Diciembre 6, 2024

Perú y la podredumbre de las instituciones

 

Nada más frágil que la democracia: siempre creemos que resistirá todos los embates en su contra, pero un buen día la perdemos, y pasará mucho tiempo para recuperarla.

 

La democracia no consiste solamente en votar, tampoco en los balances y contrabalances, pues es mucho más que la forma y responde, desde los romanos hasta nuestros días, a la virtud política.

 

El drama de Perú es el derrumbe de las instituciones del Estado – los Poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial -: dos asociaciones ilícitas para delinquir se han convertido en los agentes principales de esta situación de corrupción que tiene al país sumido en una crisis política sin salida a corto plazo.

 

Cuando un país no hace justicia respecto a los crímenes de la dictadura terminan las transiciones abriendo paso a los partidarios de la dictadura. Así ocurre con el Brasil de Bolsonaro, cuya frágil democracia no ajustó cuentas con el legado de la dictadura; lo mismo ha ocurrido en Perú con el fujimorismo, que en las dos últimas elecciones presidenciales estuvo a punto de triunfar la hija del dictador, Keiko Fujimori, (en 2011, contra el nacionalista Ollanta Humala, y 2915, a sólo 30.000 votos con respecto a su rival, PPK).

 

El voto por el candidato Pedro Pablo Kuczynski fue de rechazo al fujimorismo, pues PPK no era más que un lobista, vendido a Odebrecht, y tenía minoría en el Congreso y los fujimoristas se lo cobraron por medio de una vacancia mora: se salvó la primera vez al comprar los votos del hijo menor de Fujimori, Kinji, a cambio de amnistiar a su padre, pero en la segunda vez, se vio obligado a renunciar antes de que lo sacaran a puntapiés.

 

El vicepresidente Martín Vizcarra lo sucedió, esta vez apoyado por la mayoría parlamentaria fujimorista. Al poco andar se peleó con la ex candidata, Keiko Fujimori, y hoy se encuentra en una lucha sin cuartel contra el Congreso, y quiere resolver la crisis por medio de un referendo.

 

 

El Congreso, que tiene una mayoría fujimorista de más de 60  congresistas,  actualmente es rechazado por la opinión pública, por lo tanto, si el Presidente Vizcarra lo disolviera, tendría el apoyo de la ciudadanía.

 

Nada más funesto que atacar la corrupción apelando al poder judicial: en todos los casos históricos la judicialización de la política lleva, necesariamente, al triunfo de la ultraderecha y al gobierno del más ladrón y corrupto. El condenar la corrupción no significa eliminar sus raíces y, como el delito es consubstancial a la sociedad, la corrupción también lo es al poder y al dinero.

 

La política no es un asunto de ángeles, sino que trata personas corruptas. ¡Qué lejos estar dotado de virtudes con seres llenos de defectos! Como decía Maquiavelo, “matarían a su padre si estuviera de por medio el poder y el dinero”.

 

El poder es pura astucia y coerción: el gobernante tiene que tener la inteligencia del zorro  para descubrir las trampas y la fuerza del león para destruirlas. El político – decía Weber – siempre pacta con el diablo y no puede concebir su actividad como salvación.

 

El Partido Fuerza Popular está siendo investigado por el fiscal José Domingo Pérez; las acusaciones se centran en los delitos de lavado de dinero y asociación ilícita, cuya jefa y líder es Keiko Fujimori, que viene de salvarse de una detención preliminar de 10 días, y que hoy, 20 de octubre, el mismo fiscal pide prisión preventiva por 36 meses.

 

Las pruebas en ambos delitos son suficientes, pues las declaraciones de los señores Odebrecht  y Barata relatan con lujo de detalles cómo el jefe de campaña de Keiko Fujimori recibió un millón doscientos mil dólares de la caja negra de la empresa brasilera, es decir, se darían las dos condiciones pata tipificar el delito de lavado de dinero: que proceda de una actividad ilícita y que la persona que lo recibe sea conocedora de su procedencia.

 

La asociación ilícita fujimorista, con su mayoría en el Congreso, ha logrado blindar a dos presuntos miembros de otra asociación para delinquir, la de “los cuellos blancos del Puerto”, que terminó por corromper el poder judicial en ese país; entre ellos, el fiscal general, Pablo Gonzalo Chávery, descubierto en conversaciones con el otro personaje, César Hinostroza, juez supremo, jefe de la asociación para  delinquir .

 

En Perú abundan los fugitivos – el ex Presidente Alejandro Toledo y, en días recientes, el ex juez supremo, César Hinostroza, quien escapó con astucia y facilidad por la frontera norte con Ecuador, embarcándose luego a Amsterdan y, luego, a Madrid, para juntarse con su familia. Nada de tonto, Hinostroza sabía que su pasaporte diplomático sería anulado y para romper el arraigo, usó el pasaporte común a cualquier ciudadano. Viene de aparecer un video el cual demuestra que una funcionaria vinculada al fujimorismo le timbró el pasaporte haciendo caso omiso de la orden de arraigo.

 

Al parecer, Hinostroza entró legalmente a España, por consiguiente, es difícil encontrar un motivo para expulsarlo del país, sin embargo, la policía lo tomó preso y lo envió a la cárcel de Soto del Real a la espera del trámite de extradición.

 

Tanto el gobierno como el congreso peruano han incurrido en errores pueriles: el Primer Ministro  Villanueva declaró ante el congreso que el gobierno sabía de la huida de Hinostroza desde el día 6 de octubre. Posteriormente, el Presidente Vizcarra corrigió  que él sólo se había enterado el 17 de octubre. A su vez, el congreso informó a la fiscalía varios días después de la partida del juez supremo. Por su parte, el poder judicial faltó a sus deberes al no haber apelado a la detención preliminar ante sujeto tan peligroso.

 

“Piensa mal y acertarás”: cada día hay menos duda de que los delincuentes  del Consejo de la Magistratura están protegidos por el Partido Fuerza Popular: en primer lugar, por una mayoría dejaron libre de toda culpabilidad al fiscal general Pedro Gonzalo Chàvery y, a su vez, protege al ex juez supremo, César Hinestroza, que se comprobó, por la delación del empresario Antonio Camayo, que la señora “K” era Keiko Fujimori, quien muy preocupada por anular la causa de “los cocteles” buscó el apoyo del juez supremo, Hinostroza, quien presidía el Tribunal que vería la casación. Fuerza Popular estaba aterrada con el posible regreso de Hinostroza.

 

Mientras el Perú no se libre de la lacra de la corrupción de los poderes del Estado, la democracia estará en peligro de una regresión autoritaria – como podría ocurrir con el Brasil de Bolsonaro-.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

20/10/2018                       

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