Diciembre 7, 2024

Memoria y resistencia: Primer encuentro regional en ex cárcel de Valparaíso

El Día sábado 1° de septiembre se efectuó el  “Primer encuentro regional por la Memoria” en la Ex Cárcel  Pública de Valparaíso. Diferentes organizaciones participantes, mediante testimonios y expresiones artísticas, dieron a conocer algunas vivencias de situaciones ocurridas tanto al interior de los campos de concentración y recintos carcelarios, como otras realizadas al exterior, que aportan a la reconstrucción del gran puzle de la Memoria y la lucha de Resistencia.

 

 

Alicia Zúñiga, a nombre de la Mesa de Cultura, Memoria y Derechos Humanos, dio la bienvenida a las y los participantes, expresando que este primer encuentro  constituye “una jornada cargada de memoria, en donde mostraremos todo lo que significó la resistencia, la contención, las expresiones artísticas que surgieron durante la dictadura, en las condiciones carcelarias. Esta muestra refleja un periodo de nuestra vida, pero que se extiende hasta hoy, en lo que significa la recuperación de la Memoria”

 

 

La actividad se inició con la proyección de un trabajo audiovisual que mostró los seis Memoriales construidos hasta el momento, en diferentes lugares de la V región, cuya imagen de la “Enredadera de la Memoria” sirve para identificar la “Ruta de la Memoria”.

Desde Santiago, compañeras  y compañeros, ex prisioneros y prisioneras políticas, que conforman el coro “Voces de Rebeldía”, estuvieron presentes en este encuentro para, junto con interpretar algunas canciones, entregar el testimonio respecto a la conformación de esta agrupación, la cual fue creada por las Prisioneras Políticas del campo de secuestro y detención de Tres Álamos.

 

 

Amelia Negrón, integrante del coro, entregó un detallado relato en donde manifestó:

“Hoy, a más de cuarenta años del golpe de estado, estamos aquí reunidas para recordar a nuestras compañeras y compañeros a los que la dictadura truncó, no solo el camino, sino sus jóvenes y hermosas vidas(…) queremos decirlo y repetirlo cada vez que sea necesario: ellos fueron torturadas y asesinados vil y cruelmente y luego, sus restos, hechos desaparecer.  No hay ni habrá consuelo para sus familiares, amigos y compañeros. Los responsables no tendrán perdón  (…) Una de las formas de expresar nuestra rebeldía, como una forma de resistir y seguir adelante fue y es cantar. Cantarles a los que ya no están, cantarle al dolor, a la injusticia, al futuro que, hagan lo que hagan y digan lo que digan, será nuestro (…)

 

El canto, en la realidad de la prisión fue memoria, hermandad, solidaridad, ternura, fuerza. Hoy, seguimos cantando para no olvidar, para no olvidarnos, para dar testimonio que sobrevivimos y que hemos hecho este camino junto a quienes no lo lograron. A ellas y a ellos los llevamos siempre vivas, siempre vivos.                                                                                                              Cantamos, porque en este país la justicia es “en la medida de lo posible”, y no lo aceptamos. Cantamos, porque no permitiremos genocidas caminando libres e impunes.                                 Cantamos, porque el grito no es bastante, ni el llanto ni la rabia.                                                      Cantamos, porque creemos en nuestro pueblo, porque venceremos la derrota, y seguiremos cantando hasta lograr toda la verdad y toda la justicia.”

 

Una pequeña mesa ubicada a un costado del escenario, a media luz, que reflejaba un café cualquiera, recibió a dos compañeras que estuvieron prisioneras en la cárcel del Buen Pastor en Valparaíso, las cuales, a través de un distendido diálogo, fueron rememorando pasajes de su permanencia al interior de este recinto carcelario. En uno de estos diálogos, Alicia expresó:

“Una de las cosas que recuerdo fue que el 11 de septiembre del año 74 todas nosotras decidimos vestirnos de negro y no hacer absolutamente nada ese día en el patio que compartíamos con las comunes, y una compañera nuestra que canta maravilloso, la Gioconda, se puso a cantar “La pericona se ha muerto…”, y bueno, obviamente que las gendarmes y las monjas se enojaron, y nos acusaron a la Fiscalía. Eso fue muy significativo, porque era una de las primeras protestas que hacíamos en esas condiciones.”

