Noviembre 22, 2024

¡Fuera Almagro !

Aunque mejor decirle ¡Almagro, Go Home ! Así, en ese idioma, porque es el único que de veras entiende a la luz de lo que ha sido su conducta al frente de la tristemente célebre Organización de Estados Americanos, la OEA.

 

 

Hoy son tal para cual. Las órdenes las dan Trump y el Pentágono. Las cumplen Almagro y algunos gobiernos de la región.

Extraño personaje este Luis Almagro a quien conocí cuando presenté cartas credenciales como embajador en Uruguay en el 2014, en tanto él se desempeñaba como Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno del Frente Amplio y del presidente José Mujica. Se le conocía como un político de izquierda y en efecto mantenía relaciones cordiales con los representantes de Cuba, Venezuela, Ecuador, Nicaragua.

En nuestro caso, a poco tiempo de asumir el cargo, me pidió participar en un acto que él organizaba en memoria de Mario García Incháustegui, el embajador cubano que en los años sesenta se había desempeñado en el Uruguay donde gozaba del aprecio de todas las fuerzas democráticas pero fue obligado a salir presionado por los golpistas. Pocos años más tarde  asumió como embajador en Chile y fue mientras estaba al frente de la representación de la Revolución Cubana en nuestro país que se produjo el golpe de Estado de septiembre del 73.

Ese golpe que, bajo el mandato de la CIA, habían orquestado El Mercurio, la Sofofa, las Fuerzas Armadas, la Corte Suprema y los partidos políticos de derecha y de centro derecha para derrocar al gobierno constitucional de Salvador Allende.

Años más tarde el diplomático habría de morir en un trágico accidente aéreo.

La idea del Canciller Almagro era rendir homenaje a él y a su familia en una ceremonia formal en Montevideo. Así se hizo y participamos junto a personalidades del Uruguay y al propio ministro organizador. Sus expresiones en favor de la Revolución Cubana no permitían duda alguna respecto de su posición política e ideológica. Todo lo que se reafirmaba en las muchas conversaciones que por ese tiempo sostuvimos con él los diversos representantes de los gobiernos progresistas de América Latina.

Pero para sorpresa de muchos habría de llegar el verdadero Almagro. Como ha sucedido con tantos otros tránsfugas, apenas nominado en la OEA apareció este nuevo y repudiable sujeto cuya expulsión del Frente Amplio del Uruguay ha sido demandada por varias de las fuerzas que lo integran.

Un Almagro comandando la OEA y que ignora todas las múltiples violaciones a los derechos humanos perpetradas por el gobierno de los EEUU de Norteamérica.

Un Almagro que no escucha los lamentos de esos pequeños niños prisioneros de Trump mientras sus padres y madres fueron expulsados tras su intento de buscar mejor destino para esos menores,

Un Almagro que haciendo coro al demencial presidente norteamericano, se pone al frente de la ofensiva fascista que propicia una intervención armada en contra del gobierno de Venezuela.

Un Almagro al que el propio presidente de su país, Tabaré Vásquez, acaba de proclamar que jamás le apoyarían si buscara ser reelegido, agregando que Almagro se ha puesto fuera del Frente Amplio de su país y que el mandatario discrepa totalmente de la verborrea guerrerista del encargado de la OEA

El mismo Almagro cuyas amenazas a Venezuela, el dirigente español José  Luis Rodríguez Zapatero califica como “insólitas”. El español dijo, desde República Dominicana donde se encontraba, que las intervenciones militares unilaterales corresponden a una doctrina “insostenible” y “arcaica” y que el continente americano tiene una experiencia “nefasta” en cuanto a esto. Agregó que era “insólito” que alguien que dirige un organismo internacional desconozca las reglas básicas de la Carta de las Naciones Unidas y de la legislación que regula el uso de la fuerza, “que sólo puede ser autorizado por el Consejo Seguridad de la ONU en una serie de supuestos“.

 

Como es sabido, el viernes 14 de septiembre desde Cúcuta, Colombia, donde es venerado por el gobierno ultrareaccionario de ese país, Almagro afirmó: “ En cuanto a intervención militar para derrocar al régimen de Nicolás Maduro creo que no debemos descartar ninguna opción”.

 

Es el mismo Almagro del que hoy sabemos de sus antecedentes cuando su desempeño en el pasado en el área de las relaciones diplomáticas, desde acusaciones por acoso sexual hasta administración irregular de fondos y otros hechos deleznables.

 

Como se ha dicho con razón, Luis Almagro es hoy  “un esperpento manejado por el imperio”. Un personaje repudiable que incita a la violencia y a la confrontación no sólo en Venezuela sino también en Nicaragua, Bolivia y hoy, muerto su amor por Cuba, se ubica también en contra de la Revolución Cubana que tanto decía admirar hace pocos años.

 

¿Qué dirá de este especímen el Canciller chileno? Sería bueno saber si seguirá sus directrices o la defensa de la dignidad de América Latina.

 

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