Noviembre 23, 2024

Implican a Colombia, México y Chile en intento de asesinato de Nicolás Maduro

La confesión de Henrybert Enmanuel Rivas Vivas, alias "Morfeo", determina implicación de los gobiernos de Colombia, México y Chile en el magnicidio en grado de frustración contra el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, el pasado 4 de agosto del presente año, afirmó el vicepresidente de Comunicación, Cultura y Turismo, Jorge Rodríguez.

En una rueda de prensa realizada este domingo en el Palacio de Miraflores, en Caracas, donde presentó un video con la confesión de este implicado, Rodríguez indicó que funcionarios de la Cancillería colombiana así como de las embajadas de México y Chile en Venezuela participaron en la protección de este terrorista, quien fue detenido este sábado.

La aprehensión se llevó a cabo cuando alias Morfeo intentaba huir del país por el terminal de La Bandera, de la ciudad capital, luego de que fallara un plan para sacarlo a través del embajador de Chile, y también de la embajada mexicana.

Rodríguez instó a los gobiernos de estos países a aclarar por qué existen funcionarios implicados en el acto terrorista.

"Yo me pregunto si el embajador de Chile podría someterse a un polígrafo, a un detector de mentiras. Chile tiene que explicar quién era el funcionario que tenía que colaborar para que escapara este criminal. Colombia y México también tienen que explicar quiénes iban a facilitar la fuga de Morfeo", enfatizó.

También exigió al embajador chileno aclarar si el diputado Freddy Guevara, "uno de los políticos más violentos del país", que se encuentra asilado en esa embajada, sabía de la operación contra el presidente constitucional de Venezuela.

Morfeo confiesa

En el video presentado en el encuentro con los medios de comunicación, alias Morfeo aseguró que fue contactado por un hombre identificado como alias "Pico", quien lo informó que se estaba buscando personas para formar parte de una nuevo ataque contra el Gobierno del presidente Nicolás Maduro.

Los entrenamientos, dijo Rivas, comenzarían entre noviembre y diciembre de 2017. Sin embargo, iniciaron en marzo de 2018 en una finca ubicada en Chinácota, norte de Santander, en Colombia.

"Una pregunta a las autoridades colombianas que debe ser respondida es :¿No sabían que durante seis meses un grupo terroristas se estuvo entrenando en la localidad de Chinácota? Solo un gobierno forajido del presidente Juan Manuel Santos protege criminales de esta calaña", destacó el ministro Jorge Rodríguez mientras se proyectaba el vídeo.

En su confesión el criminal continuó diciendo: "En marzo, él (alias Pico) me llama de nuevo y me dijo que en una semana me iba. Me depositó un dinero en la cuenta de mi mamá. Compré efectivo y me fui a San Antonio donde me encuentro con él y cruzamos a Colombia. Allí, nos encontramos con otra persona que nos llevó a un campamento. Esa persona estaba involucrada con el golpe al Fuerte Paramacay", detalló.

Rivas indicó que durante todo este tiempo le transfirieron dinero mensualmente, mientras que él le dijo a sus familiares que estaba trabajando en Argentina.

"Duré cinco meses en el campamento. Practicamos mucho el manejo de los drones", agregó alias Morfeo.

Afirmó que, en principio, el atentado estaba previsto para el 5 de julio. Sin embargo, tras una serie de inconvenientes, se pospuso para el 4 de agosto.

"Estudiamos los mapas de Caracas. Los puntos de escape. El ataque estaba preparado para un mes antes. Nos hospedamos en el Hotel Pestana y el Montaña Suites. Duramos una semana. Estudiamos Los Próceres. Pasamos la fecha porque nos detuvieron los drones".

Seguidamente, explicó que los drones fueron armados en el hotel Altamira Village y que el segundo dron estaba cargado de un kilogramo de C4 y llevaba perdigones de plomo. Aseveró que el objetivo era detonarlo en la tarima presidencial, pero se perdió la señal por la interferencia en la zona.

Señaló que el jefe de migración Colombia estaba en conocimiento de toda la operación.

Luego del magnicidio en grado de frustración, Rivas dijo que recibió una llamada en la cual le instruían huir del país.

Durante su confesión vinculó a funcionarios de las embajadas de Chile y México, además de la Conferencia Episcopal.

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