 

 

 

La otra compañera, Leslie, interviene en la conversación agregando:

“Claro, te acuerdas que había que había que hacer todo camuflado. Eran etapas recientes, no sabíamos cómo manejarnos muy bien, entonces camuflábamos. Te acuerdas que hicimos una obra de teatro: La Esmeralda. Había una comedia mexicana que se llamaba “Esmeralda, la hija del río”, y nosotras inventamos un guión y el nombre era simbólicamente recordando al barco donde torturaron a muchos compañeros…”

La primera parte de este encuentro, que se inicio alrededor de las 10,30 horas, terminó con la participación musical del “Chilote Rodríguez”, para posteriormente compartir un café, antes de continuar con la entrega de testimonios.

Durante la segunda parte de esta extensa jornada matinal, que culminó pasadas las dos de la tarde, pudimos conocer otras Memorias Resistentes. En primer lugar, la compañera Silvia Mazzella, quien estuvo prisionera en Tres Álamos nos relató:

“Quería contarles que Tres Álamos se abrió en junio de 1974 y empiezan a llegar compañeras que estaban en otros centros de tortura, especialmente provenientes de Villa Grimaldi. La mayoría pasamos por Villa Grimaldi, Cuatro Álamo y luego Tres Álamos (…) Una vez que llegan las compañeras, la primera actividad fue darse una organización, que fue una organización política. Se forma lo que se llamó El Consejo de Ancianas. A partir de esta organización política se iban organizando a las diferentes compañeras que continuaban llegando, en diferentes actividades. Allí es cuando se decide formar lo que fueron los Talleres Laborales (…) Nosotras no dejamos de militar porque estábamos detenidas, fue al revés, nuestra militancia se hizo más fuerte, con otras características, hasta el momento que fuimos liberadas algunas, expulsadas otras. Siempre hubo una visión revolucionaria al interior del campo de concentración, y que buscaba el bien común.”

Con el testimonio de Silvia, culminó la primera parte de la jornada matinal, realizándose un pequeño intermedio para compartir un café.

La segunda parte comenzó con el testimonio entregado por Miriam Espinoza, actriz y directora teatral, quien abordó el trabajo desarrollado en este plano, tanto durante el proceso de la Unidad Popular durante los años 70 al 73, como asimismo el teatro como acción resistente frente a la dictadura, con diferentes formas de expresión, en donde el teatro popular, de base, callejero, desempeñó un papel muy importante

 

 

 

Luego del testimonio entregado por Miriam, en relación el teatro como manifestación cultural y de resistencia, el Colectivo el Brasero, junto al Colectivo de Bordadoras por la Memoria, hicieron una presentación artística-testimonial conjunta, desarrollando una obra musical en donde expusieron sus testimonios a través de la música, el canto, las décimas y el relato, con una puesta en escena que definiría como una “Cantata por la Memoria y la Resistencia”.

 

Transcribo a continuación algunas de las décimas, creadas por Víctor Sanhueza, integrante del Colectivo Peña el Brasero:

“Nos hicimos resistencia/ Junto a obreros y estudiantes/ Nutrimos nuestro talante/ Y nos hicimos presencia/ Altiva desobediencia/ Junto al verso y la guitarra/ Esquivándole a las garras/ De la feroz dictadura/ Este talante perdura/ Somos sarmiento en la parra

El cantar tiene sentido/ Cuando es la voz popular/ Que se despliega al volar/ Con su trinar tan querido/ En el construyen su nido/ Los pájaros más locuaces/ La esperanza se rehace/ Se remienda la desgracia/ Y en las ramas de una acacia/ Arma el cantor sus compases

 Se canta contra el olvido/ Es decir, por la memoria/ Por conocer de la historia/ Sus giros desconocidos/ Esos que han sido torcidos/ Por escribanos letrados/ Personajes respetados/ Por la cultura oficial/ Discurso y sueldo fiscal/ Del pueblo tan alejados

 

Memoria para el mañana/ En versos y melodías/ Esperanzas y alegrías/ Al vuelo como campanas/ Cruza el cielo una proclama/ Con luminosa verdad/ Urgente necesidad/ Despojarse de egoísmos/ Orgullosos sectarismos/ Por construir unidad “

Por su parte, las Bordadoras de la Memoria intercalaron su testimonio a la música y en este relato, entre otras cosas, expresaron:

“El Colectivo Bordadoras de la Memoria somos mujeres comprometidas con la vida, los sueños, la verdad y la justicia. Bordamos la historia para mantener la memoria viva, por un futuro de respeto a los Derechos Humanos, y hoy en contra de la negación y el olvido que quiere institucionalizarse en nuestro país.

