El Canciller de Piñera, don Roberto Ampuero, además de ser difamador e inventor de su propia vida varios años después de haberla vivido (ver sus libros “Nuestros años verde olivo” y “Detrás del Muro”) ha dado muestras reiteradas de su ignorancia y estulticia, transformándose así en un personaje excrementoso.
Ha roto todos sus récords al declarar ahora, reiteradamente, a propósito de las críticas nacionales e internacionales al gobierno de Piñera por ser uno de los pocos en aparecer ante la ONU como anti-inmigracionista- señalando una y otra vez que “EL DERECHO A MIGRAR NO ES UN DERECHO HUMANO”.
Con ello influyó en el pensamiento de otro insigne doctor en derecho internacional y derechos humanos, el actual Presidente de la República de Chile, cómico, cuyos chistes son reconocidos mundialmente, que, en su bienvenida oficial a Alemania, escribió en un libro oficial con su pluma y letra, nada menos que la primera estrofa del himno nazi alemán (prohibido en la Alemania post- nazi), y en la bienvenida oficial del Presidente Obama a la Casa Blanca, sin ni siquiera pedir permiso, se sentó en el sillón presidencial del Sr. Presidente de los EEUU. El Sr.Presidente de Chile, en entrevista con el Presidente Trump, otro chiste: regaló una pequeña bandera norteamericana adornada en su centro con una diminuta banderita chilena, en otro de sus actos cómicos.
El artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que ahora cumple 70 años de vida, dice textualmente, señor canciller y necesariamente experto en derecho:
1. “TODA PERSONA TIENE DERECHO A CIRCULAR LIBREMENTE Y A ELEGIR SU RESIDENCIA EN EL TERRITORIO DE UN ESTADO”.
2. “TODA PERSONA TIENE EL DERECHO A SALIR DE CUALQUIER PAÍS, INCLUSO EL PROPIO, Y A REGRESAR A SU PAÍS”.
Es lo que los expertos (¿se fueron de Cancillería a la llegada de Ampuero?) llaman “el derecho humano a migrar” o “el derecho humano de los migrantes”.
Esos mismos expertos han escrito que estos derechos universales los .
tienen las personas en relación de los grupos de los que forman parte.
Se da por sentado que los cancilleres -vengan de donde vengan, tengan el nivel educativo que tengan, hablen o no hablen inglés, sea cual sea su profesión o, como en el caso, no tengan ninguna, estén casados con quien lo estén, en este caso lo está ahora incluso con una ex embajadora dominicana en Alemania, echan una mirada a la Declaración Universal si se van a referir a ella.
Ampuero ha sido, a los pocos meses de labor, arrebatado por la ignorancia y la estulticia, y se ha puesto, además, en la cola de servicios menores de Trump, como también lo han hecho la cancillería israelí; la brasileña de Bolsonaro, la húngara (Hungría ha construido un muro anti-inmigrantes en la frontera con Serbia) y la dominicana (En República Dominicana se estudia la construcción de otro muro para impedir el ingreso de haitianos a ese país).
Dime con quien andas y te diré quién eres.
Para mayor abundamiento Ampuero y Piñera son apellidos de inmigrantes.
Piñera es un apellido portugués (del portugués Piñeira o Piñeiro).
Y Ampuero, un apellido español, cantabrio. Hay un dicho: “Cuando en Cantabria alguien nos da la lata, la turra, la brasa (el tollo decimos aquí, o cuando alguien da jugo) para quitárnoslo de encima lo mandamos a “cascarla a Ampuero”.
Los Ampuero y los Piñera son de origen inmigrante como los haitianos, o los alemanes. Emigraron de la Península Ibérica a Chile sin que nadie los llamara y sin certificados de antecedentes.