piñera no logra aplastar el movimiento portuario. Después de haber sido interpelado por el propio Von Appen en un encuentro empresarial, el Gobierno decidió lanzarse con todo a “reestablecer el orden público” en Valparaíso. Impulsado por el espíritu “Bolsonaro” que atraviesa a la derecha hoy en día y que se ha acaracterizado por reivindicaciones explícitas de la Dictadura por parte de Renovación Nacional y por el triunfo de Van Rysselberghe en las elecciones internas de la UDI, Piñera quiso dar un golpe de efecto y retomar la agenda.
En efecto, luego de la salida del operador de Von Appen, Raúl Celis, de la dirección de la Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV), el Gobierno entró en un limbo y no logró en definitiva crear una mesa de diálogo que incorpore a las partes en conflicto. En este contexto la ofensiva represiva perseguía operar quirúrgicamente. Un ensayo de esto se pudo observar el pasado viernes con la detención de Pablo Klimpell -uno de los máximos dirigentes del movimiento- absolutamente injustificada y extendida por más de 6 horas y ocasionada por una manifiesta provocación por parte de la fuerza policial. Se trató de una operación de inteligencia para medir el grado de respuesta del movimiento.
La perspectiva del inicio de la exportación de fruta -que debió comenzar esta semana- y de la celebración del Año Nuevo en el Puerto, cuya realización se ve igualmente amenazada, obligó a acelerar las medidas de represión. El inicio de la semana con barricadas en Plaza Sotomayor -el centro político de la ciudad- sirvió como campanada para que un contingente de FFEE de Carabineros irrumpiera en el centenario local de Goñi 51, en el horario en que se esperaba hubiese el mayor número posible de trabajadores.
La operación, dirigida por el Tte. Coronel Casanueva, logró la detención de 16 compañeros los que fueron aprehendidos en medio de las habituales actividades propias de la movilización. Sin embargo, el mayor número de los movilizados logró resistir atrincherándose en el techo del inmueble.
Impotentes, los más de 200 efectivos, comenzaron a destruir las dependencias del Sindicato. La entrada y la marquesina fueron hecha añicos, las mesas, cuadros, ventanas, equipamiento de amplificación, oficinas, computadores, fueron metódicamente destruidas por esta horda desquiciada. Echaron abajo puertas, arrasaron con documentación, todo lo cual quedó registrado en el acta de entrega del inmueble suscrita por el dirigente portuario Robereto Rojas y el Coronel Casanueva.
En el momento de la firma del acuerdo, el oficial pretendió señalar la existencia de delincuentes en el interior del recinto. Sin embargo quedó manifiestamente claro que todos los que se encontraban en el inmueble eran trabajadores portuarios movilizados por sus derechos.
Determinante en la frustración de este ataque, resulta la conducta de Fuerza Portuaria de seguir adelante con la huelga contra toda adversidad. Esta determinación ha generado la simpatía de distintos sectores de la ciudad, estudiantes, trabajadores e inclusive de los vecinos y locatarios del Barrio Puerto, quienes suscribieron hace días una declaración de apoyo al movimiento. Como consecuencia de esto, los compañeros atrincherados en el local de Goñi nunca estuvieron solos. Rodeados, además, de una movilización que enfrentó a la fuerza policial y que le disputó tercamente cada centímetro de la avenida Errázuriz, desde las 17:00 y aún antes del ataque al local sindical.
Sin embargo, lo que inclinó la balanza a favor de los portuarios fue que mientras se resistía en el local de Goñi, se hizo público el paro en solidaridad de toda la zona norte de la Unión Portuaria, en repudio al ataque perpetrado por las FFEE. Finalmente, aparentemente un grupo de matones de Von Appen, arremetieron en automóvil contra manifestantes en la Plaza Sotomayor. Hubo cuatro personas atropelladas, entre ellas Daniela Lizana de RIVAL Comunicaciones y Rene Camacho de Quimantú, gravemente heridos y en este momento acaban de ingresar a urgencias. Al vehículo se le vio con protección policial ya que sus ocupantes exhibieron armas motivando la indignación de los movilizados, lo que determinó la intervención de la policía. El automóvil patente XL6857, en la foto, apareció volcado en el sector de Puntillas sin ocupantes.
Estos últimos hechos ponían de manifiesto que la represión desatada no había logrado su objetivo de aplastar al movimiento y que, por el contrario, el desborde de los matones podía poner la cosa fuera completamente de control y generar un nuevo caso Catrillanca.
Hasta altas horas de la madrugada de hoy, los 16 trabajadores portuarios permanecían detenidos, rerfirieron haber sido objeto de reiteradas golpizxas por parte del personal policial y se les imputan crímenes gravísimos, con la sola finalidad de castigar su movilización. Todas las imputaciones que se hagan sobre ellos son falsas, del momento que los que se pretende por su intermedio no es presevar otra cosa que los espurios intereses de Von Appen.
La jornada nos deja tareas importantes en este sentido y que son movilizarse por la libertad de los compañeros detenidos. Su resultado dependerá de la capacidad de los movilizados de radicalizar el movimiento y llevar tras de sí al conjunto de los trabajadores portuarios, los que hasta ahora han intervenido de forma más bien simbólica. Se hace necesario un paro nacional del sector en reivindicación de un trato laboral igual que al del resto de los trabajadores y no bajo el estatuto especial que los pone en segunda categoría sin años de servicio, vacaciones, licencias médicas, fuero, etc.
Los portuarios forman parte de los trabajadores más explotados dentro de aquél sector que realiza una labor estratégica para el proceso productivo en Chile. Un país exportador requiere intensamente de puertos eficientes y tal cosa no la puede obtener la burguesía con el régimen de superxplotación que establece el Código del Trabajo para los portuarios. Esta ubicación estratégica y la superexplotación de este sector concenttradísimo de trabajadores, son los factores que explican la explosión movilizadora de Fuerza Portuaria en Valparaíso.
Lo que hoy vivimos tuvo rasgos de levantamiento popular. La victoria de hoy contra Piñera debe aquilatarse expandiendo y radicalizando el movimiento. La derrota de Von Appen, que será la derrota del Gobierno de patrones que encabeza Piñera, será estratégica en la dinámica del movimiento obrero chileno.
Nunca más solos, todo con los portuarios: Nada con Piñera. Arriba los que luchan.