Cada hilo con los que bordamos reconstruye profundas historias de dolor, cada puntada nos devuelve las ausencias. Las Bordadoras somos mujeres comprometidas políticamente, que participamos en la conquista del gobierno popular, en defensa de sus logros para construir un mundo mejor y ante el horror del golpe de estado, fuimos resistencia en dictadura.

Somos mujeres que amamos la vida, que bordamos la esperanza con hilos de sueños, que tenemos la fragilidad de una flor ante la sonrisa de los niños, pero la fuerza de un roble ante la injusticia, y cantamos al amor arrebatado por la bestial dictadura.

Porque somos hijas, madres y abuelas defensoras de la vida, el amor, la justicia, la libertad.

¡Bordaremos hasta el cielo! “

Con la presentación de esta hermosa obra musical, poética y testimonial, finalizó la jornada matinal de este primer encuentro regional. Las y los asistentes compartieron un almuerzo de camaradería, para continuar con la jornada de la tarde.

Esta tercera parte estuvo dedicada a las actividades artístico-culturales de memoria y resistencia que se están realizando en el presente, poniendo énfasis en las manifestaciones en donde participan muchachos y muchachas de las nuevas generaciones.

 Un conjunto musical mostró sus creaciones, luego de lo cual, un grupo de estudiantes del Liceo María Luisa Bombal, a cargo de su profesora de Historia, entregaron el testimonio de la actividad realizada en su colegio, enmarcada dentro del proyecto “Embajadores de la Memoria”, que cristalizó con la realización de un Mural en homenaje a ochos compañeros y compañeras detenidas desaparecidas el año 75, el cual fue colocado afuera del establecimiento y justo en frente del Regimiento Maipo, lugar donde estuvieron detenidos  las y los compañeros que después hicieron desaparecer.

 

 

 

Miriam Pérez, profesora de Historia, contó cómo fue posible desarrollar este trabajo en el Liceo:

“Este fue un trabajo en coordinación con la Municipalidad de Valparaíso y Villa Grimaldi. Como profesora de Historia y siendo parte de una experiencia vivida en dictadura militar, pero que los chicos no tenían por qué conocer, convoqué curso por curso a niños que quisieran trabajar Memoria y Derechos Humanos y, desde ese punto de vista, aceptaron 10 niños trabajar con Villa Grimaldi y con Corporación Municipal de Valparaíso. De estos 10 niños, algunos han partido a otros Liceos. Hoy nos acompañan cuatro de estos estudiantes, Esteban, Katia, Vaitiare y Leo, quienes nos van a contar cómo vivieron ellos esto de trabajar Memoria y Derechos Humanos con Villa Grimaldi.”

 

Vaitiare se refirió a cómo decidieron trabajar el tema del proyecto, manifestando que:

“Fue un gran trabajo y una gran labor para nosotras el intentar recuperar ciertas partes de la historia, en conjunto con Villa Grimaldi y la Corporación Municipal de Valparaíso (…) Fuimos metiéndonos más en el tema, profundizando, averiguando más cosas y hubo una instancia en que viajamos a Villa Grimaldi en Santiago, estuvimos allá en una jornada, en la que conocimos muchas más historias, y de todas estas historias tuvimos que trabajar en grupos con los diferentes Liceos que fueron, y nosotras escogimos a “Los Ocho Desaparecidos de Valparaíso”

 

 

(…) Para nosotros este trabajo ha sido muy conmovedor, con muchas emociones y sentimientos encontrados entre nosotros mismos, entre nuestra familia cuando le comentábamos de los temas. Nosotros tenemos una pincelada de lo que pasó, pero hay muchos jóvenes que ni siquiera saben que esto pasó. Gracias a este proyecto pudimos enterarnos de muchas cosas, de las violaciones a los Derechos Humanos que nosotros nunca nos imaginamos. Fue un gran aprendizaje para nosotros, un gran logro el haber concretado el trabajo con un Mural afuera de nuestro Liceo”

Esteban, otro de los alumnos presentes contó acerca de las dificultades que se encontraron a nivel de los profesores cuando les plantearon el tema del proyecto que realizarían.

