Todo piel y huesos. Ghazi Saleh, de 10 años y apenas ocho kilos de peso, respira con dificultad en una cama de hospital en Taez, ciudad del suroeste de Yemen.
Hambriento y demasiado débil para moverse, incluso para llorar, el pequeño lucha por mantener los ojos abiertos.
En el hospital Al Moudhafar, donde Ghazi está ingresado, el personal médico va de una cama a otra para examinar a los recién nacidos y a los niños que sufren malnutrición como él.
Unos médicos los pesan, otros intentan alimentarlos vía intravenosa. Sus cuerpos están demasiado debilitados para comer.
Es el caso de Ghazi, quien no ha comido bien desde hace un tiempo
, dice a la agencia de noticias Afp la enfermera Emane Ali.
En Yemen, más de 14 millones de personas están al borde de la hambruna, según la Organización de las Naciones Unidas. La mitad son niños, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Cerca de 85 mil niños habrían muerto de hambre o enfermedad entre abril de 2015 y octubre de 2018, según una estimación publicada el miércoles por Save The Children. Otros murieron en los combates que azotan este país pobre de la península arábiga.
Por cada niño muerto por bombas o disparos, docenas mueren de hambre, y esto se puede evitar
, lamentó en el comunicado Tamer Kirolos, director de Save The Children para Yemen.
Mientras la ONU intenta reactivar las negociaciones de paz en Suecia, antes de fin de año, la situación en el terreno es catastrófica para millones de niños.
Recibimos casos (parecidos al de Ghazi) todos los días, hay varios en situación extrema
, explica Sona Othman, responsable del servicio que trata a los niños malnutridos en el hospital Al Moudhafar.
El caso de Ghazi refleja el deterioro de la situación de salud en el país
, explica.
Fatima Salman, cuyo hijo sufre malnutrición, se siente cada vez más desesperada, a medida que la guerra se va alargando.
Mi marido tenía un trabajo antes de la guerra, ganaba lo suficiente para alimentarnos, pero ahora no hay nada
, asegura. Queremos que esta guerra se acabe, pero vemos que va empeorando
.
Más de tres cuartas partes de los 22 millones de habitantes de Yemen dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir.
Los yemeníes también se ven sacudidos por la caída de la economía del país, donde trabajadores del gobierno y profesores no reciben su salario desde hace meses.
Unicef estima que cerca de 4.5 millones de niños en Yemen podrían quedarse sin ir a la escuela, ya que los profesores de los centros públicos no han recibido pago desde hace casi dos años.
Más de 2 mil 500 escuelas han resultado dañadas o destruidas durante el conflicto. Otros centros se han convertido en refugios para personas desplazadas o en base de operaciones para los combatientes.
Malnutridos, sin escolarización, los niños yemeníes tienen que enfrentarse a otros peligros.
Más de 40 por ciento de las niñas están obligadas a casarse antes de los 15 años, y tres cuartas partes antes de los 18, según Unicef.
Los varones a veces son reclutados como niños soldados.
La guerra entre el gobierno de Yemen -–apoyado por una coalición militar liderada por Arabia Saudita– y los rebeldes hutíes –respaldados por Irán– ha dejado más de 10 mil muertos en operaciones bélicas desde 2015, y ha sumido al país en la peor crisis humanitaria del mundo, según la ONU.