“El tema de cómo presentar el trabajo que realizaríamos, en la reunión de profesores, fue un poco complicado, porque tuvimos que esperar como una hora para que los profesores se calmaran y poder exponer el trabajo (…) Fue difícil exponer el tema, porque queríamos que nos dieran una opinión de cómo presentarlo, ya que la idea era colocarlo afuera, frente al Regimiento Maipo. Algunos profesores empezaron a hablar que esto nos va a marcar, esto nos va a llevar para abajo, va a arruinar el Liceo, que iban a disminuir las matrículas, se armó una gran discusión, y hubo un momento en que tuvimos que pedir silencio para que nos dejaran hablar, para que nos entendieran. Era un choque que teníamos entre alumnos y profesores, porque algunos profesores nos decían que estábamos mal, que era un error, que no teníamos que hacerlo, pero con paciencia pudimos seguir adelante y hacer este trabajo, esta pequeña Memoria que hicimos (…) A mí lo que me estimuló a trabajar en esto fue para que nunca se olvidara lo que había pasado y para que nunca más vuelva a pasar. Por eso nosotros pusimos afuera de nuestro Liceo este pequeño Mural, para que la gente se diera cuenta de lo que pasó y nunca se olvidara.”

En los testimonios entregados, la alumna Katia comentó como fue el proceso de elaboración del Mural:

“Cuando nosotras decidimos hacer un Mural empezamos a preguntarnos cómo lo íbamos a hacer. Lo primero que hicimos fue realizar un power point explicando más o menos lo que queríamos hacer, dando nuestras ideas. Al final dijimos, ya en una tabla lo colocamos afuera del Liceo. Teníamos problemas con quién escribía, cómo lo íbamos a colocar. Al final colocamos unas fotos con los ocho desaparecidos, pero atrás de ellos hay más gente, y esa gente representa a todas las personas que estás Detenidas Desaparecidas. Buscamos la información de cada uno de los ocho para saber cómo presentarlos, y nos dábamos cuenta que eran estudiantes, trabajadores con familia, y el más joven que tenía 19. Cuando lo presentamos y lo colocamos afuera teníamos miedo que lo sacaran, lo rayaran, pero hasta ahora todavía sigue allí.”

 

 

 

Por último, intervino nuevamente la profesora Miriam para agregar que:

“ Para los jóvenes fue muy emotivo el día en que presentamos el Mural a toda la comunidad educativa, porque a través de Villa Grimaldi tratamos de ubicar a alguno de los familiares y llegó una hija de uno de los Detenidos Desaparecidos, lo que fue muy impactante para los jóvenes. Nosotros veíamos la historia como muy lejana y conocer a alguien que era parte de esa historia y de ese sufrimiento fue muy conmovedor, por lo tanto los chiquillos ahí dijeron el Mural va sí o sí afuera del colegio (…) Nosotros no somos un Liceo politizado, para nada, y por lo mismo, el valor que tiene esta obra es que los niños no tuvieron miedo, y esto marca a esta generación. Nosotros que vivimos en dictadura todavía tenemos miedo, pero ellos no lo tienen, no lo heredaron, y como no tienen miedo actuaron resueltamente para colocar afuera el Mural.”

 

Continuando con el programa y como parte final del mismo, se presentó una obra de teatro llamada “Nuestra Frida”, bajo la dirección de Miriam Espinoza, que es un homenaje a todas las mujeres detenidas, secuestradas, torturadas y  desaparecidas. La puesta en escena, cargada de emociones, dolor y fuerza, conmovió en forma notoria a todas las personas que asistieron a este Primer Encuentro Regional por la Memoria y la Resistencia.

 

Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 01 septiembre 2018.

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